Aymara Guzmán Carrazana, presidenta de la OPJM, asegura que el destacamento es el lugar más importante para soñar las iniciativas más útiles y las mejores prácticas que fortalezcan la organización. Autor: Vanguardia Publicado: 21/09/2017 | 06:35 pm
Sabrosa y útil, como la escuela. Así define, parafraseando al Maestro, Aymara Guzmán Carrazana, presidenta de la Organización de Pioneros José Martí (OPJM), la etapa vivida durante los últimos siete meses por los niños, niñas y adolescentes cubanos. En ese período se ha desarrollado el Proceso Aniversario 55, que culmina este fin de semana con la Asamblea Nacional Pioneril.
Y tiene sobradas razones para usar esos calificativos, pues como ella afirma, los pioneros —más que expresar sus preocupaciones e inquietudes— propusieron cómo involucrarse, desde sus ingeniosidades, para solucionarlas y tener así una OPJM que se parezca más a ellos. «Los desafíos están en lo que han debatido y en lo que sean capaces de transmitir y cambiar en los destacamentos y colectivos, con el apoyo de la estructura adulta y con un ejercicio permanente de la autodirección pioneril y la participación».
—¿Por qué hablamos de Asamblea Nacional Pioneril y no de Congreso?
—La organización desarrolló en 1986 su Primera Asamblea Nacional cuando cumplíamos 25 años, espacio en el que se acordaron importantes decisiones como la realización, cada cinco años, de congresos pioneriles. Hasta la fecha hemos realizado cinco: en los años 1991, 1996, 2001, 2006 y 2011, lo que demuestra el crecimiento y formación de varias generaciones de cubanos que recuerdan con alegría y compromiso su paso por la OPJM.
«Cinco años después de nuestra última cita, que readecuó sus acuerdos, así como los procesos que realizaba la organización, a los objetivos del 6to. Congreso del Partido y su Primera Conferencia Nacional, se hacía necesario un encuentro como este, sobre todo cuando solo el dos por ciento de la actual membresía participó en el último Congreso pioneril.
«Entonces emprendimos el Proceso Aniversario 55, que no dejó en el olvido los acuerdos y sugerencias del 5to. Congreso de la OPJM relacionados con la doble evaluación educativa de los alumnos y la participación en las Brigadas Estudiantiles de Lucha contra el Aedes aegypti, la labor de la organización en zonas rurales y en centros educacionales mixtos, la urgencia de cómo enseñar mejor la historia de Cuba, o aquellos acuerdos vinculados con las nuevas tecnologías.
«Llegamos ahora a esta cita nacional con una organización activa, feliz y creativa, que agrupa a más de un millón de pioneros, y después de un proceso asambleario iniciado el 29 de enero pasado, que abarcó a la inmensa mayoría de los más de 50 000 destacamentos, y luego a los más de 4 600 colectivos pioneriles, para cerrar el proceso orgánico con las asambleas municipales.
«El debate a los diferentes niveles tuvo como fin generar intercambios sobre cómo perfeccionar el funcionamiento de la OPJM, para dar continuidad a su misión de contribuir a la formación integral de niños y adolescentes. Hemos opinado profundamente, como lo hicieron también la Juventud y el Partido, en un momento que ya es histórico y que nos demuestra la necesidad de participar en el proceso que da continuidad al modelo de socialismo y de nación que tendremos el deber de defender».
—¿Qué distinguió el proceso?
—Fue un proceso que no solo abarcó a la escuela, sino a otros sitios que no están en el ámbito habitual del colectivo, como hospitales, hogares maternos y de niños sin amparo familiar, círculos infantiles y escuelas de formación integral. Basado en las sugerencias y demandas de los pioneros, cada cita tuvo la oportunidad de diseñar los espacios de análisis, donde se evidenció su creatividad, iniciativas y diversidad de propuestas.
«No fueron espacios solo para expresar inquietudes, sino también para interacturar con organismos, instituciones y organizaciones que tienen responsabilidad con el trabajo de la OPJM y el quehacer de sus integrantes. Quizá por ese amplio debate se originaron más de 14 000 planteamientos. Además, se realizaron acciones de formación ciudadana, medioambiental y laboral, históricas, deportivas, culturales y recreativas, en las cuales los pioneros aprendieron habilidades y buenas prácticas para crear y crecer».
—¿Sobre qué versan los principales planteamientos?
—Haciendo un resumen de lo mucho en lo que han insistido en los análisis desde el nivel de base, podemos asegurar que están relacionados con el estudio, hecho que ha de convertirse en acto cotidiano de los pioneros; con la enseñanza de la historia de Cuba y la forma de cautivarlos con ella, y con la formación vocacional y orientación profesional, que exige de mayor acompañamiento de organismos y centros cercanos a la escuela. Y en sentido general, han hecho referencia a proyectos de vida, preparación para el futuro y al quehacer de la OPJM, sin dejar a un lado su compromiso con el futuro de la Revolución.
—¿Y el tema de la recreación?
—También fue muy debatido, sobre todo la no existencia de músicos que hoy compongan para adolescentes, y la necesidad de espacios de acuerdo con sus edades, donde este sector pueda divertirse, pues para otros existen, aunque no sea en toda su plenitud. Por ello tenemos el reto de contribuir entre todos a que nazcan nuevas maneras de recrearse aprendiendo, cultivar el buen gusto, el apego a lo que los identifica como cubanos y conseguir que la escuela sea el centro cultural más importante de la comunidad.
«Estos y los temas anteriores han sido analizados con organismos, entidades y ministerios en busca de soluciones, y se utilizarán para fortalecer nuestro trabajo a todos los niveles. Tenemos propuestas concretas, que las analizaremos en la Asamblea, y otros reclamos se resolverán paulatinamente. Estamos seguros de que muchos de los temas volverán al debate este fin de semana».
—La constitución de las presidencias municipales de pioneros, que incluyen a niños y adolescentes en su dirección, es uno de los últimos cambios de la OPJM. ¿Cuál ha sido su aporte?
—La experiencia tiene dos cursos de implementación, por eso el alcance ha sido limitado. Esas estructuras están conformadas por presidentes o jefes de colectivo de cada escuela y una selección de guías destacados. Además, se invita a pioneros moncadistas. Tienen como objetivo, al igual que sucede en las presidencias o consejos de colectivos que tenemos en cada una de las escuelas, fortalecer la autodirección, la creación y participación colectiva.
«En algunos lugares no se ha comprendido bien ese fin y estamos atendiendo particularmente cómo rectificar. En ese escenario se promueven procesos e intercambios que si no se acompañan u orientan debidamente, la huella es negativa. La idea es que los pioneros aprendan de la dirección colectiva, que discutan cuando hay algo mal, que aporten, y que desde su participación contribuyan a mejorar todo lo que se hace por su formación integral, a partir de las condiciones de cada lugar.
«Al integrar las presidencias pueden participar en actividades que se realizan en otras escuelas que no sean las de ellos. Asimismo, deben conocer de la marcha de procesos económicos, sociales, culturales y otros, por medio del intercambio con autoridades en cada municipio. Es una forma de incorporarlos a los procesos de dirección y formación que en edades futuras vivirán como miembros de otras organizaciones estudiantiles y de masas».
—¿Cuáles son los resultados de la fusión de los movimientos pioneriles en el de Exploradores?
—No se ha logrado del todo. Estamos hablando de ocho movimientos en uno, y el tema radica en la interpretación y aplicación de esa fusión, pues hay lugares donde solo se ve como el momento de las competencias y acampadas. Además, mientras los guías del movimiento planifiquen actividades que no ven como propias del proceso docente, no es posible su integración.
«La diversidad en actividades que aporta el movimiento, por medio del cual se inculca el amor a la naturaleza y a la Patria, permite abarcar objetivos que tenían por separado movimientos como el de aficionados al arte, creadores, deportivo; de recuperadores de materias primas, monitores, de acción social. Por eso tiene que ser suficientemente aprovechado, ya que brinda amplias posibilidades en la formación de valores y en la preparación para enfrentar la vida de manera edificante y útil».
—¿Por qué la mayoría de las asambleas de destacamento no son un espacio real de debate de los pioneros?
—El problema no siempre radica en los pioneros, sino en los guías, quienes la mayoría de las veces no los dejan hacer o hablar. Entre los niños y adolescentes se debate, se intercambia, se promueven iniciativas…, los adultos somos los que no ponemos todo el interés que debiéramos por saber cómo piensan, qué les gusta y qué necesitan. Por otro lado, se proponen temas que pueden discutir los pioneros, pero si no son conducidos y acompañados, no se logra el objetivo.
«No podemos olvidar que el destacamento es el lugar más importante para idear, planificar, inventar, soñar las actividades, las iniciativas más útiles y las mejores prácticas que fortalezcan a la organización. Es allí donde debemos fortalecer la autodirección pioneril y la participación, para que respondan a los derechos que tienen los pioneros a expresarse y a tener un papel activo en la vida familiar, escolar, en la comunidad, y en la toma de decisiones».