Hay un debate sobre Cuba en los grandes medios de comunicación. Se debate si el bloqueo debe mantenerse o no, o sobre la estrategia correcta para llevar a la Isla hacia el capitalismo pero hay unanimidad en que ese debe ser el rumbo. Idéntico «debate» ocurre sobre los procesos que se han propuesto el socialismo como horizonte en América Latina.
Acerca de Oriente Medio, también se «discute» el modo en que Al Assad debe abandonar el poder, o sobre la manera más efectiva de consagrar los setenta años de despojo al pueblo palestino de su territorio; mientras, en Europa, la manera de enfrentar la «amenaza rusa» tiene respuestas con más sanciones o más OTAN pero nunca se mira tras el grado de veracidad de la tal amenaza.
La Revolución cubana es, en esa prensa, anacrónica, un remedo de la Guerra Fría y el conflicto Este-Oeste, cuando la razón de su existencia es el enfrentamiento al imperialismo norteamericano y lo que ha representado y representa en la principal confrontación de nuestra época: la Norte-Sur.
Sacar la Revolución del horizonte fue parte de la operación ideológica mediante la cual se impuso la hegemonía neoliberal que tuvo su momento de oro tras la desaparición de la URSS. Las industrias culturales y los medios de comunicación han sido las claves para esa trepanación del pensamiento colectivo que impuso un «síndrome de la soledad» a cualquier resistencia para luego convertir los símbolos de la resistencia en parte de la publicidad comercial.
Iniciado el nuevo siglo, el ascenso al poder de fuerzas que desafiaron la unipolaridad impuesta por la potencia vencedora en la Guerra Fría ha permitido la emergencia de medios de comunicación —sobre todo televisiones— que han constituido una alternativa y han dado voz a movimientos, líderes y procesos que —de no existir estos nuevos medios— hubieran permanecido ausentes de las pantallas internacionales.
A TeleSUR, nacida en 2005 por iniciativa de los Presidentes Hugo Chávez y Fidel Castro que unió en un proyecto multinacional además de Venezuela y Cuba, a Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador y posteriormente Uruguay y Nicaragua con transmisión en inglés desde 2014, se incorporaron Russia Today (propiedad del estado ruso y fundada en 2005, transmite en inglés, español, árabe, francés); CCTV (transmite en inglés desde 2000, en francés y español desde 2007 y árabe y ruso desde 2009); Press TV e HispanTV (sendas señales en inglés y español de la televisión pública iraní) y más recientemente el canal panárabe Al Mayadeen (nacido en 2012 con sede central en el Líbano) que emite en árabe y español.
La contrarreforma que está impulsando Washington en Latinoamérica pone ahora en la mira a Telesur. Como si necesitara resaltar cuán importante es el canal multinacional con sede en Venezuela, el nuevo presidente argentino Mauricio Macri ya lo colocó entre los primeros blancos de sus reversiones y es muy probable que la nueva Asamblea Nacional que inicia su golpe parlamentario contra el gobierno bolivartiano en Caracas intente legislar en el mismo sentido.
Pero, a diferencia de cuando surgió Telesur, hoy existe un tejido global de medios antihegemónicos cuyas alianzas aportan contenido a la lucha antimperialista, como las respectivas coproducciones de Telesur con RT y Al Mayadeen.
Al Mayadeen acaba de iniciar un espacio conjunto con Cubavisión internacional, para con el nombre de Reflexiones profundizar en la actualidad internacional, a la vez que rinde tributo a los textos que bajo ese título publicó Fidel. El tema del primer programa —transmitido en árabe y español— no ha podido ser más oportuno: La Revolución.
Con la conducción de los periodistas Arleen Rodríguez y Kamal Kalaf y la participación del Presidente de Al Mayadeen, el periodista Ghassan Ben Jeddou, el héroe antiterrorista cubano Ramón Labañino, Kenia Serrano, Presidenta del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, y el Viceministro de Cultura cubano Fernando Rojas, se centraron en las «revoluciones verdaderas y ficticias, cómo desentrañarlas» En un diálogo entre Latinoamérica —donde, palabras del Che que parecen resonar hoy ante las recientes derrotas, «no hay más cambios que hacer: o revolución socialista o caricatura de revolución»— y el Oriente Medio, en que los grandes medios de comunicación se ocuparon hace pocos años de vendernos como revoluciones lo que terminó sirviendo a la dominación imperialista en busca de mayor control energético y financiero, como los correos recientemente desclasificados de Hillary Clinton han revelado.
Es que al imperialismo, y sus servidores, los articula el dinero y a quienes los confrontan, la solidaridad antimperialista. Gracias a Cubavisión internacional y Al Mayadeen por intentar demostrarlo.
(Tomado de Al Mayadeen)