La administración de Dwight Eisenhower declaró el 19 de octubre de 1960 un «embargo» a las exportaciones de Estados Unidos a Cuba, con el fin de paralizar el país, con el cual se inicio el bloqueo vigente, recuerda este lunes Granma.
Tras esa orden el Departamento de Comercio norteamericano enmendó las regulaciones de exportación, y orientó controles estrictos y totales que establecieran la prohibición sobre las exportaciones a Cuba, excepto ciertos alimentos y suministros médicos, señala el diario.
Asimismo, en ese momento el embajador estadounidense en Cuba, Phillip Bonsal, fue llamado a Washington para un prolongado periodo de consultas, en tanto el portavoz del Departamento de Estado, Joseph Reap, informó que no había sido designada ninguna otra persona para reemplazarlo.
Asevera la publicación que se concretaba así el proceso de agresiones económicas y subversión que «desde los primeros meses del triunfo de la Revolución» el gobierno norteamericano había mantenido contra Cuba.
Recuerda que una nota diplomática, suscrita por la misión de Estados Unidos en Cuba, el 21 de octubre de 1960, expresaba que la Embajada había recibido informes de que se había pintado la bandera de Estados Unidos en el fuselaje de cinco o seis aeroplanos en la base aérea de San Antonio de los Baños.
Además significaba que en esa base no había aeronaves de Estados Unidos y ninguna nave aérea estaba autorizada para ostentar la bandera de ese país como parte de sus distintivos.
A esta nota el gobierno revolucionario expresó su repudio y rechazo desde el respeto que hipócritamente se ofrece en sus líneas iniciales, hasta la irrespetuosidad con que se pretende legitimar, la acción delincuencial del espionaje, al referirse a informes que esa Embajada dice haber obtenido de una base militar cubana.
Granma recuerda el debate sostenido en días posteriores entre los candidatos a la presidencia estadounidense Richard Nixon y John F. Kennedy, durante el cual Nixon se solidarizó con el «embargo» y respaldó la propuesta de repetir aquí la Operación Guatemala, que provocó el derrocamiento del presidente Jacobo Árbenz.
Ante tal postura el gobierno revolucionario dispuso la nacionalización de 166 empresas pertenecientes a personas o firmas norteamericanas, señala.
Esta nueva medida revolucionaria correspondía a la necesidad de responder a la agresiva disposición de un bloqueo general a las exportaciones norteamericanas a Cuba, dirigida al estrangulamiento de la economía cubana, acotó.
Destaca que se cumplían de esta forma las palabras del líder histórico de la Revolución, Fidel Castro, pronunciadas el 15 de octubre de 1960: «Si a nosotros nos siguen las agresiones económicas, nosotros seguimos nacionalizando empresas norteamericanas, de acuerdo con aquella legislación».