Casas de visitas y otros inmuebles que hasta hace unos meses eran alojamientos propios de organismos y entidades, la mayoría de estos para dar albergue por cuestiones de trabajo, ahora están abiertos a todo el público, en La Habana y en el resto de las provincias. Autor: Roberto Ruiz Espinosa Publicado: 21/09/2017 | 06:04 pm
Tal vez sean hoy la opción más práctica, accesible y rápida para sacar a la familia de casa dos o tres días, «cambiar de aire», liberar por unas jornadas a quienes están a cargo de la cocina, «solear» a los abuelos, o que los pequeños corran libres y se diviertan en una piscina.
También es propicia para amores nuevos; o viejos que se renuevan y fortalecen. O para grupos de amigos que quieren encontrarse y celebrar sin que nadie tenga que ocuparse del duro papel que le toca al hogar anfitrión.
Para nadie es un secreto que salir un rato del trajín cotidiano, del fogón, del fregadero, de la limpieza de casa... o del estrés del trabajo sin invertir mucho/demasiado de nuestro escaso dinero, se agradece.
Casas de visitas y otros inmuebles que hasta hace unos meses eran alojamientos propios de organismos y entidades, la mayoría de estos para dar albergue por cuestiones de trabajo, ahora están abiertos a todo el público, en La Habana y en el resto de las provincias.
Con un confort de aceptable a bueno, sus precios están entre los menos caros del país si se comparan con las instalaciones turísticas tradicionales —estatales y mixtas— y los hospedajes del cuentapropismo.
Campistas. Foto: Roberto Ruiz.
Es verdad que está el Campismo, pero ya este exige mayor planificación de nuestro tiempo, incluido un desplazamiento de decenas o cientos de kilómetros —si vivimos en la ciudad—, y complicadas gestiones de reservación, al menos en el verano, cuando a veces resultan infructuosas por la alta demanda a que obliga la cada vez más dura canícula de la temporada estival.
Villa Cristal, en La Coronela, como a un kilómetro en línea recta entrando por el restaurante El Pedregal, al oeste pasando La Muñeca. Algo apretada, pero con una buena piscina, se ha convertido en un lugar muy demandando por empresas para hospedar a su personal de otras provincias. Su segundo administrador, Yosbán Hernández, indica a JR que están abiertos para todo el público desde septiembre de 2014, pues en el verano se reservaron para el plan vacacional del Ministerio de Educación. Foto: Roberto Ruiz.
Estos no. Muchos son establecimientos dentro de las ciudades o en su periferia, y por ahora no tienen excesiva demanda. Si a usted «le cayó» algún dinerito extra o planificó una salida, solo debe moverse unos pocos kilómetros. Y listo. A desconectar.
Bueno, tampoco hay que exagerar. Para llegar a algunos es difícil si no se domina la barriada. Los reporteros de JR debieron dar vueltas y vueltas en las afueras de la capital para encontrar los alojamientos que visitaron. Son más fáciles de ubicar por quienes viven o laboran cerca. Pero eso es algo transitorio: hasta que se conozcan más; mientras corre la voz.
Tampoco son «un regalo», al menos para los trabajadores estatales que viven exclusivamente del salario. Si lo tira contra la paga «pura y dura» y no cuenta los «extricas» que caen con mayor o menor frecuencia a la familia, el descanso cuesta.
Por estos días, en La Habana la Empresa Provincial de Alojamiento ofrece el precio de 70 pesos diarios para hospedaje. La cama individual entonces sale a 70 pesos la noche, y la doble (matrimonial) a 140.
Las tres alimentaciones básicas del día (desayuno, almuerzo y comida) pueden cubrirse con otros 70 pesos «por cabeza»... en teoría, porque si usted está de paseo familiar o de días de romance, va a comer y tomar un poquito más.
La villa Chikola, del Wajay (específicamente en el Chico, a unos 300 metros carretera adentro, al traspasar el arco que identifica ese asentamiento poblacional), dispone de 11 habitaciones, entre las matrimoniales y otras con tres capacidades. Yoslaisy Guanche Hernández, jefa de alojamiento de la instalación, señala que desde hace más de un año están abiertos a todo el público, y actualmente se capitalizan para ofrecer un servicio de excelencia. Con una piscina tradicional, de las profundas, con trampolín, es especial para los jóvenes. Foto: Roberto Ruiz.
Los precios de restaurante y cafetería que hay en estos alojamientos son los que rigen para lo que llamamos «cadena» de la gastronomía. Una ración a base de cerdo se le puede montar en 30 pesos y algo. A eso agréguele las meriendas y el escancio de algunos «lagartos» fríos, o cocteles o rones.
Sin embargo, vale la pena darse el gustico, al menos una o dos veces al año. Estos reporteros creen que en ningún otro lugar usted va a conseguir, sin gastar exorbitantes cifras («lujo» que muy pocos nos podemos dar), un lugar agradable, con garantía completa de hospedaje, seguridad, corrección, higiene, respeto, buen trato...
Yaimí, huésped en Villa Kuquine (a la derecha frente al dependiente), declara a JR que la familia está allí para celebrar un cumpleaños. Se enteraron de la posibilidad por el comentario de unos amigos. «Aquí todo está bien. ¿El restaurante? Le damos cien puntos». Foto: Roberto Ruiz.
Hasta hoy, en estos establecimientos casi todo parece bien. Las opiniones de los clientes son positivas. Aunque no puede descartarse que pasada la novedad lleguen las insatisfacciones. Quizá ya las hay. No es que seamos pesimistas, pero la calidad en los servicios es una asignatura que no acabamos de aprobar.
Aunque no debiera ser así. A partir de lo observado por JR, es de esperar, según la lógica para este servicio, que a medida que pase el tiempo y las ganancias crezcan y se acumulen, se invierta más en su infraestructura, confort y oferta.
En la carretera del Guatao, a unas cuadras del antiguo autocine de la autopista Novia del Mediodía, funciona desde hace más de un año Villa Kuquine —que fue finca del dictador Fulgencio Batista—. Dispone de amplios espacios, alto confort y un mobiliario de época que se ha ido adquiriendo y que poco a poco le va dando mayor exclusividad. Anteriormente sede de un politécnico, sigue en restauración, pero la villa es única (porque no cuesta tan caro) para descansar, leer un libro y pasar un buen rato en la «alcoba», aunque a los baños de las habitaciones aún les falta ese extra que tienen la construcción y el mobiliario. La piscina es magnífica para los niños. Tal vez puede ganar más en excelencia si estiliza la colección de aves domésticas que muestra, combinando lo mejor del aviario autóctono con algo del exótico. Su administrador, Darío Rodríguez, dice que es el establecimiento emblemático de la Empresa Provincial de Alojamiento de La Habana. No lo dudamos. Los invitamos a ir allí. Foto: Roberto Ruiz.
Por ahora, lo menos grato, según nos dijeron algunos clientes, es que no hay productos lácteos para el desayuno, lo cual no es bueno para los niños ni para los ancianos. También, según nos comentaron algunos trabajadores, en ocasiones el abastecimiento de la empresa se pone tenso.
Sin embargo, consideramos justo respaldar esta alternativa de descanso, relax, distracción relativamente cercana y asequible. No es nuestro propósito hacer publicidad a las empresas a las que se les dio el encargo. Solo queremos promover entre los lectores —es decir, la población— esta posibilidad.
Portales del paseo
La Empresa Provincial de Alojamiento (EPA) de La Habana está a cargo de un grupo de inmuebles que les fueron transferidos por organismos y entidades, a fin de que se pusieran al servicio de todo el público.
Están destinados para compatriotas de otras provincias que deben viajar por cuestiones laborales y pagan con sus dietas oficiales; para otros que llegan por motivos personales o en tránsito; para familiares de quienes vienen a consulta médica o tratamiento; para organismos que contratan hospedaje o servicios; para el sosiego general de la ciudadanía... En fin, para quien lo necesite.
Algunos están especializados en alojamientos de trabajo, otros son más para el ocio, con zonas de recreo. Funcionan en moneda CUP, aunque también puede haber algunos surtidos que se expenden en CUC o su equivalente en CUP.
Foto: Roberto Ruiz.
Niurka Chiroles Cadet es la subdirectora comercial de la EPA-Habana; sus oficinas están en el Buró de Reservación de la empresa, sita en Paseo, entre 19 y 21, Vedado, en el motel Portales de Paseo, que gestiona el alojamiento para los interesados en esta opción, aunque también puede conseguirse hospedaje en las mismas instalaciones en oferta.
—¿Cuántos inmuebles está gestionando la EPA?
—En junio de 2012 la empresa, subordinada al Consejo de la Administración Provincial del Poder Popular, contaba solo con cuatro villas, una casa en la playa y una instalación extrahotelera para personas naturales y jurídicas. A partir de julio de 2014, con la entrada en vigor del Acuerdo del Consejo de Ministros No. 7561, un grupo de inmuebles de organismos han ido pasando a nosotros y ya suman 31 edificaciones.
«La EPA está diseñada para brindar alojamiento turístico y no turístico a quienes lo soliciten. Hay instalaciones para funciones de trabajo, y también, las que están cercanas a hospitales, para hospedar a familiares de pacientes.
«Estamos preparados, además, para actividades de alimentación y recreación sin hospedaje, como es el acceso a piscinas o el arrendamiento de locales para celebración de quinces y bodas».
—¿Están en condiciones de brindar un buen servicio?
—El Consejo de Dirección de la empresa se ha capacitado para esta tarea, pero nuestro mayor potencial está en nuestros trabajadores. Aún no tenemos la preparación óptima; sin embargo estamos aprendiendo y esforzándonos por satisfacer al máximo a los clientes. La dirección de Recursos Humanos tiene un fuerte plan de capacitación en función de mantener y mejorar la calidad de los servicios que ofrecemos en cada lugar».
—¿Cómo aplican las tarifas?
—Depende de la instalación, del número de camas que haya en cada habitación, y la alimentación en los restaurantes es a la carta, con los mismos precios que aplican los del Ministerio de Comercio Interior.
Alojamiento de ruta
En la reunión ampliada del Consejo de Ministros de octubre de 2011 se aprobó la política para estudiar nuevas formas organizativas a fin de aprovechar mejor el servicio de alojamiento en instituciones estatales.
Según reseñaba entonces el periódico Granma, durante el encuentro se «conoció que el desarrollo desordenado del hospedaje en estos centros generó, entre otras deficiencias, resultados económicos desfavorables».
La política aprobada, que daba cumplimiento a los Lineamientos 265 y 298 del VI Congreso del Partido, abría el camino para disponer de «un sistema de alojamiento basado en la existencia de hoteles, moteles, centros turísticos u otras categorías de albergamiento, que funcionen bajo los principios de pago sin subsidios por los usuarios».
Tras la etapa de evaluación y diagnóstico —práctica científico-metodológica que ha aplicado el Gobierno para el proceso de actualización—, en septiembre de 2013 se aprobó la política en sí «para el mejor empleo de las casas de visita y otras capacidades de este tipo existentes en el país», publicaba en esa ocasión Granma.
Se anunció que se conformaría «un sistema de alojamiento y recreación que deberá funcionar bajo el principio de pago por los clientes, a partir de asignaciones financieras o con recursos personales.
«Los precios en estas instalaciones —se planteaba en esa reunión del Consejo de Ministros— no serán subsidiados, dependerán de la categoría de las mismas y asegurarán que las organizaciones empresariales obtengan las utilidades que permitan su sostenibilidad y desarrollo».
El principal diario nacional informaba, además, que de «manera paulatina, una parte importante de estas instalaciones se destinará para su empleo como viviendas. Ellas serán asignadas por los Consejos de la Administración Provinciales y Municipales, priorizando los albergados permanentes que vivan allí desde hace varios años, familias residentes en albergues por la pérdida total de su vivienda y casos sociales críticos».
En junio de 2014, el Ministerio de Comercio Interior (Mincin) emitió la Resolución No. 137 de ese año, Reglamento del sistema de alojamiento en casas, hoteles y otros inmuebles, con el objetivo de «establecer las normas generales» para su funcionamiento, tanto para los pertenecientes a los órganos locales del Poder Popular como para otros.
La normativa dictó que los «establecimientos que pertenecen a este Sistema, brindan servicio de alojamiento a personas que se hospeden con fines de trabajo, descanso y recreación».
La resolución ordenó que los precios fueran «en pesos cubanos (CUP), con excepción de aquellos autorizados por el Ministerio del Comercio Interior, que se establezcan en pesos convertibles (CUC) o en ambas monedas».
También en junio de 2014, el Ministerio de Finanzas y Precios (MFP) emitió la Resolución 268, relativa a los precios y tarifas de los servicios, los cuales, indicaba: deben cubrir todos sus «costos, gastos y compromisos tributarios».
El MFP facultó a los consejos de la Administración de las asambleas provinciales del Poder Popular y del municipio especial Isla de la Juventud, a aprobar las tarifas de alojamiento en CUP y CUC de las instalaciones subordinadas a ellos.
También les dio la prerrogativa a los directores de las empresas que brindan esta nueva alternativa, de aprobar los precios en CUP y CUC de los servicios opcionales que ofertan, aclarando, no obstante, que los precios en CUC se forman según lo establecido por ese Ministerio.
El MFP, normó, además, que los precios y tarifas de alojamiento y servicios opcionales se deben formar según «la categoría de los establecimientos y tomando en cuenta el comportamiento de sus similares en el mercado, así como la correlación entre la oferta y la demanda, sin que generen subsidio».
¿Cómo hospedarse?
Las reservaciones en este Sistema de alojamiento en casas, hoteles y otros inmuebles pueden efectuarse por la ciudadanía y por las personas jurídicas (como empresas y entidades) en los buroes de reservación provinciales o del municipio especial Isla de la Juventud (en los cuales pueden efectuar reservaciones hacia otras provincias) y en las mismas unidades.
La ciudadanía puede realizar reservaciones con un máximo de 30 días de antelación a la fecha de arribo al alojamiento. Foto: Roberto Ruiz.
En estos buroes se ofrece información sobre las capacidades de alojamiento disponibles, las tarifas, los horarios de entrada y salida, las cancelaciones y sobre otros servicios que se brindan en el establecimiento.
La ciudadanía puede realizar reservaciones con un máximo de 30 días de antelación a la fecha de arribo al alojamiento, y debe pagar en el momento en que esta se efectúa, cuando deben entregarle un comprobante de pago.
Las empresas y entidades que aún no están familiarizadas con este sistema deben saber que las personas jurídicas efectúan las reservaciones, preferiblemente, a través de contratos concertados con la entidad a la que se subordina el establecimiento de alojamiento, y en los que se plasman los términos y condiciones de pago.
Las personas jurídicas deben conocer, además, que pueden realizar las reservaciones en cualquier fecha con antelación al arribo al establecimiento, sin límite máximo de tiempo.
Tipo y categoría
Los establecimientos de este Sistema de alojamiento se clasifican, por su tipo, en hotel (H), aparthotel (A), villa (V), motel (M), casa de alojamiento (C) y casa de tránsito (CT).
En las casas de alojamiento se ofrece el servicio por un período no inferior a una pernoctación. Las casas de tránsito son las instalaciones donde el hospedaje se brinda y se cobra por las horas que el cliente solicite, sin tener necesariamente que realizar una pernoctación.
Por categoría, la de mayor exigencia —la de primera— se reserva para hoteles, moteles, villas, aparthoteles y casas de alojamiento; y la segunda categoría corresponderá a los establecimientos con condiciones de casas de tránsito.
Reseñas de la Resolución No. 137, de 16 de junio de 2014, de la titular del Mincin, en Gaceta Oficial Extraordinaria No. 32. de 15 de julio de 2014