En los puntos de distribución los cilindros de gas licuado ya se vendían este viernes de manera liberada y según las nuevas tarifas. Autor: Calixto N. Llanes Publicado: 21/09/2017 | 05:53 pm
La reducción en un 15,4 por ciento en el precio del llenado de la balita de gas licuado de diez kilogramos es percibido como un ligero alivio por la población entrevistada por Juventud Rebelde, ayer en la mañana, en algunos puntos de venta de La Habana.
Consideran que aún es un precio prohibitivo para la mayoría de las familias cuyos únicos ingresos provienen del salario.
En realidad, no había mucha gente o «casi ninguna»: una o dos personas en cada punto. Tal vez, porque era viernes de trabajo o porque todo el mundo se levantó «desayunándose» con la noticia de que la información brindada a inicios de julio en la Asamblea Nacional entró en vigor este 1ro. de agosto.
Como se conoció entonces, ahora el llenado de la balita de gas en venta liberada en los lugares del país donde existe esta oferta —la provincia de La Habana, la ciudad de Santiago de Cuba y el municipio especial Isla de la Juventud— bajó de 130 a 110 pesos, y el alquiler de los cilindros, de 500 a 400 pesos.
La noticia está «caliente», quizá aún no se ha terminado de «digerir». Habrá que esperar unos días para valorar el verdadero impacto de esta medida en la opinión pública y en las estadísticas de las empresas del gas en los tres territorios.
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Yaser Ricardo Fernández es el técnico de distribución de gas licuado («el dependiente», en buen cubano) del punto de venta Poey II (No. 12011), uno de los que más vende en el municipio de Arroyo Naranjo, según afirma él.
Como el resto de sus colegas en la provincia, desde que el vicepresidente del Consejo de Ministros, Marino Murillo, anunció la medida en la Asamblea Nacional, hasta su puesta en vigor ayer, ha tenido la oportunidad de escuchar e intercambiar con la población acerca del tema a lo largo de un mes.
«No es lo que ellos esperaban, pero están contentos. Son 20 pesos menos, y eso les gusta a mis clientes», afirma Yaser.
Roberto Lazo Crespo aún no había leído el periódico Granma cuando se encontró con JR en el punto de venta No. 12027 de Víbora Park, en Arroyo Naranjo.
Conoció de la rebaja en ese momento, cuando fue con su pequeña nieta hasta el punto de gas para averiguar si ya estaban dando la balita del segundo semestre correspondiente al «pacto social» —la que se entrega como reserva a los que tienen la electricidad como principal fuente de cocción.
La familia de Roberto está compuesta por seis miembros, niñas y mujeres. Entre ellas, una anciana inválida que debe recibir esmerada atención, incluido un lavado continuo de sábanas y prendas íntimas, más un ventilador que no para en todo el día por los calores del verano.
En julio, la factura eléctrica de Roberto fue de 304 pesos. Su salario y la estimulación en divisa —26,00 CUC que recibe cuando cumple estrictas exigencias que no siempre puede satisfacer— es el único ingreso fijo de la casa, aunque alivia una remesa que le envía la familia en el exterior.
Roberto gasta entre 80 y cien pesos mensuales en electricidad, pero el verano y la anciana que ahora le correspondió a la familia atender le han subido los costos. Cree que agosto le vendrá también difícil con el dinero. «Y no tengo aire acondicionado», aclara.
Por la cara que traía, parece que Roberto estaba esperanzado en resolver la presión de agosto con la «reserva» de gas del pacto social del segundo semestre, pero en el punto de Víbora Park solo se está despachando la del primer semestre, «y para los núcleos que todavía no la han sacado», le aclara Noel Ávila, responsable del punto de distribución del lugar.
—Bueno, ahora con la rebaja y viendo cómo te va a salir el verano con la electricidad, quizá te convenga comprar una balita de gas a 110 pesos —le comenta el reportero de JR.
—¿Con cualquiera de las dos balitas que tengo? —pregunta.
Noel le explica que sí, que si los cilindros tienen el número de serie correcto, no hay problemas, que traiga 110 pesos y se lleve uno lleno. Que no tiene que hacer ningún otro papel, que los nuevos contratos en la sucursal de la Empresa del Gas en el municipio son para los que no tienen el depósito, quienes ahora pueden alquilarlo por 400 pesos.
—No conocía de la rebaja —riposta Roberto, unas veces mirando al reportero y otras al dependiente. Se rasca la cabeza, como pensando si la compraba o no. Hace un silencio… «Todavía está cara, pero es un leve alivio» —Comenta.
En el punto de venta Poey I, el número 12010, coinciden dos técnicos en distribución de gas licuado, Rolando García, encargado el viernes del lugar, porque el titular está de vacaciones, y otro colega suyo del Cerro. Señalan que la gente estaba al tanto del asunto desde que se informó en la Asamblea Nacional y que ellos han ido orientando a todos los que preguntan. Coinciden en que los criterios más bien son positivos.
En el punto de venta de Vieja Linda, también en Arroyo Naranjo, José Ramón Manresa, su dependiente, se alistaba para cerrar por horario de almuerzo. No había clientes.
Él piensa que la noticia es alentadora, porque no es mucho en comparación con el valor total, pero son 20 pesos más que la gente podrá usar para otra cosa. Solo en su unidad, por esta medida, la empresa dejará de ingresar entre 120 y 130 pesos diarios, pues alrededor de la mitad de las 12 o 13 balitas que vende diariamente son por concepto de venta liberada.
No es lo óptimo, pero las rebajas en el precio del llenado y el alquiler del cilindro de gas licuado parece que serán bien recibidos por la población. Por supuesto, donde más se va a sentir es en el resto de las provincias del país y zonas de Santiago de Cuba donde todavía no ha llegado la oferta. Allí se espera como pan caliente. Con los brazos abiertos.