Guantánamo.— Una transformación radical empezó a experimentar el campo cubano cuando hace 55 años, el 17 de mayo de 1959, la naciente Revolución aprobó la Primera Ley de Reforma Agraria, que convirtió en dueños de sus tierras a más de 200 000 campesinos que laboraban en los grandes latifundios.
La evocación tuvo lugar aquí durante el acto nacional por la efeméride, presidido por Santiago Pérez Castellanos, jefe del Departamento agroalimentario del Comité Central del Partido; Gustavo Rodríguez Rollero, ministro de la Agricultura; y Rafael Santiesteban Pozo, presidente de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), entre otros dirigentes políticos y gubernamentales de la provincia.
Representantes de organizaciones campesinas de Nicaragua, Argentina y Haití; así como Niceto Pérez Trujillo, y Edilberto Pupo Pupo, hijos de los mártires agrarios Niceto Pérez y Sabino Pupo, respectivamente, fueron invitados especiales de esta celebración.
La joven Ismaray Tamayo Blanco, organizadora de la cooperativa de crédito y servicios Lino de las Mercedes Álvarez, ilustró con su trayectoria, similar a la de cientos de miles de féminas en el país, el significado de aquella medida revolucionaria que reivindicó también los derechos de la mujer campesina.
En este sentido, el Presidente de la Anap recordó que la Ley erradicó las calamidades que padecía el campo cubano.
El también integrante del Consejo de Estado llamó al campesinado cubano a incrementar la producción de alimentos para el pueblo, a partir de trabajar con más orden, disciplina y exigencia, como digno tributo al legado histórico de los mártires del lomerío, entre los que citó a Niceto Pérez García —asesinado el 17 de mayo 1946—, Sabino Pupo y Lino de las Mercedes Álvarez.
En el acto se otorgaron reconocimientos a casi una decena de hombres y mujeres de las serranías que ostentan la condición de vanguardias nacionales, al tiempo que se destacó el trabajo desempeñado por los anapistas del municipio de Yateras, el de mejores resultados en la provincia.