Cerrada con candado la entrada del otrora centro de referencia. Autor: Lorenzo Crespo Silva Publicado: 21/09/2017 | 05:46 pm
GUANTÁNAMO.— A la entrada del Centro Ecológico Procesador de Residuos Urbanos (Cepru), en el barrio de Isleta, al sur de esta ciudad, un recio candado amordaza la portería que franquea el paso a un sitio con aspecto de bosque tenebroso.
No escapan a la vista, sin embargo, las ruinas de espacios ornamentados hace dos años con plantas de la rica flora guantanamera, ni las señas de algún árbol quemado o local decapitado.
No vuelan ya las mariposas sobre el basurero, convertido tiempo atrás en importante fuente de materia orgánica. Se esfumó el ambiente de cuidado y respeto por el entorno; desaparecieron las acampadas pioneriles. No más estudios sobre la naturaleza emprendidos por activistas juveniles. Se acabaron las iniciativas con los abuelos y las actividades de la FMC… Ya nadie va allí. Se terminó la vida en casi una hectárea, otrora pulmón natural de ese Consejo Popular.
Ahora se desvanece el antiguo basural del barrio urbano de Isleta donde nació, se desarrolló, promovió y alcanzó renombre internacional una tecnología para el tratamiento de la basura, extendida a otros similares en la provincia y el país.
Mientras tanto, Irania Martínez García, creadora del proyecto, ya no está allí. Ahora proclama que «el cliente es lo primero» desde su cafetería de cuentapropista nombrada Las Tres B: Bueno, Bonito y Barato.
La emprendedora guantanamera, que obtuvo máximos reconocimientos por haber liderado la creación del Cepru de Isleta desde 2000 hasta 2012, afirma que «me vi obligada a solicitar la baja laboral en ese centro de la Empresa de Cultivos Varios de Guantánamo, por las incomprensiones y falta de apoyo del sistema de la Agricultura en el municipio cabecera hacia el proyecto ambiental y social que era el Cepru de Isleta.
«Siempre quisimos independencia del sistema agrícola porque, ciertamente, realizábamos una labor más próxima a Comunales o al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma). Sin embargo, no faltaron nuestras propuestas de autogestión e ingresos que, casi siempre, encontraban obstáculos empresariales.
«Incluso —denuncia Irania—, a tono con los tiempos de actualización económica, adelantamos ideas para convertirnos en cooperativa que podría agenciarse los desechos en la ciudad o multiplicar los microvertederos con un saldo social y ambientalista similar al de Isleta. Solo recibimos la callada por respuesta».
Desde el ajetreo de su nueva ocupación, Irania no duda en responder ante la pregunta de un supuesto retorno: «Abandoné en contra de mi voluntad este proyecto al que consagré mi vida y quise tanto como a mis hijos. Estoy dispuesta a volver, y en un año lo vuelvo a poner en alta. Fueron 12 años de esfuerzos y resultados, que ahora parece como si hubiesen caído en manos del desaliento».
¿A dónde fueron a parar los medios?
Isleta ya no es un vertedero de desechos urbanos, pues todos se vierten y sepultan, según lo tradicional, en el nuevo emplazamiento de Loma Blanca. Así afirman el delegado de la Agricultura en la provincia, Avelio Machuca Vega, e Ismaire Guillén Fresco, directora de Servicios Comunales en el municipio cabecera.
«Aquel proyecto, que ciertamente era nuestro, ya no tiene razón de ser porque el país invirtió en otra tecnología para recolectar los desechos y soterrarlos», sostiene Machuca.
Sin embargo, todos lo siguen llamado Cepru, incluyendo el actual director de Cultivos Varios, Armando Reynols Cuevas; su jefe de Puesto de dirección, Elvis de la Torre Derivet; y la jefa de Contabilidad, Dainoris Modoy Rodríguez.
Como ellos mismos reconocen y lamentan, allí se ha perdido lo logrado e, incluso, algunas cosas han tomado inciertos caminos. Argumentan que tenía altos costos de salario, carecía de sistemas de pago, sus ingresos no cubrían los gastos… Explican que no se consiguió que pasara a Comunales o al sistema del Citma.
«Ahora aquí trabajamos cuatro personas: uno como jefe, dos custodios y yo, que empecé hace cuatro años y en este momento pastoreo 21 chivos», explica el trabajador Alfonso Maceo Marqueti, único presente en el momento de la visita periodística.
Al referirse a los recursos materiales que pertenecieron al Cepru, el director Reynols, quien asumió el cargo recientemente, admite que no domina muy bien el asunto pero, por ejemplo, otra entidad usa un camión panel que le dijeron les pertenecía a ellos, y él se resiste a firmar el traspaso porque no le parece correcto.
Al respecto, Irania dice contar con la lista de medios y recursos que entregó al salir, muchos de los cuales han tomado caminos fuera del Cepru. También riposta que el Centro tenía recursos no comercializados con los que se sostendría económicamente, como materia orgánica, pienso líquido, posturas de plantas forestales y otras producciones que podían utilizar dependencias del territorio.
Asegura que aunque al Cepru de Isleta lo cuestionaron, hoy se comercializan sin control sanitario los desechos del combinado cárnico que ellos llegaron a procesar con resultados ambientales, sociales y económicos. Un asunto por donde se desliza otra historia.
Solución: es posible
Para Guillermo Lemes Mojena, jefe de Medio Ambiente del Citma en la provincia, como para muchos, resulta inexplicable la pérdida del Cepru de Isleta. «Debían haberse corregido las cosas que supuestamente no estaban bien, pero no aniquilar su aporte», expone, aunque niega que pudiera pasar a ser unidad de ese sistema, que principalmente financia la investigación.
Por el momento, la pelota perdida del Cepru —que lleva el nombre de la fecha dedicada al Día Mundial del Medio Ambiente (5 de junio)— supuestamente sigue «picando entre dos o tres», y aunque casi todos parecen estimar y echar de menos sus glorias y aportes concretos a los resultados ambientales y sociales de Guantánamo, no aparece un acuerdo real para resolver la recuperación del proyecto.
Es una reducción lamentable y una minimización culpable acostar al Cepru en un estrecho bastidor economicista, pues su significación y alcance es de gigantesca importancia ambiental y social, no solo para Guantánamo o Cuba, sino para el mundo. Se trata de estar a tono con la esencia de la política que conviene al país. Lo sucedido con el Cepru no estimula el cuidado al medio ambiente ni a la economía de la nación.
Al respecto, vale recordar que el número 139 de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución indica para la política de ciencia, tecnología, innovación y medio ambiente: «Definir e impulsar nuevas vías para estimular la creatividad de los colectivos laborales de base y fortalecer su participación en la solución de los problemas tecnológicos de la producción y los servicios y la promoción de formas productivas ambientalmente sostenibles».
También el caso del Cepru interesa a la agroindustria, para la que el Lineamiento 204 establece: «Actualizar y ejecutar programas dirigidos a la preservación y rehabilitación de los recursos naturales que se utilizan: suelos, agua, bosques, animales y plantas, capacitando a los productores en gestión ambiental y aplicando con mayor rigor las regulaciones establecidas y la penalización por sus violaciones».
No debe crearse un nuevo absurdo de la alquimia antigua, que inútilmente pretendió hacer oro de cualquier metal. Si ya una vez se logró enseñar desde Isleta a convertir los desechos urbanos en bondades para la naturaleza y la sociedad, sería irracional revertir el proceso aplaudido y convertir en basura para el presente y el futuro lo bueno conseguido.
Miscelánea de ayer por el Cepru
Entre los numerosos reconocimientos que recibió este centro, se cuentan:
Premio a la Excelencia de la mujer productora, de la Asociación Cubana de Producción Animal (ACPA), que resalta resultados económicos.
Premio Nacional de Medio Ambiente 2006, por la protección y rehabilitación de ecosistemas degradados, elaboración de abonos orgánicos, aporte a la conservación de los suelos y rescate de especies forestales.
Doble Excelencia de la Agricultura Urbana, con el empleo de métodos para el reciclaje y procesamiento de miles de toneladas de desechos sólidos urbanos.
Premio Defensora del Planeta, de la cadena televisiva norteamericana CNN, en 2007, para Irania Martínez.
Otras líneas de acción del Cepru, acaso menos conocidas, fueron:
Rehabilitación de ejemplares caninos deambulantes.
Transformación de las relaciones entre hombres y mujeres de su comunidad y mejoramiento de condiciones de vida y de trabajo de muchas personas.
Restauración de viviendas, impulso a la creación de espacios deportivos y de recreación, y optimización de instalaciones de agua potable.
Transformación de forma manual de desechos urbanos en materia orgánica, utilizada para el mejoramiento de suelos y sustrato en la siembra de árboles y plantas ornamentales.
Tecnología de tratamiento de residuos aplicado en 36 vertederos de la provincia de Guantánamo y en otros del país.