La sesión matutina del XX Congreso de la CTC estuvo presidida por el Segundo Secretario del Partido Comunista de Cuba, José Ramón Machado Ventura, vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros. A su lado, Ulises Guilarte de Nacimiento, presidente de la Comisión Organizadora del cónclave. Autor: Calixto N. Llanes Publicado: 21/09/2017 | 05:45 pm
El funcionamiento del movimiento sindical, en especial su trabajo en la base, la atención a sus afiliados y el rol en el proceso de actualización del modelo económico y social, concentró el debate matutino de este sábado del XX Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), cuando se presentó el Informe Central del encuentro.
La sesión estuvo presidida por el Segundo Secretario del Partido, José Ramón Machado Ventura; Miguel Díaz-Canel, Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, y otros miembros del Buró Político del Partido Comunista de Cuba.
Ulises Guilarte de Nacimiento, presidente de la Comisión Organizadora del XX Congreso de la CTC, tuvo a su cargo la presentación de la síntesis del documento principal.
Refirió que hoy hay un movimiento sindical mucho más educado y exigente, donde ya no hay cabida para el discurso de barricada, sino que se exige una acción y un discurso inteligente donde se convenza con argumentos y hechos.
Los delegados se hicieron eco de la sentencia recogida en el Informe Central donde se afirma que la sindicalización es la base de la CTC, que «el sindicato existe porque tiene afiliados», y que sus fuentes de afiliación son los trabajadores estatales, los no estatales y los jubilados.
En el país hay 17 sindicatos nacionales, además de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (ANIR), adscripta a la organización obrera. Según se supo, al cierre de 2013 estaban afiliados a ellos 3 393 443 trabajadores.
En la ruta de la actualización
No pocas intervenciones en la jornada matutina de este sábado giraron en torno a la materialización de la actualización del modelo económico.
Hubo coincidencia, como señala el Informe Central, en que «resulta indispensable elevar la productividad y enaltecer el valor del trabajo hasta lograr que este se convierta en una verdadera necesidad para los ciudadanos y en el componente esencial para crear las riquezas de la nación».
Quedó claro que la productividad es la base de la eficiencia, y que de su elevación dependerán los resultados de las entidades económicas y también de los haberes que obtengan los trabajadores.
En ese sentido, el tema del salario fue abordado en su verdadera dimensión, al identificársele como «el principal obstáculo para el incremento de la productividad y la eficiencia».
Ulises Guilarte de Nacimiento señaló que en no pocos lugares a este se le señala como «causa de desmotivación, apatía y desinterés por el trabajo, con las consiguientes afectaciones en la disciplina laboral, el éxodo de trabajadores calificados hacia actividades mejor remuneradas pero menos exigentes desde el punto de vista profesional».
Los delegados al XX Congreso obrero coincidieron en que debido a ello se está produciendo un proceso de descapitalización de la fuerza de trabajo, fundamentalmente en ramas industriales básicas, en la construcción y otras.
«El tema del salario ha sido el más recurrente en los principales procesos políticos desarrollados en la CTC, expresándose mayoritariamente la disminución real de su capacidad adquisitiva ante el incremento del precio de los alimentos y productos de primera necesidad», expone el Informe Central del cónclave de trabajadores.
Fue consenso que el incremento salarial en el sector empresarial tendrá que transitar por el principio de que la empresa tiene que ser eficiente, y que no será posible aumentar el ingreso de los trabajadores si no es capaz de financiar ese incremento.
Se reconoció que esta no será la vía para resolver totalmente el problema, pero «sí la más expedita para comenzar una transformación en el empeño por revitalizar el principio de distribución socialista mediante las mejoras en los ingresos».
En tanto —se afirmó— la solución salarial «al sector presupuestado corresponderá por la vía del presupuesto del Estado»; mientras que en el sector no estatal —cuyo número de trabajadores continúa creciendo— se deja de recibir salarios para obtener ingresos.
El núcleo duro de la economía
El Congreso de la CTC reconoció a la empresa estatal socialista como la forma principal de la economía, según señalan los Lineamientos de la política económica y social del Partido y la Revolución.
Hubo consenso en que además del deterioro y el bajo aprovechamiento del plantel industrial del país —para el que existe una política encaminada a recuperarlo, pues hoy se usa alrededor del 30 por ciento de la capacidad instalada—, la «débil autonomía empresarial, la persistencia de la dualidad monetaria y el déficit de capital de trabajo» también han impedido avances superiores en este sector.
Al mismo tiempo, en el plano subjetivo están ocultas importantes reservas de productividad. Por ello, señala el documento central, el movimiento sindical debe «lograr una actitud más consciente de los trabajadores hacia el cumplimiento de normas e índices de consumo de materias primas, materiales, electricidad y combustible», y también, «fortalecer la disciplina laboral y tecnológica».
También hubo unanimidad en que el ahorro es la «fuente principal de ingresos del país», por lo que fortalecer la toma de conciencia acerca de la necesidad de generalizar la cultura del ahorro de recursos de todo tipo es clave.
Por cuenta de todos
Al hacer un repaso de la evolución del país en los últimos años, los delegados concordaron en que el reordenamiento laboral ha «constituido la tarea más compleja y trascendente».
«Como resultado de ese proceso y el congelamiento de plantillas desde el 2009, disminuyó la ocupación laboral en el sector estatal civil en 596 500 trabajadores. Por otra parte, se incrementó el número de ocupados en la economía en el sector no estatal en más de 450 mil trabajadores», según quedó plasmado en el Informe Central.
El trabajo sindical con los trabajadores no estatales en este período ha permitido un crecimiento de la afiliación de estos, no obstante, aún queda mucho por hacer, pues más de 122 mil, por diferentes razones, no lo han hecho.
Al abordar la respuesta a reclamaciones de los cuentapropistas, se señaló que desde octubre de 2010, cuando entraron en vigor las nuevas normas jurídicas para ellos hasta hoy, se han actualizado estas regulaciones en dos ocasiones.
Esto ha permitido que «la mayor cantidad de planteamientos a nivel de país hayan tenido una respuesta», como la exoneración del pago de impuestos por la utilización de fuerza de trabajo hasta cinco personas, la eliminación de la obligatoriedad de la afiliación de las mujeres mayores de 60 años y hombres de más de 65 años; y la admisión de que los creadores y artistas puedan contratar trabajadores.
También fue autorizada la comercialización de producciones y servicios a entidades estatales; la venta de cervezas, tabacos y cigarros y el uso de sillas y banquetas en la actividad de elaborador de alimentos en puntos fijos de ventas y paladares, entre otras.
Aunque aún existen demandas pendientes de los cuentapropistas, como la necesidad de crear un mercado mayorista, el mejoramiento de las condiciones en las áreas de concentración de estos y la no utilización de su disposición a participar en la solución de este problema.
Otro planteamiento que de manera reiterada hacen estos trabajadores y que fue recogido en el Informe Central, fue el acoso de inspectores y la impunidad ante las ilegalidades. A pesar de esto, se insistió en la reservas que aún existen para enfrentar las violaciones e ilegalidades entre miembros del sector no estatal, como la evasión fiscal y otras indisciplinas.
Tiempo de siembra
El XX Congreso de la CTC insistió en el apoyo y seguimiento del movimiento sindical a las políticas del país para el sector agropecuario, como las transformaciones que se realizan en las UBPC para que funcionen con mayor autonomía.
«Distantes de cumplir con su aporte a la soberanía alimentaria del país, la aprobación de las 17 medidas dirigidas a romper los nudos que frenan el desarrollo de las Unidades Básicas de Producción Cooperativa, ha permitido mostrar reservas existentes por explotar», se dijo.
«El conocimiento de esas transformaciones pone al sindicato en cada una de ellas en capacidad de promover abiertamente el análisis con sus trabajadores de todo lo que limite la eficiencia de la organización, como premisa para mejorar en términos integrales las condiciones de trabajo y el ingreso de sus cooperativistas», se enfatizó.
Otro punto analizado fue la batalla contra la corrupción, las ilegalidades e indisciplinas sociales, pues aún no se logra la oportuna combatividad que debe caracterizar a los trabajadores en el rechazo a esas conductas.
Estas, fue aclarado, «no son consustanciales a la sociedad socialista que estamos construyendo», por lo que al movimiento sindical le «corresponde un mayor aporte para propiciar el enfrentamiento a tales actitudes negativas de manera enérgica y eficaz en los colectivos laborales».
Otro asunto tratado fue el impulso de la emulación socialista y su organización en las condiciones actuales, las cuales ocuparon un importante espacio en los debates de base en torno al Congreso.
«La brújula que nos guíe en su desarrollo», se señaló, es organizarla para movilizar a los trabajadores en función de producir más y mejor, aumentar la productividad y la calidad, ahorrar materias primas, materiales y propiciar el reconocimiento social al resultado individual y colectivo.