De acuerdo con la ONEI en 2030 el número de cubanos en edades activas entre 15 y 59 años disminuirá en más de un millón de personas. Autor: Elder Leyva Publicado: 21/09/2017 | 05:33 pm
Fenómenos demográficos tan complejos como la fecundidad, la mortalidad y la migración sirven de punto de partida a un análisis presentado por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), en el que se proyecta una especie de mirada al futuro de la Cuba de 2030, teniendo presentes las tendencias y situaciones experimentadas por los pobladores de la Isla en los últimos años.
Así, por ejemplo, uno de los resultados más preocupantes que salta a la vista es que de los 1,9 millones de personas de 60 años y más con que contaba el país en 2010 se arribará a 3,4 millones en 2030, lo que significa una notable sobrecarga para la Seguridad Social, el Sistema de Salud y las disponibilidades de fuerza de trabajo.
Ello se traduce en que el llamado coeficiente de carga o de dependencia, que expresa como incide la población en edades inactivas sobre la que está en edad activa, resulta en la actualidad favorable, y así se mantendrá hasta 2020, pero en lo adelante cambiará su tendencia aceleradamente de manera negativa.
De acuerdo con las cifras presentadas, el número de personas en edades activas entre 15 y 59 años disminuirá en más de un millón de personas para ese período, una de las causas fundamentales de la aprobación por el Parlamento cubano de una ampliación del rango de la edad laboral hasta los 65 años los hombres y 60 las mujeres.
Según demuestran los resultados de la ONEI, en 20 años Cuba estará arribando a un 31 por ciento de su población con 60 años y más, siendo en ese momento el país más envejecido de América Latina y el Caribe lo que es consecuencia, entre otras causas, del aumento en la esperanza de vida de los cubanos.
Datos de las Naciones Unidas corroboran que en 2050 se encontraría entre los 11 países más envejecidos del mundo, con un 38 por ciento de su población en el rango de esas edades.
¿Cuestión de tiempo?
Aunque el envejecimiento es la cara más visible de la situación que se avecina para Cuba en pocas décadas, uno de los orígenes de la misma es la reducción sustancial de los niveles de fecundidad.
De acuerdo con estudios presentados por la ONEI, en Cuba se registrará para 2030 un aumento ligero que llevaría a la tasa global de fecundidad (TGF) de 1,50 a 1,62 hijos por mujer en los próximos 20 años.
Esta hipótesis acerca del comportamiento de la fecundidad para cada provincia se desarrolló teniendo presente la evolución perspectiva del indicador tasa global de fecundidad.
Para el primer quinquenio de la proyección, sin embargo, se tuvo en cuenta el valor promedio de dicha tasa en 2003–2007. En este caso no se consideró la tendencia de la variable por no tener una clara definición.
En tanto, se consideraron incrementos discretos hasta alcanzar la tasa 1,62 hijos por mujer en los próximos 20 años, lo que podría ser más posible de alcanzar, de acuerdo con las transformaciones en el contexto social y económico del país.
Se debe señalar que la dinámica de esta variable en Cuba ha seguido una trayectoria peculiar, caracterizada por un descenso pronunciado en la década de los 70 del pasado siglo hasta alcanzar valores por debajo del nivel de reemplazo generacional en 1978, en un proceso asociado a la última fase de la transición demográfica.
Esta tendencia al descenso continuó hasta 1981, cuando se alcanzó su valor más bajo del período, con 1,61 hijos por mujer.
A partir de entonces la situación se revirtió, y se mantuvo oscilante con valores entre 1,72 y 1,93, hasta inicios de la década de los 90, en que se contrae marcadamente a 1,44 y 1,59, como las cifras más elevadas.
El informe indica que aunque el siglo XXI trajo algunas esperanzas en cuanto a la recuperación de este indicador, hasta el presente no hay evidencia de que así sea.
En 2003 se constató que el país continuaba transitando por una nueva contracción de su fecundidad. Sin embargo en 2008 se registraron 10 097 nacimientos por encima de los registrados en 2007, lo que puede ser coyuntural.
La ONEI significa cómo los cambios en la estructura por sexo y edad de la población, así como en su tamaño, tendrán una significativa incidencia en los servicios, en la economía, así como en el funcionamiento y composición de la familia.
Con dinámica demográfica tan peculiar, que pudiera definirse como de crecimiento nulo o con población estable (años en que decrece y en que pudiera crecer, pero siempre en cantidades pequeñas) es necesario mantener un constante seguimiento sobre el comportamiento de las variables que intervienen, con el fin de obtener pronósticos lo más acertados posibles.
Al establecer estas proyecciones se constató un incremento de las defunciones como reflejo del aumento del envejecimiento, a pesar del aumento en la esperanza de vida. La migración externa, por su parte, con saldo negativo, se ve también incrementada.
Sobre la mortalidad, las investigaciones muestran un decrecimiento expresado en un aumento de la esperanza de vida, con un valor cercano a los 81 años para el caso de las mujeres, y de 76,6 años para los hombres. Para 2030 se pronostica 82,6 y 78,6 años respectivamente en cada uno de los sexos.
Cifras entre kilómetros
Ha sido frecuente en los últimos años ser testigos de alguna forma de los movimientos poblacionales conocidos como migraciones, ya sea internas o hacia fuera del país.
Amigos, familiares y conocidos han sido parte de esta experiencia en la vida de cualquier cubana o cubano, no importa la edad, aunque la mayor tendencia ha sido entre los jóvenes.
Según expone la ONEI las migraciones externas se mantendrán en los promedios regulares durante el decenio (2010-2020), y después comenzarán a descender un 25 por ciento por cada nuevo quinquenio.
Mientras, la migración interna se mantendría constante en los niveles que muestran actualmente los territorios. Pero, ¿cómo se entiende este comportamiento?
Aun cuando esta es la variable de más difícil pronóstico, las estadísticas sugieren que en los últimos años ha mostrado una relativa estabilidad, tanto en el plano interno como en el externo.
Para elaborar los resultados, los investigadores trabajaron bajo un principio similar al de la fecundidad, o sea, tomando el valor del saldo total promedio anual de los últimos cinco años para cada territorio.
Los cálculos para las provincias se hicieron por separado en las migraciones internas y externas. Se asumió el criterio de que el saldo de las migraciones externas de signo negativo debería mantenerse en los actuales niveles promedio durante los dos próximos quinquenios, y comenzar un descenso del 25 por ciento en lo adelante hasta alcanzar cifras más reducidas para 2030, con valores negativos.
El informe se realizó con el apoyo del Fondo de Población de las Naciones Unidas, y la participación de especialistas del Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE), la División de Población de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), y tomó como punto de partida el año 2010.
En el mismo se aclara que los resultados sustituyen a los obtenidos en la proyección elaborada en octubre de 2006, «Cuba. Proyección de la Población. Cuba y sus Territorios», elaborado para el período 2007-2025.
Según alertan los especialistas el decrecimiento actual de la población cubana comenzó en el año 2006, y mantendrá esta tendencia con oscilaciones hasta el final del período proyectado (2030). Esta proyección confirma las tendencias que le precedieron, con una diferencia: esta vez los cambios se producirán en un período más breve, lo que requerirá de la sociedad cubana esfuerzos para encontrar soluciones a inmediato y largo plazo.