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Prohibir no, dilucidar

Los instructores de arte están ante el desafío de contribuir al cambio de la enseñanza artística y estética en las escuelas. Formar para poder enfrentar con sentido crítico la multiplicidad de influencias a que la era de la globalización somete a niños y jóvenes

Autor:

Margarita Barrios

La enseñanza artística y estética puede contribuir a que formemos desde la escuela a mejores seres humanos, más comprometidos, creativos y sensibles, afirmó Victoria Velásquez, directora nacional del Departamento de Educación Artística del Ministerio de Educación.

Sabemos que hay determinadas deficiencias en el comportamiento de nuestros jóvenes, que reflejan un vacío en la educación estética. ¿Cuánto podremos aportar desde la escuela? ¿Qué escuchan, qué cantan, qué bailan en sus cumpleaños? Y preparar también a la familia, que debe llevarles desde las primeras edades ese gusto por lo mejor del mundo cultural cubano e internacional.

La especialista puntualizó que las influencias de nuestros niños y jóvenes pasan por lo que se transmite a través de los medios de comunicación, lo que se comercializa por cuenta propia y el contenido de un DVD o una memoria flash que muchas veces no está a tono con lo que se quisiera para nuestros niños y jóvenes, pues son el resultado de esa cultura globalizada que no se puede soslayar.

«No se trata de prohibir, sino de tener propuestas atractivas que puedan competir con ese otro contacto cultural, que no siempre es de la mejor calidad. Hay que ser muy creativos para poder cautivar con nuestra oferta; es un reto muy grande».

La funcionaria precisó que durante muchos años las escuelas solo trabajaron la música y las artes plásticas. Pero desde el año 2000 se abrieron a otras manifestaciones artísticas, fundamentalmente con la llegada a los centros escolares de los instructores de arte.

«También los programas van más a lo estético; es decir la vinculación con la naturaleza, el aprecio por el trabajo, la educación económica, las relaciones interpersonales, el amor…».

—¿Por qué vías se implementa el programa de educación artística y estética en la escuela cubana?

—Nos apoyamos en tres vías fundamentales. Una es la televisión educativa, por donde se transmite educación plástica y musical para la primaria y el séptimo grado de la secundaria básica, el cual aborda por primera vez también el teatro, la danza y los medios audiovisuales.

«Por otro lado están los programas que desarrollan los instructores de arte, que imparten la asignatura Apreciación de las Artes. Este es un logro, pues antes no formaba parte del currículo escolar.

«Y la tercera son los Talleres de Creación, que se realizan fuera del horario escolar y que hemos orientado que no sean solo para aquellos que tienen talento artístico, sino para todo aquel que quiera participar.

«Ante la decisión de racionalizar la enseñanza artística, el joven puede encontrar en la escuela la manera de expresarse en los movimientos de aficionados, festivales y concursos», destacó.

Victoria explicó que en estos momentos, y a partir de la experiencia acumulada, se están preparando nuevas clases de educación musical para la televisión, de primero a cuarto grado, las cuales se transmitirán en el próximo septiembre. Y luego se hará lo mismo con las de quinto y sexto.

«En el caso de la plástica se mantendrán programas más creativos y no clases, que serán solo presenciales».

Jóvenes que llevan el arte

Para Victoria Velásquez el cambio radical de la enseñanza artística y estética en las escuelas de todos los niveles de enseñanza tiene un motor impulsor fundamental: los instructores de arte.

De los más de 20 000 jóvenes egresados en las ocho graduaciones que se han realizado desde 2004, más de 18 000 están en las escuelas del país, dijo. Quedan 5 000 cursando entre segundo y cuarto año, con lo cual casi se logran los 30 000 que se debieron formar en ese Programa de la Revolución.

Hay diez escuelas —La Habana, Artemisa, Matanzas, Ciego de Ávila y Granma— que terminan en el próximo año lectivo y cinco más que lo harán en el curso escolar 2013-2014.

«Nuestra aspiración es que todas las escuelas, de hasta 500 estudiantes, tengan sus cuatro instructores de arte —afirmó—. Sin embargo algunas quedarán por debajo, sobre todo en La Habana, donde no logramos mantener los planes de ingreso y de retención, por lo que se tendrá que trabajar a nivel de consejo popular».

La funcionaria puntualizó que diez de esos centros de instructores de arte se han ido ocupando como escuelas, decisión que calificó de «muy sabia», pues están dotados de magníficas condiciones.

Precisó que los instructores de arte están también en esos centros formadores de maestros, para garantizar la preparación estética y artística de los futuros pedagogos.

«No sería satisfactorio para el Ministerio de Educación repetir esa deficiencia; es decir, que el maestro no tenga una preparación cultural amplia, para que su clase sea más agradable y completa».

De manera especial Victoria Velásquez quiso reconocer a aquellos instructores de arte que laboran en la Educación Especial.

«Ellos tuvieron que aprender mucho, hacer un mayor esfuerzo, porque es un trabajo más especializado, que requiere encontrar mediante el arte el camino para que sus alumnos sean más felices y desarrollen en mejores condiciones el proceso docente-educativo».

—¿Cuáles son los principales desafíos que tienen los instructores de arte insertados en los centros escolares?

—Contribuir a elevar la calidad de la educación, a la formación de los maestros y continuar defendiendo la identidad, el patrimonio y las tradiciones. Ser capaces de formar públicos a través del desarrollo de procesos de apreciación de las artes a escala masiva.

«Tenemos algunas insatisfacciones. Pensamos que la integración entre las direcciones de Cultura y Educación en los territorios no es suficiente, aunque existe un convenio de trabajo.

«También el director y los profesores de los centros escolares no están acostumbrados a esta figura dentro del claustro, que tiene un trabajo diferente y muchas veces no se le evalúa de la manera más correcta, ni se le vincula debidamente a los procesos de la escuela».

La funcionaria significó que un reclamo de esos jóvenes es la superación. «Tenemos una fortaleza importante (que ya 5 000 son licenciados) en instructores de arte y en otras especialidades afines, como psicología, historia y comunicación social. Ellos pueden también ayudar a la superación del resto», apuntó.

Refirió que se han publicado algunos títulos como Educar para el bien y la belleza, tercer libro de Pablo René, profesor de la Universidad Central de Las Villas que colabora con ese tipo de enseñanza.

También obras de Paula Sánchez y de Nerys Pupo, así como reimpresiones, que no solo estarán en las bibliotecas escolares, sino que se entregarán a los instructores de arte para que las utilicen como bibliografía individual.

«Una insatisfacción que tenemos es que el trabajo de los instructores de arte no se visualiza lo suficiente por los medios de comunicación —destacó— y, unidos a los que hacen literatura, teatro y otras expresiones artísticas para los niños, creo que no siempre se les reconoce lo necesario desde el Ministerio de Educación».

Por último, precisó que la principal prioridad para el próximo curso escolar es estrechar relaciones con las escuelas, que son más de 11 000, con más de 200 000 maestros y más de un millón de niños, adolescentes y jóvenes. «No es fácil, cuando es masivo, llegar con la intención que se requiere para que este trabajo se haga más efectivo».

La especialista explicó que esperan realizar una investigación cuando se cumplan los diez años de la inserción de los instructores de arte en los centros escolares, con la cual se pueda medir científicamente el impacto de este trabajo en el sistema educacional cubano.

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