Dalexi González, junto a su pequeño Daniel, rodeado de la sorpresa y el cariño de sus vecinos. Autor: Roberto Ruiz Espinosa Publicado: 21/09/2017 | 05:06 pm
Para el pequeño Daniel, que papá estuviera hablando por la televisión era algo difícil de entender. Sin embargo, y a pesar de sus cortos seis años, sabía que tenía que ver con «los yanquis, esos que tanto daño le han hecho a Cuba, y que todo lo quieren comprar con su dinero».
A su lado lo miraba inquieto y preguntaba una y otra vez durante la proyección del nuevo capítulo del programa Las razones de Cuba. Mientras, el abuelo Feliciano sentía que el orgullo no le cabía en el pecho, porque su nieto había cumplido bien con las enseñanzas que él y su hija Deisy le habían inculcado desde pequeño.
Todavía no había terminado el material y empezaron a llegar los amigos, los vecinos de la barriada de La Vibora, en el municipio capitalino de 10 de octubre. Dalexi González, el muchacho que jugó desde niño en las calles de su barrio se les había revelado como un cercano y sencillo héroe.
Para el agente Alejandro —Raúl para la Seguridad del Estado— hay una máxima inviolable: «lo que más vale son tus principios, tu dignidad, defender la Patria. Eso no se puede comprar ni con todo el oro del mundo».
Esta vez no hubo entrevista para la prensa, porque todos querían preguntarle a Dalexi de su experiencia, de su valentía. «No tuve ningún temor, afirmó, yo no podía permitir que ellos me manipularan. Y pueden estar seguros que a nosotros, a los cubanos, no hay quien nos pueda comprar».
Ingeniero en informática, es un joven de pocas palabras. «Les voy a dar un consejo, dijo, no se dejen engañar. Las tecnologías cambian y cambian, cada día son más sofisticadas. Pero lo que no puede cambiar es la dignidad».
—¿Y cuando supiste que hoy todos íbamos a saber quién tú eras en verdad?, le preguntó uno de sus amigos.
—Eso si que me preocupó, dijo sonriente. Te aseguro que sentí un poco de miedo.
—¿Qué le recomendarías a un joven para que no se dejara arrastrar a una trampa de esas?, interrogó otro de los presentes.
—Tengan siempre sentido común, para que no se dejen engatusar. Nuestra juventud tiene chispa y está bien preparada. Yo se que es muy difícil que los puedan engañar.
De nada vale tener un buen reloj, unos buenos tenis, si los compras con un dinero que viene sucio. No se puede traicionar a nuestro país.
Hasta allí, con un abrazo, llegó un combatiente de Girón, que según refirió está cumpliendo 76 años, y dijo, no sin emoción: «con jóvenes como tú tenemos el relevo seguro».
Por último los jóvenes le hicieron a Dalexi una invitación especial: Te esperamos el próximo 16 de abril, en el bloque nuestro que cerrará el desfile en la Plaza de la Revolución.
Y entre abrazos y sonrisas, con sus amigos y vecinos, Dalexi ya no es ni Alejandro, ni Raúl, sino el mismo muchacho de siempre, sencillo y noble, pero convertido, para siempre, en ejemplo.