El presidente cubano, Raúl Castro, ratificó la confianza de la Revolución en el movimiento obrero. Autor: Internet Publicado: 21/09/2017 | 05:02 pm
El presidente cubano, Raúl Castro, ratificó la confianza de la Revolución en el movimiento obrero, protagonista de la actualización del modelo económico en la isla, informa PL.
La única forma de romper dogmas, malos hábitos, tabúes, es dándoles participación a las masas con la clase obrera al frente, pues junto a los campesinos y el pueblo es la clase más revolucionaria, señaló Raúl Castro la víspera durante la clausura del LXXXVI Pleno ampliado del Consejo Nacional de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC).
Según el periódico Granma, el mandatario enfatizó en la necesidad de que los dirigentes sindicales conozcan los principios que rigen la economía, porque es determinante para el funcionamiento de cualquier revolución.
Corresponde a ustedes, desde el Secretariado de la CTC hasta el más modesto dirigente, jugar el mismo papel que en su momento desempeñara Lázaro Peña (líder sindical histórico cubano), que con sabiduría y experiencia solicitó en el XIII Congreso de la CTC, en 1973, renunciar a conquistas arrancadas a la burguesía, pues la situación había cambiado y los obreros eran los dueños de los medios de producción, indicó.
Por ejemplo, recordó, propuso derogar una ley que, llena de buenas intenciones, pero incorrecta y por tanto insostenible desde el punto de vista económico, pagaba el 100 por ciento del salario a quien se jubilara con una conducta ejemplar en su vida laboral.
Especificó que para defender las medidas y explicarlas, la clase obrera tiene que tener conocimientos y estar convencida de su importancia para la subsistencia de la Revolución, «de otra manera iremos al precipicio».
Raúl Castro insistió en ser exigentes con los cuadros, en desterrar la tendencia de algunos de ocultar las fallas, en la urgencia de sacar enseñanzas de los errores cometidos, pues «tienen que dejarnos al menos la utilidad de la experiencia para no repetirlos».
Sobre la actualización del modelo económico cubano, el presidente de esta nación agregó que no estamos copiando a ningún país, que es un producto autóctono, ajustado a nuestras características, y sin renunciar en lo más mínimo a la construcción del Socialismo.
Marino Murillo, ministro de Economía, ofreció a los 202 participantes en el Pleno una información pormenorizada de la actual situación de la economía cubana y de las medidas que se adoptan.
Detalló el proceso inversionista, cuya actual ineficiencia provoca la inmovilización de numerosos recursos, e informó la decisión de incorporar al plan solo las inversiones debidamente preparadas.
El dirigente mencionó la relación desproporcionada que existe entre el salario medio y la productividad del trabajo, lo cual se traduce «en que la sociedad reparte bienes de consumo más rápido de lo que los crea».
En la actualidad hay más ocupados en el sector de los servicios que en el de la producción de bienes, lo que «no permite el buen funcionamiento de ninguna economía», enfatizó.
Las nuevas medidas, explicó, están dirigidas a suprimir las gratuidades indebidas y los subsidios excesivos; descargar al Estado de actividades que no le corresponden; reducir las plantillas infladas e incrementar la productividad del trabajo.
Lo anterior posibilitará realizar las transformaciones necesarias de salarios y pensiones, afirmó.
El titular cubano de Economía definió cómo deberá realizarse el ajuste de las plantillas infladas, lo cual conllevará al rediseño de plantillas, al desarrollo de procesos de disponibilidad bajo el principio de idoneidad demostrada, y a la aplicación de un tratamiento laboral y salarial a los trabajadores interruptos que elimine procedimientos paternalistas.
Particularizó la ampliación del trabajo por cuenta propia y el rediseño del régimen tributario.
Salvador Valdés, secretario general de la CTC, ratificó que los trabajadores respaldarán estas medidas de reorganización laboral que fortalecerán la disciplina, el incremento de la productividad y la creación de una mentalidad de productores.
Requerimos fortalecer el funcionamiento de las organizaciones de base, y lograr un mejor desempeño de los cuadros que deberán asumir con mayor entrega, sistematicidad, responsabilidad y planificación las labores que le corresponden para que la clase obrera participe aún más en el desarrollo económico del país, opinó Váldes.
El movimiento sindical tiene un papel determinante en la actual coyuntura histórica y las perspectivas futuras. Y concluyó: «En 50 años de Revolución la clase obrera no le ha fallado a la Revolución, porque sería como fallarnos a nosotros mismos».