La sala de Neurocirugía de este centro de salud exhibe la muestra artística, valorada según expertos en más de 41 100 pesos. Autor: Otilio Rivero Publicado: 21/09/2017 | 04:57 pm
CAMAGÜEY.— El prestigioso grupo de aficionados de la plástica camagüeyana Fidelio Ponce de León donó al hospital pediátrico Eduardo Agramonte Piña, de esta ciudad, 67 obras inspiradas en clásicos y cuentos infantiles.
La sala de Neurocirugía de este centro de salud exhibe la muestra artística, valorada según expertos en más de 41 100 pesos.
«Esta ha sido una deuda permanente con los niños y con los galenos del hospital, que tanto hacen por salvar las vidas de nuestros hijos», comentó Arsenio Olayo Portales, presidente de este grupo, fundado en 1984.
El artista agregó que se logró el objetivo de los 29 creadores que se incorporaron al proyecto decorativo Por una sonrisa, porque hoy es otra la imagen que muestra y el ambiente que se respira en la sala de Neurocirugía: «Hay alegría en las expresiones de familiares y niños hospitalizados», argumentó.
El regalo artístico a este hospital infantil también incluyó 27 juguetes, confeccionados por los creadores, y 10 ejemplares del libro Había una vez, de gran fama entre los más pequeños. «Decidimos comprar en la pasada Feria Internacional del Libro esos ejemplares de Había una vez, por lo que encierran sus páginas», manifestó Arsenio, quien valoró que desde sus cuentos nació el gran mural de cerámica que se muestra a todo lo largo del pasillo central de la Sala de Neurocirugía.
Los artistas, a partir de su creatividad y recursos propios, se apoyaron en casi todas las expresiones de la plástica, como la pintura y otras de la artesanía, entre estas talla en madera, cerámica, tejidos, orfebrería, papier maché, muñequería y naturaleza muerta.
El doctor José Montejo Montejo, jefe del servicio de Neurocirugía de este hospital, agradeció el proceder artístico y destacó cómo con amor, deseo y empeño colectivo se pueden materializar ideas tan humanas y desinteresadas como la realizada por los artistas del Fidelio Ponce.
Significó el efecto positivo que desde un inicio ha tenido cada obra en la salud espiritual del hospitalizado y de su acompañante. «Hay que ver cómo sonríen y juegan los niños a pesar de su dolencia y gravedad», concluyó el especialista.