La clave del éxito de la gestión de los delegados reside en la capacidad de unir, organizar y movilizar a los actores sociales, afirmó Alarcón. Autor: Raúl Pupo Publicado: 21/09/2017 | 04:57 pm
El reto fundamental de los delegados y delegadas es el de organizar al pueblo, su comunidad, a los electores, para que les acompañen de manera activa en el ejercicio de su mandato de dos años y medio, y cuyos puntos de partida y llegada es ser un poquitico mejores cada día, en lo humano, lo colectivo y lo social.
La reflexión la hizo, este 19 de mayo, el diputado Ricardo Alarcón de Quesada, miembro del Buró Político y presidente del Parlamento cubano, quien asistió a la sesión solemne que dejó constituida la Asamblea Municipal del Poder Popular del municipio capitalino de Plaza de la Revolución, la cual tuvo lugar en el Aula Magna de la Universidad de La Habana.
El delegado no puede triunfar, ni ser exitoso en su gestión, si trabaja solo, dijo. La única forma de cumplir su misión es pensando, decidiendo y actuando, realmente, como un organizador, un promotor de la acción y la iniciativa colectivas desde el barrio.
Esa premisa, subrayó, es esencial para ejercer el control y la fiscalización del desempeño, en lo fundamental, de las administraciones enclavadas en su demarcación, lo cual significa organizarse todos para luchar de verdad contra el despilfarro, lo mal hecho, la corrupción, así como también contra la indisciplina social.
«Trabajar en colectivo además, le permitirá desarrollar las iniciativas que surjan de nuestra gente, allí, en la comunidad; y esa inteligencia y maneras de hacer propiciarán que todos se sientan responsables de los problemas y de las soluciones, de los cambios y las transformaciones que nos asegurarán ser un poquitico mejores cada día», puntualizó.
Las administraciones, en primer lugar, deben recordar que el delegado es la máxima autoridad política y moral en su área, afirmó Alarcón de manera categórica, al ser interpelado sobre la relación con las empresas e instituciones bajo su jurisdicción.
El delegado a la Asamblea Municipal del Poder Popular, recordó, es el único que fue primero propuesto, postulado y después elegido por el pueblo. Puede ser una persona humilde, un simple trabajador, un jubilado, o ama de casa, pero es, ante todo, la máxima autoridad política y hay que respetarlo.
Y eso es válido también, explicó, para poder cumplir su función, para lo cual debe contar con la colaboración, el respaldo, la ayuda de las organizaciones sociales, la comunidad, la población y sus electores, tanto de los que votaron por él como de los que votaron por el otro candidato.
A juicio del Presidente del Parlamento cubano, la clave del éxito de la gestión de los delegados y delegadas que desde ya están en plenitud de sus funciones reside en la capacidad de unir, organizar y movilizar a todos los actores sociales existentes en su circunscripción, consejo popular y municipio.
Y no hablo de éxito, indicó, en el sentido de que vayan a hacer maravillas, sino para el cumplimiento cabal de su misión, en la etapa actual es muy importante, porque se requiere dar un impulso mayor a la institucionalización del país, al rescate de nuestros valores y a la batalla económica, que es lo fundamental en este momento, y que solo se ganará con el pueblo, entre todos y con todos.
Interrogado sobre las manipulaciones, tergiversaciones y mentiras sobre la democracia y el sistema electoral cubanos, que forman parte de la agenda de la actual campaña mediática contra nuestro país, Alarcón señaló que los cubanos hemos votado más veces desde que se creó el Poder Popular en el año 1976, que cualquiera de los ciudadanos de Estados Unidos o de Europa.
«Votamos en las elecciones y votamos antes para decidir quiénes eran los candidatos de entre los cuales después elegiríamos a nuestros delegados. Eso no existe en ninguna parte del mundo.
«Nuestro sistema, lo digo sin ruborizarme, es muchísimo más democrático que cualquier otro, lo cual no quiere decir que sea perfecto. Pero la democracia es la búsqueda constante y sistemática de la sociedad ideal que cuesta mucho construirla. Que no es fácil. Lo sabemos. Y además, los cubanos y las cubanas sabemos que tenemos que hacerla en las condiciones de hostilidad, de guerra económica, de terrorismo y de la famosa campaña mediática», apuntó.
Nuestra obra requiere perfección, mucha lucha, mucho esfuerzo para seguir perfeccionándolo, enfatizó. Los delegados y delegadas que este miércoles tomaron posesión de sus cargos desempeñan un rol importante en esa batalla. Estoy seguro de que entre todos podremos seguir construyendo esa sociedad ideal.
Por último, Alarcón expresó: «Sirva de ejemplo la vida y la obra que nos legó Martí, el mejor Delegado que ha tenido Cuba y el mejor ejemplo para nuestros delegados y delegadas de hoy. Sacrificó todo. Fue capaz de vencer el dolor físico, el exilio y no pocas veces la incomprensión humana, pero sobre todo, fue capaz de dedicarle a su Patria hasta la vida misma».