«El dogma de que la mujer es tan sensible y tan poquita cosa, que tiembla, llora y no sabe qué hacer ante una persona grave o en estado crítico, lo han hecho trizas las especialistas cubanas en Terapia Intensiva».
Así lo aclaró a este diario la doctora Ángela Olga Hidalgo Sánchez, especialista de Primer Grado en Medicina Interna y de Segundo Grado en Cuidados Intensivos.
La también Máster en Urgencias Médicas, profesora asistente y vicedirectora de Urgencias del Hospital Calixto García, informó que hoy son mujeres la mitad de los intensivistas cubanos que atienden directamente al paciente grave, y ellas han demostrado capacidad y eficiencia.
«El trabajo de la mujer en esta especialidad —una de las más jóvenes, tensas y estresantes en Cuba— puede ser tan responsable como el de los colegas hombres», aseveró.
En todos los hospitales del país hay mujeres en las unidades de cuidados especiales de los servicios de urgencias, en las salas de terapia intensiva y en las de terapia intermedia.
Hay jefas de guardia de urgencia en algunos centros, como la doctora Susana Celestrín, en el Calixto García.
Otras especialistas competentes en la esfera son Pura Avilés, de Holguín; Irene Pastrana, de Pinar del Río, y Berta Lidia Castro, de Ciudad de La Habana.
En este campo se forman hoy más mujeres en nuestra patria que nunca en la historia, recalcó la doctora Hidalgo Sánchez y agregó:
«Nuestras doctoras atienden con maestría y seguridad a pacientes muy graves que llegan a los centros asistenciales con enfermedades coronarias agudas, accidentes cerebrovasculares o politraumatizados por accidentes de tránsito, las causas principales que motivan su urgente atención».
Los Cuidados Intensivos Polivalentes de adultos los comenzó en Cuba el profesor Sergio Antonio Rabell Hernández y en 1972 se abrió la primera terapia de este tipo en el Hospital Calixto García.
«Muchas veces es mejor tener a una mujer al lado, en la atención al paciente grave —en estado de coma y cuya vida peligra— porque infunden ánimo y saben tomar decisiones rápidas, adecuadas y oportunas», dijo el doctor Jaime Carlos Parellada, también intensivista de experiencia.
«La mujer de cuidados intensivos a veces es más fuerte que el hombre y no solo puede llevar una casa y una vida social, sino enfrentarse sin miedo día a día a un estrés como ese de atender a un paciente crítico y salvarle la vida», dijo el doctor Ernesto Zamora, intensivista del Pediátrico Juan Manuel Márquez.
Las doctoras Jacquelín Olmos Echemendía y Janet Moreira Barrios, de ese hospital pediátrico, confesaron: «Somos muy susceptibles y débiles ante el dolor, pero nos convertimos en leonas para evitar que muera un niño que apenas conoce el mundo».