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Recuerdos del mayo obrero

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Testimonio gráfico y verbal del 1ro. de Mayo de 1959, primera fiesta santiaguera de los trabajadores en Revolución. Joven avileña también descubre sus recuerdos

SANTIAGO DE CUBA.— La espontaneidad de sus nueve años alcanzó al pequeño para comprender que vivía un capricho de la suerte, nunca para imaginar que estaba haciendo historia.

Con el mayor desenfado respondió a las preguntas del dirigente. Dijo que su nombre era Jorge Campos Miguel, estudiaba en el colegio Lasalle el cuarto grado, que cuando fuera grande sería piloto o arquitecto, y hasta improvisó un discurso...

Ante una Plaza repleta acomodó como pudo su verbo infantil y expresó un saludo al Ejército Rebelde que los liberó de la tiranía que los tenía oprimidos... Entonces la voz del Che le susurró que lo más importante era estudiar, porque la Revolución necesitaba de jóvenes preparados.

No escapó al lente del colega Ernesto Ocaña, el bullir de un pueblo que quiso decir «sí» a la luz a solo cinco meses de estrenada. Así eternizó sus minutos. Hoy nos hace asistir en cuerpo y alma a la magia del 1ro. de mayo de 1959: pionero de las celebraciones de los trabajadores victoriosos en esta provincia.

Medio siglo después, el protagonista crecido rememora que un abrazo de obreros organizados en sus sindicatos bajaba por Santo Tomás rumbo a Carretera de El Morro y Calle 3. Entre puños, enarbolando la dignidad recién conquistada, gritos de triunfo y gestos de alegría, el niño fue arrastrado por su padre, integrante del Sindicato de Comunicaciones. Luego, sus grados de capitán en miniatura o su jovial menudez verde olivo lo llevarían a la tribuna.

Presidían el Comandante Ernesto Guevara, el Comandante Manuel Piñeiro, el entonces capitán Fernando Vecino Alegret, Aleida March y otros oficiales del Ejército Rebelde.

Ni piloto ni arquitecto, para Jorge Campos, graduado como técnico de nivel medio en Edificaciones y actual presidente de la peña deportiva de la Plaza de Marte, «constituye un privilegio haber podido conversar con el Che, por cuanto significa ese excelso humano que la memoria trae como un hombre sencillo».

En su apartamento 6, del G-12, en el Centro Urbano José Martí, la foto se conservó inédita hasta hace unos años, solo apreciada en fechas como esta, al calor del relato, a hijos, parientes y amigos.

Este viernes, otro vibrar, en otro escenario —como viene haciendo desde entonces— Jorge, junto a otros miles de santiagueros en la cabecera provincial y los ocho municipios, participará en el desfile por el Día Internacional de los Trabajadores. Ese, considera, es el mejor homenaje que puede rendirle a su suerte.

En Cuba no hay otro igual

Larissa Stoute, directora de la empresa SUCHEL- Cepil Juan Antonio Márquez, de Ciego de Ávila. CIEGO DE ÁVILA.— La vistieron de ambulanciera. Ese es el primer gran recuerdo que tiene Larissa Stoute Rosas de los desfiles por el 1ro. de Mayo. Ahora, a la vuelta de los años, convertida en la directora comercial de la Empresa SUCHEL-Cepil Juan Antonio Márquez, esta joven rememora aquellos actos.

«¿Cuándo desfilé por primera vez? —se pregunta. No lo puedo decir. Lo hacía de niña con mis padres, pero no tenía una noción real. Luego en la Primaria y sobre todo en la Secundaria empecé a tener una dimensión más cercana. Recuerdo que nos disfrazaban y los pioneros íbamos en bloque. Era algo que distinguía esos desfiles. Y mis primeros recuerdos vienen de uno de esos disfraces».

Larissa confiesa que el sentido completo del 1ro. de Mayo le llegó durante sus estudios en la Universidad de Camagüey. Eran tiempos —dice— de reafirmar los principios de la Revolución en medio de las grandes dificultades del período especial y de denunciar el bloqueo de los Estados Unidos.

«Por esos días de universitaria comencé a comprender lo que en verdad significa el bloqueo para un trabajador cubano —comenta. Creo que el desfile por el 1ro. de Mayo es un espacio de encuentro, una gran fiesta, la oportunidad de reafirmar la disposición de construir un país, y también un sentido de la vida.

«En nuestra empresa yo percibo que los obreros estamos identificados; no es necesario insistir mucho ni decir que vamos a tomar la asistencia. La gente va porque quiere, porque lo asume como suyo. De lo contrario nadie podría convocar esa multitud que desfila todos los años. Es más, creo que en Cuba no hay otro evento como el del 1ro. de Mayo». (Luis Raúl Vázquez Muñoz)

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