En el intrincado Consejo Popular de la Caridad de los Indios se preparan sus médicos y enfermeras. El proyecto forma parte de una experiencia cubana para la formación de estos especialistas en localidades de difícil acceso
MANUEL TAMES, Guantánamo.— No por intrincado en las montañas y distante de la cabecera de este municipio guantanamero, Caridad de los Indios es un Consejo Popular del que se pueda decir que el diablo dio tres voces y nadie lo escuchó.
Hace bastante tiempo salió del desamparo al que estaban confinadas las poblaciones del campo, e incluso de las grandes urbes en la Cuba previa a 1959. Camino hacia aquel recóndito asentamiento, situado a más de 30 kilómetros de Manuel Tames, la mente empieza a borrar las amargas impresiones de un viaje azaroso por un relieve accidentado, mientras aparecen señales de buenos estándares de vida: paneles solares sobre los techos de muchas viviendas, servicio público de telefonía satelital, escuelas, terrenos de béisbol, establecimiento comercial, y la festividad criolla propia de un batey campestre.
Pero lo que más gratamente impresiona es apreciar otra prueba de la capacidad de la salud pública cubana de reproducirse en cualquier escenario, por apartado o escondido que se encuentre; no ya por sus consultorios del Médico de la Familia pegado a las comunidades, que allí son casi una decena, sino en lo que constituye su más reciente muestra: el nuevo modelo de formación de profesionales de la salud en comunidades de difícil acceso.
Habría que pellizcarse si se es un poco incrédulo ante el espectáculo de seis jóvenes de aquella serranía, estudiantes de Medicina y Enfermería, atravesando el campo de pelota rumbo al dispensario del principal caserío de Caridad de los Indios.
La noticia es que no se forman en la Facultad de Ciencias Médicas de Guantánamo, como era lo habitual, o en el policlínico universitario de Manuel Tames, sino acogiéndose a otra modalidad: el nuevo modelo de formación de médicos latinoamericanos para estudiantes cubanos; el cual, en esencia, procura la formación de profesionales de la salud en comunidades de difícil acceso.
Estos serán los primeros médicos y enfermeras que esa comunidad verá formarse en roce diario con sus propios vecinos, parientes y coterráneos.
Universidad al «doblar la esquina»Prácticamente en los límites con el municipio de Yateras, en un lugar llamado Las Coloradas, a más de 15 kilómetros de Caridad de los Indios, vive Marbelis Rojas Lobaina, una de las afortunadas que estudia Enfermería en este consejo popular. «A pie o a caballo hago regularmente el trayecto hasta la universidad médica —ahora casi al doblar de la esquina—, aunque deba caminar muchísimo los lunes y quedarme en casa de un vecino aquí en Caridad de los Indios, porque la guagua sube solo los miércoles y viernes», dice.
«Mi familia y los pobladores de Las Coloradas se pusieron muy contentos cuando llegaron con la buena nueva a la Caridad los dirigentes de Salud del municipio y la provincia, además de los profesores de la Facultad de Ciencias Médicas de Guantánamo; al principio nadie creía que eso fuera a concretarse, hasta que un día me vieron con el uniforme... ¡Imagínese!».
Cualquier adversidad es poca, asegura esta joven de 28 años, comparada con el privilegio que le ha tocado vivir. Ella, junto a Yaimé Frómeta Paján, de 19 años, residente en Rosa de Levisa, a unos cuatro kilómetros de Caridad de los Indios, y Karelis Frómeta Matos, de 25 años, integran la plantilla de esa primera incursión de la Licenciatura en Enfermería en estas serranías.
No menos contentura se dibuja en el rostro de la estudiante de Medicina Yenisel Pineda Navarro, de 19 años, al hablar de su presente. «La primera vez que le tomé la presión a un paciente, bajo la tutela de la doctora Anisley, respiré hondo y empecé a sentir mayor confianza en que conseguiré graduarme y servir a los pobladores de estos lares».
Cinco computadoras para seis estudiantes es un buen comienzo, opinan los docentes. La licenciada en Enfermería Yudanaisis Figueras imparte una clase a sus estudiantes. Foto: Jorge Luis Merencio Cautín La doctora Anisley González Barzaga y la licenciada en Enfermería Yudanaisis Figueras Rodríguez desempeñan en Caridad de los Indios labores para las que están preparados los médicos cubanos en cualquier sitio de este mundo: asistencial, docente e investigativa.
Para impartir la docencia, conforme a los horarios que se han propuesto y su contenido, estas profesionales disponen en el dispensario de salud de un aula para Enfermería y otra para Medicina, más otro local con cinco computadoras y sus mobiliarios recién estrenados.
«Además —explica Yudanaisis— contamos con toda la base material de estudio en soporte digital, y bibliografía complementaria para las asignaturas biomédicas, integradas a la Morfofisiología; mientras que las sociomédicas (Informática, Inglés, Historia, y Educación Física) las imparten profesores adjuntos de un concentrado educacional que radica en Caridad de los Indios».
Anisley, nativa de Caridad de los Indios —aunque domiciliada en Héctor Infante, otro consejo popular más cerca de Manuel Tames—, le ve enormes ventajas a este modelo de estudio, donde «el estudiante desde el principio está rozando con el paciente y observando la atención en el consultorio; aprende a tomar presión, hace terreno junto al médico, conoce los principales padecimientos que aquejan a su población...».
Igual sucede con los de Enfermería, quienes según Yudanaisis «están en contacto con su perfil; asimilan no solo lo concerniente a vacunación, citología y atención preventiva en el terreno, sino que adquieren rápidamente capacidad de respuesta para primeros auxilios».
«Ellos están al lado nuestro casi todo el tiempo, y los horarios de clase y estudio se adecuan también a las circunstancias propias; la principal dificultad que hemos enfrentado es la dependencia del grupo electrógeno del dispensario, que a veces deja de prestar servicio por el mantenimiento y se demoran demasiado en hacerlo. Por otro lado sería muy óptimo contar con correo electrónico e Internet», opinan ambas.
Desterrando escepticismosLa agradable primicia, con sus expectativas y el halo de esceptismo que genera en algunos, guió a JR hasta la Vicedirección Docente de la Facultad de Ciencias Médica de Guantánamo. Allí las doctoras Delia Sotomayor Oliva, vicedecana docente, y Tania González Millán, directora de Carrera, argumentaron para desterrar cualquier sombra de duda.
«Es un proyecto diseñado por médicos cubanos para lugares de difícil acceso, que ha sido exitoso en Venezuela; desde que en mayo último una visita ministerial nos indicó esa tarea, empezamos a identificar las posibilidades reales en los lugares propuestos por el viceministerio de Docencia, y Caridad de los Indios nos pareció ideal para aplicar la experiencia: lejanía, recursos humanos y logísticos de salud, y las condiciones mínimas indispensables», apunta Delia.
«En aquel local superan ampliamente el indicador de computadoras por alumno, al disponer de cinco para seis. Es un proyecto conjunto de la Facultad y la Dirección Provincial de Salud.
«Una apreciable ventaja para el estudiante es la de poder estar al lado del médico, en el consultorio, en el terreno y en las mismas circunstancias en las que este interactúa con sus pacientes, adquiriendo habilidades; es el perfil del médico orientado hacia la comunidad donde vive y se desempeña.
«Sabemos que todo lo nuevo a veces genera resistencia, cierta duda, temores y detractores, pero estos estudiantes alcanzaron buenas notas en los exámenes del primer semestre, que se aplicaron simultáneamente para todos en la provincia; aspiramos a más, pero las expectativas se cumplieron».
De igual manera, señala Tania, fueron favorables los resultados en los policlínicos universitarios, «que ya son seis en la ciudad de Guantánamo, tres en Baracoa y uno en cada municipio restante, donde se aplican las herramientas básicas de este nuevo modelo de formación de médicos comunitarios para estudiantes cubanos.
«Todos, incluidos los que se forman por el modelo tradicional, disponen del libro de Morfofisiología en soporte digital, además de textos complementarios», abunda la doctora González Millán.
«A nuestro juicio, es el modelo que parece idóneo para serranías como Caridad de los Indios, donde casi siempre existen dificultades con la fuerza calificada de salud, porque tiene que ir desde la ciudad de Guantánamo, el municipio de Manuel Tames, e incluso desde otras provincias, en la etapa de Servicio Social», argumenta Delia.
«Estos serán el médico y la enfermera que viven cerca de sus pacientes, que se forman especialmente para evitar en lo posible que tengan que requerir de la atención secundaria de salud. Es, a nuestro modo de ver, un logro que sea la Universidad médica la primera en extenderse hasta ese sitio tan apartado», remarcó la doctora Delia Sotomayor.