Nos esperan cientos de miles de nuestros compañeros con sueños, esperanzas, expectativas e interrogantes, y queda mucho por hacer. Esa convicción sella el sentir de los 771 delegados al XI Congreso de la FEEM, quienes en largas jornadas analizaron los principales desafíos de su generación.
Ellos no estuvieron solos; en la jornada final se encontraban el General de Ejército Raúl Castro, presidente de los Consejos de Estado y de Ministros; José Ramón Machado Ventura, primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros; Esteban Lazo, miembro del Buró Político del Partido; Lázara Mercedes López Acea, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido; Luis Ignacio Gómez y Juan Vela Valdés, ministros de Educación y Educación Superior, respectivamente; Cristian Jiménez, presidente del INDER, y Julio Martínez, primer secretario de la UJC, entre otros muchos dirigentes del país.
También estuvo Fidel, y ellos lo sabían. No solo presente en cada idea, citado una y otra vez más por los estudiantes, recordado en cada postura definida por sus enseñanzas, sino que Raúl fue portador del mensaje:
«Hace unos momentos hablé con Fidel por teléfono. Él está al tanto de lo que ustedes están debatiendo. Dice que está muy contento de las intervenciones, que se siente orgulloso de ustedes y su organización. Les manda un saludo y dice que se encuentra aquí, junto a ustedes».
Y es que la profundidad de los análisis de estos jóvenes, de entre 15 y 18 años de edad, puede asombrar a los ingenuos, a los que esperan «ablandar con cantos de sirena» a las nuevas generaciones de cubanos.
Esteban Lazo calificó el Congreso de fructífera jornada juvenil, madura, caracterizada por el espíritu crítico y autocrítico.
«Con toda sinceridad —dijo—, oyéndolos a ustedes, puedo decirles que los temas que se discutieron no son solo los de los estudiantes de la enseñanza media; son los que actualmente discutimos en nuestra sociedad».
Continuar haciendo revoluciónEn el Congreso prevaleció el discurso franco y abierto, sin más compromisos que el apego a los principios revolucionarios, a nuestras raíces, y al socialismo.
La pregunta ¿cómo requiere la Patria en estos tiempos que sean sus jóvenes? fue presentada por Patricia Flechilla al leer el informe central al Congreso: «Los estudiantes de hoy tenemos una misión tan alta como los que hicieron la Revolución. Nos enfrentamos a peores influencias ideológicas y en muchos casos convivimos con ellas sin notar su peligrosidad.
«Estamos llamados a ser revolucionarios, más profundos y sinceros, y en la defensa de nuestra causa no tienen cabida la consigna vacía y el compromiso banal, sino el claro sentido del deber, de cuánto nos pertenece hacer frente a las prioridades de la Revolución».
En este sentido un estudiante de politécnico, de Matanzas, dijo que ellos reconocen contar con superiores medios y formas para adquirir cultura y conocimiento; sin embargo, no crece en consecuencia la consagración.
Con esta misma preocupación se pronunció Daína Rodríguez, de Ciudad de La Habana, quien afirmaba que «a veces desaprovechamos las oportunidades con las que ni siquiera soñaron nuestros padres; dejamos al profesor toda la responsabilidad, y en ocasiones ni el examen es motivo suficiente para obligarnos a estudiar.
«Hace cinco años no teníamos las cosas que hoy tenemos. Una forma más de defender la Patria, desde el estudio consciente como primer deber.
«El país cada día reclama profesionales y técnicos más preparados; si estudiamos, también aportamos al desarrollo futuro de la nación».
Igualmente se hace necesario cultivar en los estudiantes el hábito de trabajar, enfatizó Jorge Alejandro Machín, de Camagüey, porque solo así resolveremos la contradicción de consumir más de lo que tenemos: universalizando el trabajo simple. No puede haber separación entre la labor manual y la labor intelectual.
«El trabajo es el apoyo económico que damos los estudiantes de la FEEM a la Revolución. Si pretendemos tener una economía más fortalecida, debemos formar a sus trabajadores, y esos están hoy en nuestras aulas, realizando prácticas, aprendiendo oficios, movilizados en los campamentos agrícolas».
En este momento del debate, Carmen, una delegada de Pinar del Río, afirmó que la FEEM ha tenido 600 bajas de los centros estudiantiles.
«Tenemos recursos en nuestros centros para prepararnos bien; sin embargo, hay jóvenes con ausencias prolongadas. Ahí tiene que desempeñar un papel importante la organización. «Hay que llamar a contar a esos jóvenes, porque qué es lo que van a hacer. Ellos tienen la responsabilidad de formarse, y nosotros, los dirigentes estudiantiles, ayudar en su formación de valores. Y prepararse para el trabajo que es más que un deber, es una obligación».
Fortalecer la FEEMLa crítica fue en primer lugar hacia adentro, y el reclamo estuvo acompañado de madurez y comprensión. Cada planteamiento escuchado, y está el reto de trabajar mejor hacia dentro de la organización.
No podemos contentarnos con aglutinar a una gran masa estudiantil, refiere el Informe Central al Congreso. Las tareas que se nos confían demandan de una sólida organización.
Era necesario este Congreso para llegar a los grupos, dijo Osmany Castillo, de Guantánamo. Y es que estas reflexiones comenzaron en todos los centros de ese nivel de enseñanza, donde se propusieron los debates más profundos, pues todos fueron delegados, y los problemas identificados estaban más cerca de la reunión.
«Nos llegó la convocatoria a cada joven, conscientes de que solo con el aporte de todos podría tener éxito el proceso; implicamos también a profesores y padres».
Para Xavier, un delegado de Guantánamo, el espacio idóneo para resolver los problemas es el grupo. «Allí tenemos que encontrar las vías y las medidas concretas para darles solución a los problemas.
«La FEEM tiene su espacio fundamental, que está en la base, en las asambleas de grupo. Allí está el indisciplinado, el que no estudia, el que no aprovecha bien el tiempo en las prácticas pre-profesionales, y vamos a comprometerlo con los demás. Tenemos que pasar a una etapa superior de nuestro trabajo», concluyó Xavier.
Participar, debatir y transformarEstamos llamados a ser revolucionarios más profundos y sinceros, y en la defensa de nuestra causa no tienen cabida la consigna vacía y el compromiso banal, sino el claro sentido del deber, de cuánto nos pertenece hacer frente a las prioridades de la Revolución, afirmaba un delegado de Santiago de Cuba.
Para Danay Cepero Ortiz, de Cienfuegos, la mejor manera de decir es hacer, y ella lo hace desde el momento en que escogió la profesión de maestra.
------------------------------------------------------------------------------«--------------------------------------------------------------------Hace un momento hablé con Fidel en el receso
y está viendo el Congreso, está muy contento
con las intervenciones que ha podido escuchar,
se siente orgulloso de ustedes y de su organización.
Me pidió que les transmitiera un saludo y les dijera
que se encuentra aquí, junto a ustedes
Raúl Castro Ruz
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«Nunca pensé ser maestra; cuando la Revolución planteó la necesidad empecé a pensar en eso. Siempre hemos dicho Seremos como el Che, pues es hora de poner los intereses colectivos por encima de los individuales.
«A veces los padres influyen en esa decisión. No voy a decir que los míos no se asombraron. Pero conversé con ellos y les expliqué que era mi decisión.
«La respuesta que debemos darle a la Revolución está en el mismo concepto expresado por Fidel, Revolución es sentido del momento histórico».
Además de reconocer que ahora los centros escolares están mejor dotados con recursos, y que el estudio consciente es el primer deber de todos los estudiantes y una forma de defender a la Patria, los muchachos de la FEEM expresaron su disposición de hacerlo también a través de la preparación militar.
«La salvaguarda de la Patria no es tarea única de los hombres. Como lo demuestra nuestra historia, siempre fue más legítima e invencible la causa cuando una mujer alistó su corazón y tomó las armas», destacó Magali, quien cumple su servicio militar en una unidad de la DAAFAR, en Holguín.
«Estoy en una compañía de hombres, solo somos 16 muchachitas. Cuando estamos corriendo o marchando, por mucho que nos pesen la pala, la careta antigás y el fusil; por muchas ampollas que tengamos en los pies, no desistimos.
«Nos acordamos de Vilma y de las otras Marianas de la Sierra Maestra, que estuvieron siempre firmes. Y los varones dicen que mientras una de nosotras no se canse en un entrenamiento, ellos tampoco lo harán. Somos una flor. Pero no porque nos traten con blandenguería, sino porque nos preparamos igual que los varones, y así somos admiradas y tratamos de ser ejemplo».
Dayan Pompa Pupo, delegado de Las Tunas, afirma que muchos varones tienen un concepto errado del servicio militar.
«Algunos dicen que no quieren ir, porque se pasa mucho trabajo. Y eso es normal, porque en la guerra se pasan trabajos. Esa es una manera de prepararse, no solo para servir a la Patria, sino como revolucionarios, para enfrentar las dificultades».
Al respecto la FEEM exhibe logros concretos. Por ejemplo, que el 75 por ciento de los jóvenes nacidos en 1992 ya están inscritos en el Registro Militar, y que más de cien muchachas están hoy con el fusil al hombro.
Jorge Alejandro Machín, de Camagüey, afirma que «el machismo» no vale nada. «Muchas veces la familia no apoya a las muchachas para que pasen “el servicio”. Hay que hacerles conciencia a los padres de la necesidad de estar listos para la defensa de la Patria. Ellas tienen un papel que cumplir. No debemos limitarlas».
Como bien refiere el Informe Central, con el Congreso solo se cierra un capítulo que marca un nuevo punto de partida en el trabajo de la organización.
Desde el Congreso anterior, realizado en 2002, el escenario de la organización cambió significativamente: Las escuelas fueron favorecidas con transformaciones y programas de la Batalla de Ideas; se nutrieron las filas con el Curso de Superación Integral, nacieron los nuevos politécnicos de Informática, se incrementó la matrícula en los preuniversitarios, ante la posibilidad de un puesto en la educación superior para todos los graduados, una buena parte de los centros fueron favorecidos con reparaciones y mantenimiento, se entregaron módulos deportivos y artísticos, y llegaron a las escuelas los primeros instructores de arte.
Esta etapa del XI Congreso demostró que si se convoca con argumentos, sensibilidad y ejemplaridad tendremos verdaderos estudiantes protagonistas, plenamente identificados con la FEEM y sus representantes.
Han sido ocho meses de intensa discusión y accionar, que generaron un movimiento entusiasta desde la escuela hasta la comunidad. Ahora los delegados volverán a los grupos, a transmitir, a continuar debatiendo y accionar más que nunca, a concretar ideas y a poner en práctica en su escenario natural las enseñanzas de un Congreso que no concluye.
Homenaje a Panchito y al Titán
Justo al romper el día, y poco antes de partir hacia sus provincias, los delegados al XI Congreso FEEM rindieron homenaje, este lunes, a Panchito Gómez Toro, el joven casi niño que prefirió morir antes que abandonar a su jefe, el Lugarteniente General Antonio Maceo.
En el Mausoleo del Cacahual, monumento funerario donde descansan ambos héroes, se reconoció la valía de las muchachas que han decidido incorporarse al Servicio Militar Voluntario, se leyeron las Reflexiones del compañero Fidel dedicadas a la FEEM, y los jóvenes partieron llevando en sus mochilas el sello conmemorativo del Congreso y una copia de la carta de despedida de Panchito, como recuerdo del compromiso de vivir para la patria, o morir por ella.