Apenas 24 horas nos separan de la sesión constitutiva de la Asamblea Nacional del Poder Popular que, al tomar posesión de sus cargos los 614 diputados que la integran y elegir de entre ellos a su dirección y al Consejo de Estado, debe representar y expresar, como órgano supremo del poder del Estado, la voluntad soberana de todo el pueblo durante los cinco años de su mandato.
Este 24 de febrero, histórico ya porque estaremos celebrando el Aniversario 113 del reinicio de nuestras luchas por la independencia, marcará también el inicio de otra contienda en la vida de una nación que, a pesar del apetito voraz y creciente del imperio, tiene una obra que mostrar, compartir, mejorar y defender, como tributo a todos los patriotas que lucharon y luchan incansablemente por su existencia, bajo los principios de la libertad y la autodeterminación plenos.
El pueblo mismo, sostén principal de todas las batallas libradas hasta hoy, será quien elegirá a sus representantes en los máximos órganos de dirección del país, por medio de los 614 diputados que integrarán la Asamblea Nacional del Poder Popular. Primero, al Presidente, Vicepresidente y Secretario de nuestro futuro Parlamento; después, al Presidente, un Primer Vicepresidente, cinco Vicepresidentes, un Secretario y 23 miembros más del Consejo de Estado, dos de sus más importantes atribuciones, tal como lo establecen la Constitución de la República y la Ley Electoral.
Si el Consejo de Estado es el órgano que representa a dicha asamblea entre uno y otro período de sesiones, el Consejo de Ministros es el máximo órgano ejecutivo y administrativo y constituye el Gobierno de la República. A él le corresponde, entre otras muchas responsabilidades, organizar y dirigir la ejecución de las actividades políticas, económicas, culturales, científicas, sociales y de defensa, acordadas por la Asamblea Nacional; proponer los proyectos de planes generales de desarrollo económico-social del Estado y, una vez aprobados por la Asamblea Nacional, organizar, dirigir y controlar su ejecución.
Integrado por el Jefe de Estado y de Gobierno, que es su Presidente, el Primer Vicepresidente, los Vicepresidentes, los Ministros, el Secretario y los demás miembros que determine la ley, el Consejo de Ministros se ocupa también de la política exterior y el comercio exterior, así como de la elaboración del proyecto de presupuesto del Estado, dirigir la administración del Estado, unificar, coordinar y fiscalizar la actividad de los organismos de la Administración Central y de las Administraciones Locales.
Tanto los elegidos al Parlamento, como al Consejo de Estado o al de Ministros, son, en primera instancia, gente del pueblo, representantes de nuestros mejores valores.
Como gente de pueblo, se les confía el mandato de legislar pensando en la nación, pero sin perder los vínculos con el municipio por donde fueron elegidos como diputados.
Pensar en la gente, trabajar para la gente y promover su más amplia y real participación en la toma de decisiones en los asuntos de mayor interés y utilidad económica, social y política, a todos los niveles, es uno de los más grandes retos de los diferentes órganos de dirección del Estado.
Como expresara nuestro José Martí, «el gobierno es un encargo popular: lo da el pueblo, a su satisfacción debe ejercerse; debe consultarse su voluntad, según sus aspiraciones, oír su voz necesitada, no volver nunca el poder recibido contra las confiadas manos que nos lo dieron, y que son únicas dueñas suyas».