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Piden quitar a Cuba el corsé de la injerencia

Miguel Ángel Martínez, vicepresidente del Parlamento Europeo, conversa con JR acerca de la conferencia sobre las relaciones Cuba-UE, celebrada en esa institución

Autor:

Luis Luque Álvarez

Miguel Ángel Martínez. Foto: Roberto Suárez El tema a debatir era Cuba, y la sala se quedó chiquita. Hubo que habilitar incluso un espacio contiguo, donde no se veía, pero al menos sí se escuchaba. Un dato: el personal de apoyo había acudido a trabajar ese día voluntariamente, y solo por una causa: una pequeña Isla allá en el Caribe. El resultado valió la pena...

De ello nos habla el socialista Miguel Ángel Martínez, vicepresidente del Parlamento Europeo y presidente del Grupo de Amistad y Solidaridad con el Pueblo de Cuba, quien ayer conversó telefónicamente con JR sobre la conferencia «La política de la Unión Europea frente a Cuba», celebrada en la sede de la Eurocámara, en Bruselas, el pasado martes.

—Nos interesan sus impresiones sobre esta reunión...

—Ha sido extraordinariamente útil para proseguir con los esfuerzos del Grupo de Amistad y Solidaridad con Cuba. Contó con una gran participación, y la coordinamos con un conjunto de ONGs solidarias, que tienen programas de cooperación en Cuba, gente de la política y de la lucha en el terreno. Estuvieron presentes unas 200 personalidades, incluyendo diputados de otros países, y embajadores latinoamericanos, caribeños y de la propia UE.

«La participación de la delegación cubana, encabezada por Eusebio Leal, fue brillante. No solo se discutió y expuso en detalle lo que han significado las leyes Helms-Burton y Torricelli; no solo se explicó lo que Cuba viene haciendo en pos de la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio en la propia sociedad cubana y en otros países en desarrollo, sino que analizamos la intolerable postura de la UE respecto a Cuba, y observamos cómo, tras haber conseguido que una serie de gobiernos —encabezados por el de España— deseen cambiar esta política, desde el Parlamento Europeo hemos conseguido dar un impulso grande para que en efecto se declare intolerable la Posición Común y se busque un nuevo marco de respeto mutuo, que propicie que las relaciones con Cuba sean fructíferas y positivas».

—De las intervenciones de diputados europeos, ¿cuáles destacaría?

—Si hubiera que subrayar una, sería la del diputado socialista italiano Claudio Fava, el famoso ponente de los informes sobre los vuelos de la CIA. Él estuvo en la diana de todos los ataques de la derecha. Después de haber denunciado la Posición Común, fue el que con más claridad expresó que hay que llegar a un marco nuevo de relaciones, suprimir las sanciones que todavía arrastramos como un lastre, e indicó cuál es el camino para que ese nuevo contexto pueda establecerse cuanto antes.

—¿Qué incidencia real puede tener un debate así en la modificación de la política exterior de la UE hacia Cuba?

—Es muy relevante que la propia Comisión Europea haya estado representada al más alto nivel. El comisario de Desarrollo y Ayuda Humanitaria y ex canciller belga, Louis Michel dejó claro que la Posición Común no es más que una especie de corsé incómodo, un impedimento difícil de eliminar, pero que hay que intentar superarlo como sea.

«En el debate, se resaltó que se deben hacer todos los esfuerzos necesarios para suprimir la Posición Común y las sanciones. Pero no podemos estar exclusivamente en eso, sino que debemos ir abriendo espacios, apoyando a aquellos gobiernos que quieren cambiar, y llenando de contenido esos espacios para que la cooperación vaya tomando cuerpo».

—¿Cuán próximo o lejano cree usted que esté el momento en que el Europarlamento apruebe una resolución en la que se pida la derogación de la Posición Común?

—Eso será muy difícil, porque aquí existe una mayoría de fuerzas de derecha y extrema derecha. Hay un grupo de países en los que, en elecciones democráticas, ha prevalecido la derecha, y esa era una de las cosas que se dijo ayer con serenidad: No nos engañemos por ser muchos aquí y estar en un buen ambiente, y porque no han conseguido sabotearnos. Sí, porque hubo quienes estuvieron viendo la posibilidad de venir a hacer bulla. Pero no hubo el menor incidente.

«Insistimos, no obstante, en que lo del martes no es algo aislado, sino fruto de mucho esfuerzo, de mucha gente moviéndose al aire libre y a la sombra. El consenso es que esto no debe quedarse ahí, sino ser seguido por otras iniciativas que sirvan para recoger lo que sembramos en esta reunión».

—Le agradezco que haya accedido a conversar con nosotros...

—Pues les quiero mandar un saludo a los amigos en Cuba y decirles que estamos muy contentos de cómo transcurrió todo. Cuando nos despedimos de los diputados cubanos participantes, estábamos muy emocionados, pues es una pelea que hemos estado dando por mucho tiempo, y esta fue una victoria.

No a la imposición

Al habla con nuestro diario desde la capital belga, la diputada cubana Kenia Serrano, miembro del Comité Ejecutivo de la Unión Interparlamentaria, estimó que «se abre paso un clima diferente, de comprensión, de entendimiento. Los cubanos que estamos aquí, los diputados y los otros compañeros, pudimos hacer un debate sincero, franco, sin separarnos en ningún momento de cuestiones que para nosotros son principios. Nada justifica ni la Posición Común ni el bloqueo».

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