Presos políticos del Castillo del Príncipe durante la década de 1950. Haydée Santamaría, en carta enviada a Celia Sánchez en la Sierra Maestra, le expresaba: «Hay algunos muy malos ya, y puede que se nos mueran los muchachos en la huelga de hambre»*.
Hablaba Haydée de la primera huelga de hambre realizada en el Castillo del Príncipe, que concluyó el 31 de julio de 1957, para tratar de parar en seco y denunciar los crímenes que se cometían en el Presidio Modelo, en la Isla de Pinos.
Entre los torturadores y criminales figuraban el comandante Pedro Rodríguez Coto (Perico); el cabo Ramos (Pistolita); y Salustiano Rodríguez Contreras (el Mayor Cebolla).
Sin embargo, el peor de todos era el coronel Manuel Ugalde Carrillo, supervisor militar del penal y antiguo jefe del Servicio de Inteligencia Militar (SIM). El 10 de marzo de 1952, a las 8 de la mañana, era teniente, pero al mediodía fue ascendido a comandante, y a las 8 de la noche a teniente coronel.
Donde Batista quería aumentar el terror, lo mandaba a él. No obstante, los presos del Castillo del Príncipe, a través del Comité de Abogados Pro-solución Nacional establecieron querella criminal, primero a cargo del doctor Barreras y después del doctor Justiniani.
Gárgaras de sol y firme denunciaDonde sufrieron prisión revolucionarios de 1930, tuvo lugar la huelga de hambre en julio de 1957, encabezada por Faustino Pérez. Un día acudió a inspeccionar el presidio de la Isla el propio magistrado Barreras, del Tribunal Supremo. Cuando el coronel Ugalde Carrillo le dijo al inspector: «Todo está en orden», Néstor Rodríguez, asaltante del cuartel Goicuría, saltó, indignado y expresó: «No es así. Yo acuso a este señor —señaló a Ugalde— de cometer abusos, torturas y asesinatos con los presos comunes aquí».
Barreras inició un proceso contra Ugalde, que Batista hizo trizas para amparar a su amigote. Y Néstor fue llevado a la bartolina de castigo: «¡Estarás ahí hasta que te mueras!».
En esa prisión se aplicaba a los presos enfermos una medicina insólita: los mandaban a ponerse con la boca abierta, para coger sol en la garganta.
Hablan tres participantesHoy solo sobrevive un puñado de los protagonistas de aquella huelga. De estas amargas historias nos hablan Manuel Graña, Enrique Enríquez y Erasmo Calzadilla, tres combatientes de la lucha clandestina, quienes también nos recuerdan los elementos esenciales del hecho.
«Allí los presos, desde las seis de la mañana, estaban en brutales filas como esclavos en las canteras de mármol, en un tejar, en labores agrícolas y hasta trabajando a la fuerza en construcciones privadas.
«El 14 de junio de 1957 varios presos políticos del Castillo del Príncipe, en La Habana, entre ellos Gustavo Ameijeiras, Sergio González —el Curita— y Arístides Viera González, exigieron por escrito al Tribunal de Urgencia de La Habana, la atención médica e higiénica del gobierno para resolver la situación imperante allí.
«El día 28 se hizo una asamblea general con los presos políticos que estábamos en el Príncipe, para realizar una huelga de hambre solidaria con los compañeros de Isla de Pinos. Los presos de las distintas galeras seleccionaron a su delegado. Por ejemplo, Viera por la 4; Faustino por la 3; Luis López Pérez por la 1 y Lauro Blanco por la 21. La Comisión Organizadora o Comité de Huelga estuvo presidido por Faustino Pérez.
«Se recibió en el Vivac un escrito firmado por Aldo Santamaría, que incluía orientaciones de Fidel Castro para denunciar, por todas las vías, los maltratos a los presos del lugar.
«Esto se hizo el 14 de julio, ante los familiares de visita. Provocó una verdadera agitación. Al frente de los que protestaban figuraba Arístides Viera González.
«Un grupo de compañeros recorrió las diferentes galeras llamando a la Huelga. Los principales presos pidieron una urgente Asamblea General. Se realizó en el patio de la galera 21 y se nombró a Luis López Pérez para dar a conocer las razones de la acción.
«El 14 de julio la prensa publicó la declaración “Al Pueblo de Cuba” de los huelguistas, solidaria con los presos de la Isla de Pinos, para erradicar abusos y lograr la renuncia de Ugalde Carrillo y sus colaboradores.
«En 48 horas se habilitó la galera 21 para que fuera el foco central de la huelga. Hasta allí fueron los presos que estarían en ese valiente gesto. Comenzó el 16 de julio a las 6 de la tarde, como una nueva batalla contra la dictadura.
«A las 114 horas de iniciada dicha huelga de hambre en el Príncipe, el 21 de julio de 1957, Faustino Pérez escribió a Haydée Santamaría sobre la lucha contra Batista y mencionó, entre otras cosas, que la debilidad era progresiva en casi todos los compañeros, pero que estaban decididos a vencer».
Mujeres por primera vez en huelgaManuel Graña aclara: «En aquella primera huelga de hambre en el Príncipe participaron 93 revolucionarios presos allí, 68 en el Vivac y 25 en la cárcel. En el primero había cinco galeras, y en la última estaban los condenados en la galera 15. La huelga comenzó el 16 de julio en el Vivac. El 17 se incorporaron los de la cárcel. El 18 las mujeres presas en Mantilla y Guanajay. Fue la primera vez en la historia de Cuba que el sexo femenino participa directamente en una huelga de hambre por razones políticas. Fue también la de mayor número de participantes en Cuba hasta ese instante, porque hubo una en febrero de 1958 que la superó en número y abarcó a todo el país. A la nuestra se fueron sumando gradualmente la prisión de Pinar del Río, el 22 de julio; y la Cárcel de Boniato, en Oriente, el día 28. Por primera vez participaron sancionados políticos en una huelga de hambre».
Graña insiste en algo no menos relevante: «En nuestra huelga participó José Luis Galindo Cruz, natural de Santa Isabel de las Lajas, quien vino condenado con destino posterior a la prisión de Isla de Pinos. Estaba tuberculoso y lo ocultó. Se lo llevaron para la Isla con otros ocho presos políticos, y murió allí a los tres meses picando piedras en trabajo forzoso.
«Algo más —refiere Graña: los sucesos de la huelga conmocionaron al país y se sucedieron protestas de todo tipo, al punto de que en un programa televisivo denominado Madres de Cuba, del Canal 6, se levantaron bruscamente varias mujeres y enarbolaron un cartel contra la dictadura de Batista y en apoyo a los presos políticos.
«De aquellos 93 participantes, con los meses, como consecuencia de sus luchas, murieron 12 en el Llano o la Sierra, y 32 fueron condenados a prisión, prueba de que estaban decididos a combatir a la tiranía».
Apoyo a la huelgaErasmo Calzadilla y Enrique Enríquez explican que presos de la galera 15 en el Príncipe, detenidos en tránsito de pocos días allí, pues serían enviados al Presidio Modelo, decidieron sumarse a la huelga de hambre. Las autoridades del penal decían que solo había huelga en la galera 21.
«El ayuno se inició el 16 de julio de 1957 en la galera 21. El apoyo exterior fue muy grande. En la Escuela Profesional de Comercio de La Habana varios estudiantes solidarios se declararon en huelga de hambre simbólica en apoyo a presos de la Isla y del Príncipe.
«Similar actitud tuvieron presos políticos de Pinar del Río y de las cárceles de mujeres de Mantilla y de Guanajay. Y, además, se palpó en actos callejeros un gran apoyo del Frente Cívico de Mujeres Martianas.
«Unas 50 mujeres fueron a la Audiencia a ver al magistrado José R. Cabezas Clavelo, que actuó como Presidente en funciones, para que el Tribunal de Urgencia decretara la libertad provisional de los huelguistas, pero este se negó. Y otras 40 acudieron a la emisora CMQ pidiendo la destitución de Ugalde.
«La prensa aludió a una manifestación de familiares de presos huelguistas, brutalmente reprimida por la tiranía, en el lugar donde se construía el Hotel Habana Libre, en 23 y L. Y obreros de la construcción lanzaron ladrillos contra la policía, desde gran altura, como repudio a aquel atropello».
Los participantes marcharon por San Lázaro hasta la calle L. Los abogados Alfredo Yabur y Eduardo Corona acompañaban a los protestantes como amparo jurídico.
Los tres testimoniantes explicaron que también otras instituciones protestaron: la Cooperativa de Ómnibus Aliados; la Asociación de Alumnos de la Escuela Profesional de Comercio de La Habana; la FEU; el Sindicato Textil de Ariguanabo, en Bauta; la fábrica de tabaco Hojas Selectas, de Artemisa; estudiantes del Instituto No. 1 de La Habana y del Instituto de Comercio de Marianao.
«Numerosas organizaciones nacionales de carácter político, cívico, religiosas o fraternales, se sumaron al apoyo a los presos en huelga, destacándose la declaración pública de más de 200 artistas de la radio y la televisión nacional, según publicó la revista Bohemia de la última decena de julio de 1957».
Cuentan los entrevistados que a los 16 días de iniciado el riguroso ayuno, el Comité de Huelga decidió terminarlo. El rotativo Prensa Libre, el 2 de agosto de 1957, anunció el fin de la huelga por boca del coronel Daniel Martínez Mora. Coincidió con la nueva suspensión de las garantías constitucionales. Así la tiranía abortó de modo cínico el proceso contra su asesino Ugalde Carrillo. Aquello fue, en opinión de los testimoniantes, una osadía entre rejas.
*Página 559, Tomo II, del libro Frank entre el sol y la montaña, del general (r) de las FAR William Gálvez.