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Evitan jóvenes guardafronteras cubanos penetración de un recalo de droga

La acción decidida en la zona del litoral de Nuevitas, en Playa Santa Lucía, Camagüey, permitió incautar un cuarto de tonelada de droga

Autor:

Juventud Rebelde

En este recalo se incautó un cuarto de tonelada de droga. Fotos: Cortesía de Guardafronteras

CAMAGÜEY.— El intenso frío anunciaba la llegada del invernal noviembre. Con él desaparecía la quietud que caracteriza a las costas del norteño litoral nuevitero para dejar un mar revuelto, con olas de hasta tres metros.

En medio de aquel entorno, los pasos acelerados de los hombres de verde olivo rompían las barreras del viento, que unidas a la pertinaz llovizna entorpecían el camino a todo lo largo de la costa.

Así fueron los días de aquel frente frío en que una marejada innavegable arrastró desde quién sabe dónde el primer paquete de droga, de los 43 interceptados por los guardafronteras del Puesto Fronterizo Punta de Ganado, en la localidad de Santa Lucía.

HALLAZGO «A GOTAS»

El 22 del propio mes, en Cayo Sabinal, Ensenada Honda, los combatientes Randy Guevara y Roberto Padilla divisaron el primer paquete a las nueve y veintidós de la mañana, y minutos después el segundo fue localizado en Estero La Palma. Así se confirmaba lo que ya era sospecha en la Jefatura del Puesto Fronterizo: un recalo masivo de droga.

Junto a la noticia se decretó de manera simultánea la señal que desata las medidas de enfrentamiento al narcotráfico.

«A partir de este momento se intensificaron los servicios operativos en la costa y la búsqueda de información, y se reforzaron los frentes afectados, Sabinal y Santa Lucía, con combatientes del estado mayor, las fuerzas navales y el personal de los órganos de enfrentamiento del MININT», explicó el capitán Amaury Cano Frómeta, quien se encontraba de guardia y tuvo que implementar, junto a los jóvenes guardafronteras, lo establecido para estos casos.

Sin embargo, lo que parecía que terminaría rápidamente a causa del embravecido mar, se alargó hasta el día 28.

Los arrastres de aquel hallazgo se sucedieron como con un cuentagotas, como arrancándole la tranquilidad a los combatientes, pues los 43 paquetes incautados, de igual proporción y contenido, recalaron nada menos que en 25 sitios diferentes.

«No fue fácil, pues esto te mantenía en alerta constantemente, cuando menos imaginabas aparecía un paquete de los que no brillan, cosa que hace más difícil la búsqueda si a esto le sumas el mal tiempo, que entorpece la visibilidad y el propio trabajo del hombre», confirmó el teniente Marjal Hidalgo Feria, oficial operativo.

EL MAYOR DE TODOS

En un vehículo todoterreno, más lento que de costumbre y conducido por Kenny Riverón Carralero y el capitán Eduardo Moreno, patrullaban los catorce kilómetros que separan al Puesto Fronterizo de Punta de los Muertos, lugar hasta donde debían llegar.

Durante el largo recorrido, los jóvenes paraban una y otra vez para tirarse del carro y chequear si cualquier bulto en la costa era un paquete de droga.

Así transcurrió la noche del día 24, los dos combatientes retaron la llovizna, el frío y a los temibles «dientes de perro», que no permitían que el carro se acercara.

Casi al amanecer y muy cerca del caserío, un gran embrollo de sargazos, junto a otras malezas propias de la costa, atrapado entre las afiladas rocas, llamó su atención.

«Primero se tiró el capitán, y al confirmar que era una gran paca con diez paquetes de droga me tiré yo para subirlo hasta el carro. Nunca imaginé que aquel sería el hallazgo más grande de todos los que se encontraron durante los días que duró la operación.

«Lo que más nos reconforta es que este alijo fue también el que más cerca estuvo del caserío. Solo pensar que la droga pudiera ser interceptada por alguien inescrupuloso me quita el sueño todavía», afirma Kenny, mientras deja escapar otra reflexión:

«Mire, yo soy de muy cerca de aquí, de Las Ochenta... cuando mi gente se entere, sabrán que ni una pizquita de droga pasó a tierra firme y esto bien vale noches sin dormir».

EN ALERTA CON MI GENTE

Nada pasó inadvertidamente. A las fuerzas de guardafronteras se sumaron los vecinos del lugar organizados en la Red de Colaboradores, quienes también apoyaron en la operación.

Una de las experiencias más contadas por todos en Punta de Ganado fue la del vecino Yoel Ortega, quien junto al soldado Melanio Santana encontró, el día 25, el último de los recalos.

«Estábamos patrullando cuando en medio de la oscuridad enfocamos el paquetico en la marea alta —recordó Ortega.

«No esperamos, lo cogimos y lo trasladamos de inmediato hacia la Marlin, lugar donde hay que entregar los hallazgos».

En la ofensiva contra el narcotráfico muchas pueden ser las historias de estos pobladores, como la que contó Dora Carmenates: «Mi hijo solo tiene ocho años y ya anda pensando hacer patrullas con sus amiguitos en las vacaciones. Como él nos ve en estas guardias se quiere sumar, aunque sea, como dice Gasparito, “de mentiritas”».

EL MAYOR RECALO

En estos recalos las autoridades incautaron cerca de un cuarto de tonelada de droga. 15 de los 25 hallazgos fueron en la zona de Santa Lucía, el resto en Cayo Sabinal.

Este operativo, realizado dentro de la Operación Aché III, se dirigió a la búsqueda del recalo de drogas más numeroso de los ocurridos en esta provincia en el 2006, por lo que, a pesar de encontrarse el último alijo el día 25 de noviembre de ese año, la búsqueda se extendió ininterrumpidamente hasta el 28 del propio mes.

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