Los miembros del Buró Político Esteban Lazo y Abel Prieto, así como el integrante del secretariado del Comité Central, Víctor Gaute, y otros invitados recorrieron las instalaciones de la Federico Engels.
Gracias a un fuerte proceso inversionista en la industria gráfica, Cuba posee una de las tecnologías más avanzadas de impresión en el mundo, y de referencia en América Latina. Este es el caso de la imprenta Federico Engels, reinaugurada en un acto celebrado ayer en ese centro, que conmemoró además los cinco años de fundada la imprenta Alejo Carpentier por el Comandante en Jefe como parte de los programas de la Batalla de Ideas.Por su tecnología y concepción productiva ambos talleres se caracterizan por una disminución del costo de producción, inmediatez y calidad competitiva en comparación con otras industrias gráficas. Se han constituido además en unidades docentes, colaborando estrechamente con el Centro Nacional de Formación y Superación Técnica de la Poligrafía en la capacitación de cientos de jóvenes como obreros calificados y técnicos medios en Artes Gráficas.
Muchos de estos muchachos han sido autores de la recuperación de la imprenta Federico Engels y de la puesta en marcha de la Alejo Carpentier.
Ahora ellos estudian también carreras universitarias como Ingeniería Industrial o Informática, en una cifra que será superior a todos los que se graduaron desde el triunfo de la Revolución.
El esfuerzo de estos jóvenes, directivos y de quienes pusieron sus conocimientos y esfuerzos en revitalizar la impresión de libros, fue reconocido ayer en acto efectuado en la Imprenta Federico Engels, fundada en 1972 y que ahora resurge tras un importante proceso inversionista.
En la actividad, donde estuvieron presentes los miembros del Buró Político Esteban Lazo, Abel Prieto y el integrante del Secretariado del Comité Central, Víctor Gaute, el jefe del Departamento Ideológico del Comité Central del PCC, Rolando Alfonso Borges, señaló que la industria gráfica ha logrado producir casi 70 millones de libros en los últimos cinco años como promedio anual, mucho más que el récord histórico de Cuba, que databa de 1989, cuando se hicieron unos 50,5 millones de ejemplares.
Otro importante logro fue la producción en conjunto entre ambas industrias de 8 217 683 ejemplares para la última Feria Internacional del Libro, así como los 100 000 módulos de una nueva Biblioteca Familiar, que en esta ocasión incluye un Breve Diccionario de la Lengua Española, un Diccionario de Sinónimos y Antónimos, y los títulos El arte de la Oratoria y Los desafíos de la ficción (técnicas narrativas) que se distribuirán en las escuelas y bibliotecas del país.
MODERNOS PAPIROSA cinco años de inaugurada la Alejo Carpentier, manos jóvenes que se han hecho expertas sobre la marcha, acompañados de «viejos» maestros, han contribuido a rescatar el oficio de la impresión.
Con mucho que aprender todavía pero de gran voluntad, ellos han hecho posible el aumento de las tiradas de la Feria Internacional del Libro, y también innumerables proyectos de la Batalla de Ideas, e incluso la colaboración internacionalista de Cuba con otros países, particularmente en la noble tarea de enseñar a leer y escribir.
Muy importante ha sido el hecho de que la tecnología instalada sea una de las más modernas del mundo, pues casi todo el proceso está actualmente computarizado, por lo cual los libros y otros materiales destinados a imprenta llegan ya en formato digital al departamento de preprensa, según explica Armando Pajón, jefe de este en la Engels.
Allí un software especializado descompone en colores el material, pues la imprenta sobreimprime cuatro colores —cian, magenta, amarillo y negro— en planchas diferentes, que una vez combinados se entrecruzan para conformar ilustraciones, fotos, grabados y colores de letras.
Aquí también la tecnología ha cambiado, asegura Iveniset Gómez, una joven que ya es especialista en preimpresión, pues fundó la Alejo Carpentier y ahora trabaja en la Federico Engels. Actualmente, en vez de «filmar» primero los pliegos de hojas y después imprimirlos en la plancha metálica que va a la máquina, gracias al computer to plate pueden volcarse directamente en la plancha metálica.
Esta, a su vez, cuando está revelada va a la máquina, y ya de ella salen los pliegos, que en el caso de la rotativa puede llegar hasta 70 000 ejemplares por hora, explica Víctor Manuel Azoy, joven también graduado recientemente y formado a pie de máquina.
LEER SIN SUCIEDADLo que más asombra a muchas personas que han visitado ambas imprentas es la juventud de la mayoría de sus operarios, quienes se han formado sobre la marcha como técnicos u obreros de Artes Gráficas, e incluso han continuado estudios de perfeccionamiento hasta en el extranjero, como es el caso de Zunilda Fernández quien se recalificó en Suiza.
«Actualmente estudio Ingeniería Civil en la universalización. Como yo, otros jóvenes asumimos la tarea de echar a andar la Alejo Carpentier, y después la remodelada Federico Engels.
«No digo que fue ni que es fácil. Aquí no hay horarios, pues vivimos consagrados cuando hay alguna impresión urgente, y además hemos tenido que estudiar mucho para dominar una tecnología muy novedosa, de la cual aún podemos extraer mucho más».
Sin embargo, no solo ha aprendido ella, sino que actualmente entrena a otros jóvenes, pues la peculiaridad de la Alejo y la Federico es que son inmensas escuelas talleres donde muchachos y muchachas sin formación laboral han encontrado un espacio para trabajar y superarse.
Teclados, mandos eléctricos y sistemas automatizados, alejan la añeja imagen de un linotipista viejo y gruñón lleno de tinta y churre, pues hoy son jóvenes, en su gran mayoría recién graduados, quienes a golpe de voluntad e inteligencia hacen posible el placer de leer, tanto en Cuba, como en varios lugares del planeta.