Foto: Calixto N. Llanes Existen criterios de que el Sol sana... Y no están errados quienes así piensan. Solo que esto es una verdad a medias.
De acuerdo con los criterios médicos, la exposición al Sol posee una acción terapéutica ante diversas enfermedades; coadyuva a la formación de vitamina D, y hasta «una exposición controlada de los niños es necesaria para fijar la vitamina D, que evita el raquitismo».
Sin embargo, aclaran, «una exposición prolongada a la radiación de rayos ultravioletas (UV) puede producir efectos agudos y crónicos en la salud de la piel, los ojos y el sistema inmunológico».
Según un reciente encuentro con especialistas de la Oficina Técnica de Ozono, puede deducirse que los cubanos están entre las nacionalidades que más se exponen al Sol de forma alegre y deliberada.
Los expertos de la Oficina cubana del ozono explicaron que «las quemaduras solares y el bronceado son los efectos agudos más conocidos de la exposición excesiva a la radiación UV. A largo plazo —reseñaban—, se produce un envejecimiento prematuro de la piel como consecuencia de la degeneración de las células, del tejido fibroso y de los vasos sanguíneos, inducidos por la radiación UV.
«Y los efectos crónicos comprenden dos grandes problemas sanitarios: los cánceres de piel y las cataratas».
Explicaban que, como dice el refrán, Cuba es un eterno verano, «nuestra población pasa largos períodos bajo la exposición solar».
Aquí —informaban— las principales atracciones recreativas son las playas —para el baño o el bronceado—; los juegos y la práctica de deportes expuestos al Sol —como la pelota y el fútbol—; las modas o estéticas que cada vez ofrecen mayor exposición a los rayos solares (¡entre menos ropa, mejor!); y las ocupaciones y labores que implican gran exposición solar.
Los especialistas significaron que existen diferentes variantes de radiación ultravioleta. Está la UV-A, que actúa sobre la melanina ya existente y da lugar a un bronceado conocido con el nombre de pigmentación directa y su poder para causar eritema es muy débil.
La UV-B, que causa el eritema solar, y desencadena la pigmentación de la piel con formación de melanina (melanogénesis). «En la reacción eritemática —abundaban— aparecen las siguientes modificaciones: a las 24-48 horas surge edema y degradación celular, y en insolaciones muy prolongadas se produce un edema con vesiculación y ampolla con descamación superficial».
Esta es responsable del bronceado indirecto. Produce enrojecimiento superficial y después aparece el bronceado que será más rápido y de gran magnitud, más persistente que el producido por el UV-A. A este tipo de radiación se le atribuye el efecto maligno del Sol. Y la gran mayoría son captadas por el ozono.
Por último está la radiación ultravioleta UV-C, que es «responsable de quemaduras muy intensas pero, afortunadamente, absorbidas por el ozono y no estimula la pigmentación cutánea».
También debe saberse que el efecto dañino de los rayos del Sol es de tipo acumulativo —a mayor exposición a lo largo de la vida, peor pronóstico—; que la población más expuesta a la acción solar son los niños y jóvenes, pues en su actividad diaria suelen tener mayor exposición; que los efectos dañinos aparecen con mayor frecuencia luego de la cuarta década de vida; que la población de piel blanca tiene más riesgo al daño; que la melanina es un protector natural de la acción solar moderada; y que el medio día astronómico (11:00 a.m.-3:00 p.m.) es el horario de mayor efecto directo de la radiación solar, y por tanto, el más peligroso.
A pesar de que en los últimos años se ha logrado reducir el deterioro de la capa de ozono, y que si la comunidad internacional cumple sus obligaciones sobre las sustancias que la agotan quizá a mitad de siglo pueda ponerse fin a este problema, por ahora lo mejor que hacemos bañistas y vacacionistas es actuar con mesura ante el Sol, ese buen amigo que hay que querer, pero también respetar.
Los expertos de la Oficina Técnica de Ozono recomiendan proteger las zonas más sensibles del cuerpo como la cara, los labios, los senos, las orejas y el dorso de los pies y usar vestimenta adecuada cuando se requiere estar expuesto al Sol.
Las gorras, sombreros, sombrillas son medios útiles para la protección; la arena, la sal y el agua reflejan los rayos, por lo cual muchas veces no es suficiente estar bajo una sombrilla.