La tecla del duende
Todavía existen dudas en torno a la presencia de los duendes en la cotidianidad. Quienes prefieren llamarlos seres de bien, almas extraordinarias, personas necesarias, olvidan que existe una magia diferente en las miradas de quienes transitan por la vida con esa vocación de «encantar». Si aún desconfía de los duendes reales, le cuento: Necesitaba una jaba para comprar dos productos muy necesarios. El precio de las bolsas plásticas, establecido por compatriotas nuestros, me parecía excesivo. No obstante, asumí como bolsas las manos, como compañía una cola, como espera las historias de quienes comparten contigo como familia en la fila.
Al plantear mi situación en confianza, una adulta mayor de mediana estatura me ofreció una de sus bolsas. Como compensación le ofrecí dinero, y ella una sonrisa de esquiva y una mirada que decía: ¿qué es eso?
Eso, que era un pequeño gesto, fue apenas el primer botón de muestra de generosidad de Aida. Seguidora de Serrat, esa loca bajita que no nació en el Mediterráneo estuvo pendiente de que no se fuera mi turno para comprar. Una sonrisa fue el regalo adicional. De que me gestionaran el cambio al efectuar el pago, con apenas una seña cómplice de sus ojos. De encaminar mi traslado a casa y de que en una próxima cola, ojalá coincidiéramos para seguir conversando. Y en todo ello, una satisfacción de hacer el bien que brillaba en su mirada.
Cuando todo esto pase, Aida, nos tomaremos el café. Conversaremos sobre diversos temas y la llevaré a la Tertulia de La Habana. Las almas buenas tienen que estar unidas, los duendes tienen que conocerse, las buenas experiencias deben compartirse y multiplicarse.
Los ríos no beben su propia agua; los árboles no comen sus propios frutos. El Sol no brilla para sí mismo; las flores no esparcen su fragancia para ellas. Vivir para los otros es una regla de la naturaleza. La vida es buena cuando tú estás feliz, pero es mucho mejor cuando los otros son felices por causa tuya. (Tomado del perfil de Facebook de Yule Massiá).
Cucuso: Superamos a Laura, superaremos la COVID, se supera cada día nuestro amor. No dejemos de superarnos. Cucusa.
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