La tecla del duende
«El nacedor», así llamó Eduardo Galeano al Che, por esa rara y bendita costumbre de seguir alumbrándonos aun después del silencio. En este junio, Ernesto nació su vez 85, y Guillermo Cabrera Álvarez, periodista que tanto amó al Guerrillero, cumplió sus 70 años, aunque hace seis que algunos, los más pragmáticos, no logran verlo. Pensaba en cómo honrar al Che y al Guille con un mismo teclazo y recordé que hubo algo que los unió rotundamente: la devoción a Camilo, el mito de los Cien Fuegos. Entonces, ahí les van: cuentos de Camilo recogidos por Guillermo en El hombre de las mil anécdotas...
Candela a Riverito. Tenía lugar una reunión en Las Mercedes. Desde que desmontaron de las mulas todo fue encuentro amigo. Che contaba de un viaje en helicóptero y lo fácil que es desde la altura localizar a un hombre escondido tras un árbol. Para la reunión montuna habían acercado una caja de refrescos y otra de tabacos, en esta última, cada vitola traía la propaganda presidencial del candidato batistiano Andrés Rivero Agüero, con las típicas exhortaciones al voto. Camilo tomó uno y lo acercó a la llama del fósforo.
—Bueno, vamos a darle candela a «Riverito».
Y se lo fumó. (Narrado por William Gálvez)
¿Para qué piensas que peleas? Recuerdo que una vez un compañero le preguntó qué eran los comunistas. ¿Tú qué eras antes de alzarte? — le preguntó él como respuesta.
—Ordeñador —respondió el compañero.
—¿Qué te han dicho que son los comunistas?
—Que son malos...
—¿Y si tú ves a un comunista peleando junto a nosotros, para qué piensas que pelea?
—Para el bien del pueblo.
—¡Ah, entonces no son tan malos como te dicen! (Narrado por Roberto Sánchez Barthelemy).
Él se quedó. Desde niño yo le decía: no corras jamás. Cuando veas un problema no corras. Por eso lo cogieron el día que jugaba a la pelota y rompieron el cristal de un camión de la florería Tosca. Todos los niños huyeron, pero él se quedó. A él fue a quien cogió el dueño del vehículo y lo llevó a casa. Yo pagué por el cristal roto. Poco después supe que el dueño de la florería era un pariente de Emilia (mamá de Camilo). Por eso le decía a Camilo:
«Mira, no se te olvide que tú eres socio de la florería Tosca, porque por lo menos pagaste un cristal que no rompiste». (Narrado por Ramón Cienfuegos).
Edisbel: Tú resumes toda la miel del universo. IKI
Rosely: Aunque a veces no te diga lo mucho que te amo, quiero que sepas que te amo mucho...Yurisan
¡He perdido mi gotita de rocío!, dice la flor al cielo del amanecer, que ha perdido todas sus estrellas. Rabindranath Tagore