Los que soñamos por la oreja
En años recientes he podido comprobar personalmente el interés que investigadores, coleccionistas y DJ de diferentes sitios del mundo experimentan por la producción musical facturada en Cuba durante el decenio de los 70 del pasado siglo. Ocurre que, tanto por los efectos del bloqueo estadounidense como por las insuficiencias del esbozo de industria de la música en nuestro país, y que no acaba de madurar, la interesantísima creación sonora local de aquel período apenas fue conocida allende los mares en su momento de efervescencia.
Ni siquiera Los Van Van, los cuales representaron toda una renovación no solo para el universo sonoro cubano, sino latino del decenio de los 70 de la anterior centuria, pudieron escapar por entonces de dicho mal divulgativo a escala internacional, problema que, si bien continúa sin resolverse en nuestros días, resulta un tanto compensado en virtud de las posibilidades ofrecidas por la técnica digital a la hora de facilitar la distribución de la música.
Por eso es de saludar la iniciativa que ha tenido la Egrem de editar en años recientes mucho del excelente material que conservan en sus archivos. En dicha labor, el nombre de Jorge Rodríguez ha resultado una pieza clave para concretar el revival de parte considerable de lo que ya conforma nuestra memoria sonora. Es en tal contexto en el que se ubica la colección Agrupaciones bailables, la cual incluye un CD contentivo de 18 temas pertenecientes a La Monumental.
Quizá el nombre de esta agrupación no diga nada a los más jóvenes en nuestro país. La falta de educación de la memoria musical entre nosotros resulta proverbial. Empero, para los que vivieron de jóvenes y adultos la década de los 70 y tenían propensión hacia el baile, La Monumental constituye un recuerdo inevitablemente asociado a fiestas populares. El éxito que en dicha etapa registró la agrupación mucho tuvo que ver con la sabia alquimia que ellos supieron hacer entre géneros caribeños como la plena, la bomba y el merengue, con otros de nuestra tierra como el son, el bolero y la guaracha.
Aunque por la época yo no prestaba la más mínima atención a estas formas musicales dado que por entonces lo único que despertaba mi interés era el rock, cuando ahora oigo este CD publicado por la Egrem, de uno u otro modo reconozco determinadas piezas de las aquí compiladas, porque las mismas figuraron en la banda sonora de este país y al margen de que uno no fuese seguidor de semejante propuesta, la misma te llegaba desde las viviendas cercanas a través de las ventanas de la casa.
Lo antes descrito acontece con temas como El mechón, Tráeme el paraguas que va a llover, El familión, Qué yo traigo aquí, Mi son Caridad y Que te pica (El majá), piezas todas que fueron bailadas y coreadas por cientos y cientos de personas durante la etapa de esplendor de La Monumental en los 70.
Pero lo llamativo para mí, que no fui un seguidor de la agrupación en su momento de furor, es comprobar que en el repertorio de la misma no todo estuvo marcado por el signo de lo bailable, sino que también incluyeron hermosos boleros, al corte del modelo establecido en la época por los todavía recordados «mosaicos» que popularizó de una punta a la otra de Cuba el conjunto de Roberto Faz. Así, podemos disfrutar de obras firmadas por autores como José Antonio Méndez, el binomio Yáñez y Gómez, Rosendo Ruiz (hijo) y Rolando Vergara.
Con producción del aludido Jorge Rodríguez, notas discográficas a cargo de José Reyes y diseño gráfico llevado a cabo por Miguel Guerrero, este es un fonograma que contribuye a preservar una zona de nuestro legado musical de carácter popular y a ponerlo en formato digital a la disposición de los más jóvenes, así como a satisfacer las nostalgias de los que creen en la frase de que recordar es volver a vivir y que hace alrededor de 40 años gozaron hasta la saciedad con aquello que decía: ¡Qué prendan, prendan, el mechón!