Los que soñamos por la oreja
No lo niego: soy un fanático de la sonoridad clásica del hard rock. Por eso intento mantenerme al tanto de cuanto material en dicha línea salga publicado, sobre todo si los músicos involucrados en el proyecto son gentes conocidas por mí. Justo lo anterior me hizo estar a la caza del nuevo lanzamiento discográfico de la banda denominada Mr. Big, el pasado 21 de enero a través del sello Frontier Records.
Ya desde el mes de diciembre en revistas especializadas y sitios de Internet se hablaba mucho acerca de «la reaparición fonográfica» de Mr. Big, con el CD What if, que saldría al mercado tras la reunificación de los fundadores del grupo a propósito de una gira mundial iniciada en 2009 en Japón, país donde el cuarteto integrado por el vocalista Eric Martin, Paul Gilbert a la guitarra, el bajista Billy Sheehan y Pat Torpey en la batería es literalmente idolatrado.
Tengo que decir, en mi opinión, que el cúmulo de publicidad desplegado en torno a este álbum no ha sido, como sucede en tantas ocasiones, una burda operación comercial para tratar de pasarnos gato por liebre. What if resulta, como fonograma, una auténtica reivindicación del mejor hard rock de todos los tiempos, ese que es la mezcla de buenas canciones, energía a raudales y destreza técnica por parte de los instrumentistas.
Para corroborar que el rock en la actualidad también es cosa de cincuentones que ya peinan canas, Erick, Paul, Billy y Pat ponen a nuestra disposición un repertorio en el que no se hacen concesiones, como la de incluir alguna balada empalagosa y de fácil comunicación con el público, sino que se atreven a incursionar por ritmos y riffs alocados y que cualquiera por ahí pudiera asociar con gente de mucha menos edad que estos cuatro abuelos.
El primer corte del álbum y que ha funcionado como tema promocional de la grabación es Undertow, pieza con un espíritu marcado en los códigos del rock clásico y que logra articular de manera eficiente una intención muy fresca en la concepción del tema, con la sonoridad del estilo «ochentero» de la agrupación. Hay aquí un ritmo pegadizo, el virtuosismo guitarrístico de un maestro como Paul Gilbert y una depurada proyección vocal a cargo de Eric Martin.
Sigue luego American beauty, con raíces blueseras y un estribillo demasiado repetitivo para mi gusto. Llega entonces Stranger in my life, ejemplo de una balada hecha con regusto añejo y con un sentido de contención que evita el edulcoramiento en que, con tanta frecuencia, suelen caer esta clase de melodías. ¡Corte ideal para los nostálgicos de los 80!
Nobody left to blame clasifica entre mis favoritos en What if. Se trata de una composición que transcurre a medio tiempo y con un ritmo pesado, típico del estilo hard rockero y donde sentimos los ecos del country y del blues. El tema sirve también para corroborar que Billy Sheehan es uno de los grandes bajistas en la historia del rock. Recomiendo a los ejecutantes del bajo estudiar lo que aquí él interpreta.
Still ain’t enough for me es quizá la pieza de mayor fuerza en todo el disco. El empaste que registran el bajo y la guitarra, al asumir roles protagónicos, lleva a que Still ain’t enough for me devenga una pequeña joyita dentro del estilo del hard rock. Mientras tanto, Once upon a time es de esa clase de cortes en los que es punto menos que imposible definir dónde termina el hard rock y comienza el heavy metal o viceversa. Nuevamente las palmas se las vuelven a llevar Paul Gilbert desde la guitarra y Billy Sheehan al bajo.
En el caso de As far I can see, le aplaudo su intención, diría que experimental, en cuanto a realizar cambios de ritmo dentro de la estructura de canción, pero no me funciona del todo su estribillo. A continuación nos topamos con All the way up, balada con guitarras acústicas, batería a medio piñón y una proyección de Martin en que demuestra su buen estado vocal.
De los restantes cuatro temas del CD, es decir, I won’t get it in my way, Around the World, I get the feeling y Kill me with a kiss, para mí lo más recomendable es Around the World, con un delicioso riff de comienzo. Con producción de Kevin Shirley, What if es un disco muy recomendable para los amantes del hard rock de siempre.