Los que soñamos por la oreja
Con su nueva producción discográfica, Good to be bad, Coverdale evidencia que se mantiene en plena forma como vocalista. Felizmente, ya circula por Ciudad de La Habana el nuevo disco de Whitesnake, el álbum titulado Good to be bad y que saliera al mercado internacional hace apenas un mes. Alrededor de diez años separan esta producción fonográfica del anterior trabajo en estudio, el CD Restless heart, llevado a cabo por la tropa del vocalista David Coverdale; un material que a decir verdad en lo personal no me dejó muy satisfecho, pues me daba la impresión de que no asistía a la propuesta de una banda, sino que más bien se trataba de un esfuerzo en solitario del que en los 70 también fuese integrante de los míticos Deep Purple. En el tiempo transcurrido entre Restless heart y Good to be bad, Whitesnake editó Live... in the shadow of the blues, compilatorio en vivo, el cual hace un recorrido por toda la carrera del ensemble anglonorteamericano.
Para quienes amamos el hard rock, Whitesnake es un nombre de cabecera desde que debutasen allá por 1978, lo cual indica que en el presente año el grupo arriba a su trigésimo aniversario. La discografía de la banda abarca diez fonogramas, de los cuales hay consenso entre sus seguidores en cuanto a que el de mayor impacto ha sido, sin discusión alguna, el denominado 1987, un disco tremendo que me sigue haciendo brincar en el asiento cada vez que me pongo a escucharlo. Ahora, en la nueva entrega del pasado abril, Coverdale deja de lado el aire melancólico que signó sus dos anteriores discos, Into the light y el ya mencionado Restless heart, para apostar de nuevo por una sonoridad bien potente.
Good to be bad, editado por el sello SPV y con la coproducción de Michael McIntyre, posee dos ediciones: una convencional en la que sale el álbum con los 11 cortes que contiene la grabación; y otra especial o de lujo, la cual incluye dos CD (uno es un CD bonus con éxitos de la época inicial de la agrupación), un póster y unas tarjetas fotográficas del ensemble.
La nómina que acompaña a Coverdale se integra por gente mucho más joven que él. En primerísimo lugar hay que mencionar al guitarrista Doug Aldrich (otrora miembro del grupo de Dio), quien firma junto a David todos los temas aquí registrados. A ellos dos se añaden el también guitarrista Reb Beach (ex Winger), el batería Chris Frazier (ex miembro de la agrupación de Steve Vai), Uriah Duffy en el bajo (con anteriores colaboraciones con la cantante Christina Aguilera) y Timothy Dury (teclado y ex Don Henleys).
Una de las primeras cosas que resalta al escuchar este nuevo material es que, a pesar de que ha transcurrido el tiempo y ya Coverdale no es ningún muchachón, se mantiene en plena forma como vocalista. Quien tenga duda en relación con lo anterior, le recomiendo que escuche el corte denominado All I want all I need, una poderosa balada con un aire a medio tiempo y típica del estilo implantado por Whitesnake hace tres décadas. Resulta asombroso comprobar cómo a estas alturas de su carrera, la voz de David continúa estando en plena forma, capaz de ir del susurro al aullido más agudo sin apenas esfuerzo.
Mezcla entre raíces «blueseras» y un toque moderno, por suerte alejado por completo del hard rock AOR americano, que de tan dulzón suele empalagar, en Good to be bad encontramos fuertes canciones como Call on me y Lay down your love, o blues del mejor en A fool in love. Otros temas que también quiero recomendar son Best years, que se me antoja una especie de tributo a Allman Brothers Band, el propio Good to be bad y Got what you need, con un tremendo ramalazo de boogie.
Entre los músicos que respaldan a Coverdale, el que se lleva las palmas en el disco es Doug Aldrich, quien además de su papel protagónico en la condición de coautor del repertorio interpretado, como instrumentista ejecuta unos solos de guitarra impresionantes, que me recuerdan el estilo de John Sykes.
Álbum contentivo de todos los elementos que han signado la historia de Whitesnake, con piezas que van del hard rock al blues, pasando por apasionadas baladas, es un trabajo muy sólido y que trae un aire fresco gracias a los nuevos integrantes de la banda, todo lo cual motiva que al concluir de escucharlo uno pueda decir con regocijo: Long live rock and roll!