Inter-nos
«Nuestro padre y esposo ahora camina entre nuestros ancestros», dijo la declaración familiar que dio a conocer el fallecimiento de Russell Means, destacado activista de los nativos de América del Norte, el lunes 22, en Porcupine. En lengua sioux no existe la palabra «adiós», y este lakota-sioux camina también entre su pueblo y muchos otros pueblos originarios del mundo, y entre hombres y mujeres de buena voluntad.
Means es uno de los humanos necesarios, y supongo entonces que acompaña a otro norteamericano bueno que se fue el domingo, el ex senador George McGovern, el primero que levantó su voz contra la guerra en Vietnam.
En el discurso que pronunciara McGovern cuando el Senado falló rechazando la ley que cortaría los fondos para la guerra de Vietnam, la acusación fue directa: «Cada senador en esta cámara es parte responsable de enviar a 50 000 jóvenes norteamericanos a una tumba temprana» «Esta cámara hiede a sangre. Aquí cada senador es parte responsable por los desechos humanos en el Walter Reed y el Bethesda Naval (hospitales militares) y a todo lo largo de nuestra tierra —jóvenes sin piernas, o sin brazos o genitales, o sin caras y sin esperanzas» (…) «No requiere coraje alguno para un congresista, o un senador, o un presidente para envolverse a sí mismo en la bandera y decir estamos en Vietnam, porque no es nuestra sangre la que se derrama. Pero somos responsables por esos jóvenes y de sus vidas y sus esperanzas»…
Y la llamó maldita guerra. Y repitió el clamor: Come Home America (vuelve a casa America), su versión frente al Yankee Go Home-Gringo vete a casa, gritado por un mundo que rechazaba la presencia injerencista, invasora y criminal de Estados Unidos.
Lo hizo en su discurso de aceptación cuando el Partido Demócrata lo llevó como candidato a la presidencia, y bien podrían resonar nuevamente sus palabras en los Estados Unidos de 2012:
«Del secretismo y la deshonestidad en los altos cargos; vuelve a casa, America. De los gastos militares tan despilfarradores que debilitan a nuestra nación; vuelve a casa, America. Del atrincheramiento en los privilegios especiales de un favoritismo en los impuestos; del derroche de tierras en el ocio y no en la labor útil; del prejuicio basado en raza y sexo; de las soledades de los ancianos pobres y la desesperanza de los enfermos abandonados— vuelve a casa, America. Vuelve a casa con la afirmación de que tenemos un sueño. Vuelve a casa por la convicción de que podemos mover a nuestro país hacia delante»…
Del lakota sioux Russell Means, algunas noticias destacaron su faceta de actor cinematográfico en Hollywood, y hablaron de su actuación en El último de lo mohicanos; pero sería esconder una larga historia de lucha de quien fue líder del Movimiento Indio Americano (AIM), al que se unió en 1968, y hasta en una ocasión candidato a presidente de Estados Unidos por el Partido Libertario.
Nacido hace 72 años en Pine Ridge, la Reserva India de los Oglala Sioux en Dakota del Sur, Russell Means batalló desde los años 60 por los derechos de los pueblos indígenas; en 1972 tomó parte en una acción de rebeldía que conmovió al país, cuando un grupo de guerreros ocupó el Buró de Asuntos Indios del Gobierno de EE.UU. en Washington, y también encabezó el levantamiento de 72 días frente a las autoridades de Wounded Knee, en Pine Ridge, al año siguiente.
No fueron pocas las ocasiones en que fue detenido por ese bregar que comenzara con protestas, porque los equipos deportivos de universidades y profesionales utilizaban las imágenes de los indios como mascotas, disminuyendo y caricaturizando a los pueblos originarios, y pasó períodos de su vida en la cárcel.
Un comentario a la información dada por una de las grandes agencias noticiosas señalaba: se les olvidó mencionar que Russell Means, el jefe de la Nación lakota declaró la independencia de los Estados Unidos, y rechazó todos los Tratados previos hace tres semanas, el 1ro. de octubre de 2012. La tierra Lakota, que comprende 50 millones de acres en Dakota del Norte, Dakota del Sur y Wyoming, es ahora la República de Lakota. Russell Means, añadía el lector, estaba involucrado en negociaciones, solamente hace unas semanas, con un número de países que reconocerían su independencia para establecer relaciones diplomáticas.
Y dos días antes de su muerte, Means llamó a sus seguidores a dedicar parte de su tiempo «en el trabajo en el que he tratado de comprometerme toda mi vida: la liberación y la libertad para mi pueblo Lakota, para todos los pueblos indígenas, para todas las personas».
Dos hombres en lucha contra la injusticia, por los derechos humanos y por la soberanía e independencia de los pueblos, enfrascados cada uno en su trinchera, porque no hubiera pueblos olvidados.
Cuando las diarias turbulencias de ese país que habitaron siguen despreciando, explotando, envileciendo y masacrando a otros, sembrando terror y desesperanza, regocija hablar de los buenos y las enseñanzas que legan. Despierta «America», regresa a tu casa.