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El ingreso se deteriora y también la cobertura de salud. ¿Y quiénes pierden más? Pues los niños. Nuevos datos del censo estadounidense, dados a conocer por estos días, muestran que el número de infantes sin cobertura de seguro de salud ascendió a ocho millones (el 11,2 por ciento de todos los niños) y los expertos consideran que en esas cifras negativas inciden los crujidos en el presupuesto aprobado por la administración Bush, que llevaron a varios estados a acortar la plantilla de los muchachos en planes subsidiados por el gobierno, como también la declinación del número de personas que reciben seguro de salud a través de sus trabajos.
El Center for American Progress (Centro para el Progreso Americano) dio a conocer esas cifras del año 2005, luego que el Buró del Censo anunciara los ingresos, la pobreza y los seguros médicos de las familias norteamericanas comparados con el año 2000.
La diferencia es significativa y para mal, pues en el quinquenio analizado 6,8 millones de estadounidenses perdieron el seguro y ahora son 46,6 millones de personas las que están desprotegidas en una sociedad donde los costos de los cuidados médicos van en constante aumento. Otras referencias a tomar en consideración en esa confrontación 2000-2005 muestran que el ingreso medio en términos reales es 2,7 por ciento más bajo, mientras que 5,4 millones de personas más viven en la pobreza.
Lo paradójico es que George W. Bush sigue hablando de bonanzas y recuperación, luego de la recesión en que desembocó su primer año en la Casa Blanca, y lo que es peor, continúa dedicando una buena tajada del presupuesto a los gastos militares y en especial a su guerra contra Iraq. En la práctica el empleo creció mucho más lento de lo esperado, como también lo hicieron la producción y las inversiones de capital, y como resultado los norteamericanos tuvieron que trabajar más por menos.
Se afirma que ahora que el Congreso ha comenzado nuevamente a laborar, tras culminar el receso de verano con la ampliación festiva del Día del Trabajo (en Estados Unidos se celebra el primer lunes de septiembre), uno de los temas sobre el tapete es el incremento del salario mínimo, lo que ayudaría a mitigar los problemas que aquejan a los trabajadores estadounidenses, como también extender los fondos de salud que protejan a los niños. Sin embargo, quienes conocen del asunto consideran que se necesitan cambios mucho mayores para proveer cuidados de salud asequibles para todos los estadounidenses.
La brecha que se ha ido abriendo en los cinco años analizados no se limita a los niños: uno de cada cinco adultos no ancianos (20,5 por ciento) tampoco tienen seguro médico, y entre los trabajadores a tiempo completo los no asegurados se incrementaron en 13 por ciento.
Otra paradoja: cada cien mil dólares de gravámenes fiscales perdonados a los millonarios por Bush hubieran sido suficientes para asegurarle la salud a 50 niños a un costo promedio per cápita de 2 000 dólares y les aseguro que les ha rebajado los impuestos en mucho más que eso…