Frente al espejo
Dos años y diez meses después de que se iniciaran las transacciones en dos monedas en la mayoría de los establecimientos comerciales que hasta entonces operaban solo en pesos convertibles, JR ofreció el resultado de una indagación sobre ese proceso (Entre dos monedas, Osviel Castro y René Tamayo, 8 de enero).
En su trabajo, ambos autores advertían que, luego de la evaluación de varias fuentes, plasmaban allí sus propias conclusiones, con las que se podía o no concordar. Muchos lectores decidieron hacer uso de ese derecho e incorporarse al debate mediante los comentarios en la web. Hoy les ofrecemos una recopilación de esas opiniones.
Si bien los internautas coinciden en que este proceso generó comodidad y que, como afirma el usuario Pepe Padilla, «sumó mucho más beneficios que pérdidas», la mayoría prefirió alertar problemas, compartir insatisfacciones o exponer criterios con respecto a la unificación monetaria.
La poca disponibilidad de moneda fraccionaria para ofrecer el vuelto en CUC fue una de las deficiencias criticadas; una carencia que para el lector que se identifica como CubanoAlFin, además de perjudicar al consumidor, deja una ventana abierta para que algún dependiente inescrupuloso eleve sus ingresos de forma ilegal.
Vilma cree que «con el vuelto en divisa pierdes dinero… 50 centavos CUC son 12,50 en moneda nacional (MN) y a decir verdad terminas pagando 13 pesos, y ahora multiplica 50 centavos por cada persona a la que no le den el vuelto por falta de menudo».
Regla Teresa reconoce como ventaja que ya no hay que hacer colas en Cadeca; sin embargo, le duele salir desfavorecida con el vuelto en CUC, porque «los que dependemos de un salario valoramos hasta el último centavo y aún así la cuenta no da».
Aunque la experiencia del pago en doble moneda no es cosa de ayer, algunos usuarios denunciaron que existen sitios donde la moneda nacional no «camina». Javi alerta que fue a hacer unas compras en la Terminal 2 (del Aeropuerto Internacional José Martí) y no le aceptaron MN.
Jpuentes cuenta que «en el Sylvain de 19 y 36, Playa —ahora lo están reparando—, no puedes comprar en CUP, y lo mismo pasa en el Ditú de 31 y 42». Al respecto, Yaíma Mendoza Milián reflexiona que «deberían aceptar MN en todas partes, si al final es lo que ganamos mayormente en nuestro salario».
En entredicho quedaron los estándares de las prestaciones que se ofrecen; respecto a estos Otelo es categórico en su demanda: «Que expandan también la calidad en el servicio y de las instalaciones donde venden... Cada vez se están deteriorando más».
Pepe Padilla va a una temática más específica: «Solo les faltó tocar el uso de las tarjetas magnéticas en CUP para el pago de servicios y productos; no sé si en todas partes es igual, pero en las tiendas a las que suelo ir, y donde al principio era una gran comodidad, porque incluso no tenía que tener efectivo arriba, esta modalidad desapareció por completo a las pocas semanas.
«Parece que no era muy conveniente el pago sin que mediara efectivo, sencillamente comenzaron a decir que no había conexión y en estos momentos son muy pocas las que cuentan con este servicio. Vuelvo y repito, al menos en las tiendas a las que acudo habitualmente. Deberían tomarse medidas para restablecer este servicio. No sé por qué la conexión es tan frágil en las tiendas cuando en los Cupet, Bancos y Cadeca siempre hay conexión y es muy raro ver que no hay servicio por esta razón».
Suministros inestables, ausencia de productos y fluctuación de precios son aspectos negativos de los servicios de las TRD que critica Manolito1386 e ilustra: «Ahora mismo el azulejo anda “volando bajo”, elementos de plomería de momento están, de momento no (...), los sanitarios a veces incompletos, ¿para qué seguir?».
Aunque el tema del salario y de la carestía de los productos no estuvo en el centro del análisis publicado en las páginas de nuestro diario, era imposible que quedase fuera de la controversia de los lectores.
«Qué pasó que ya no se habla nada de la rebaja de precios», inquiere Mayito y añade: «Qué falta haría que eso no se olvidase». Por su parte, José M H G considera que «seguimos al 25 x 1 y de esta manera el pueblo no avanza o por lo menos los humildes que vivimos de lo que ganamos con el trabajo».
Vilma se pregunta por qué si el país paga en MN a los trabajadores, vende en otra moneda y concluye que «al final los afectados somos los trabajadores de bajos ingresos...».
Regla Teresa aboga por la existencia de una sola moneda y se valore «la posibilidad de subir un tanto los salarios; sé de las dificultades por las que atraviesa el país, pero al final ese dinero se queda circulando aquí».
Manolito1386 toca uno de los aspectos, junto con la unificación monetaria, más abordados: «La dualidad monetaria es un fenómeno que afecta a la economía y hace más complejo el panorama económico».
Sobre el tema de la doble moneda considera Yodira que «...crea segmentaciones dentro de la sociedad que le hacen mucho daño al proceso revolucionario».
La internauta Xiomara reflexiona que mientras no se tome la decisión de eliminar la dualidad monetaria, no mejorará la economía cubana para beneficiar a los cubanos, quienes «creamos las riquezas del país e intentamos sobrevivir de nuestro salario».
El usuario Alex23 comenta el asunto desde su perspectiva personal: «Soy un hombre joven y la doble moneda me está “matando”; gano en pesos, señores, ¿hasta cuándo? Está creando otra clase social, es hora de que el CUC desaparezca, después de todo, ¿en qué moneda le pagan al pueblo?».
Eduardo Araya de León incursiona en las posibilidades de solución: «Creo que lo que hace falta es acabar de retirar el CUC, por lo menos para la población. No es ningún problema porque está a la misma tasa de cambio de uno x 25. Como el problema de la dualidad es en el sector empresarial, se puede muy bien ya vender en todas las tiendas en CUP y la minoría que tiene CUC que sea la que vaya a Cadeca o al banco a cambiar. De todas maneras el futuro es ese».
La usuaria Mercy pregunta: «¿Entonces por qué no acaban de retirar el CUC?» Bavaro 41 da su respuesta: «El problema de la unificación de la moneda es sencillo, no se ha hecho pues el país no tiene una situación económica para hacerlo...».
Rodo opina que en el proceso de unificación monetaria prima la lentitud: «Ustedes bien lo dicen en el reportaje... desde marzo de 2014... Pues bien, desde mucho antes se había anunciado en los Lineamientos (...) la unificación de la moneda, ya estamos casi a tres años de este experimento, y ni se ha cambiado la moneda ni se han hecho nuevos experimentos; solo se quedó en las cadenas de tiendas y servicios (y ni siquiera en todas las de servicios)». Asimismo le preocupa que ya no se hable tanto del tema en los medios de prensa.
Sin afanes conclusivos, el lector que se identifica como Yordy propone un análisis más general: «La eliminación de la dualidad monetaria coadyuvará a la mejor medición de la eficiencia económica y será un factor positivo para promover el desarrollo económico del país, pero no es una medida que crea de por sí nuevas riquezas. No es un fin. Es un medio.
«Para que no se produzca un desequilibrio monetario inmanejable, debe existir un determinado balance entre salario y demás pagos que el Estado le hace a la población, y los ingresos que les llegan a las personas del exterior, por una parte, y los productos y servicios que se ofertan por las entidades estatales, por la otra.
«Todo lo anterior permite concluir que la eliminación de la dualidad monetaria no puede lograrse mediante la sustitución del peso cubano por el peso convertible a la tasa del uno por uno. Esta se alcanzará cuando el peso cubano sea la única moneda que circule en nuestro país con una sola tasa de cambio, pero esta última y el poder adquisitivo de esa única moneda (el peso cubano) no depende ni dependerá de una decisión administrativa, sino del nivel de fortalecimiento y eficiencia de nuestra economía».