Frente al espejo
«EL magisterio es una gran obra, podría decirse que la mayor. Claro que son imprescindibles (Los imprescindibles, Rafael Rodríguez, 22 de diciembre). Todos. Desde los que nos enseñan las primeras letras y los primeros sonidos hasta los que nos acompañan en nuestros últimos días de estudiantes, tanto en un tecnológico como en la universidad. Siempre son personas recordadas: unos por muy severos, otros por muy buenos, lo cierto es que sin ellos, no hubiéramos llegado al lugar que cada uno escogió como futuro. Son tantos los nombres, que temo olvidar alguno. Quizá muchos hayan ya desaparecido físicamente, pero su obra esta ahí, en cada uno de nosotros. Muchas gracias por todo lo que han hecho. Muchas felicidades, educadores, en su día». (Andrés Martínez Morales)
«Amigo periodista: ¡Felicidades! Con su palabra sencilla me ha devuelto usted a mi infancia, cuando a pesar de los problemas y la escasez mis padres siempre estaban atentos a mi día de cumpleaños (Cumpleaños sin payasos, José Luis Estrada Betancourt, sección Látigo y cascabel, 20 de diciembre). No sé como se la arreglaban pero siempre había piñata, cajitas con dulces, ensalada, caramelos, refrescos y, como usted dice, los juegos de poner el rabo al burro y la gallinita ciega. Los tiempos cambian y los gustos también. Quizá hoy la “tribu” infantil prefiera un payaso a un “arroz con leche se quiere casar”. Lo que nunca pasará de moda es el amor y la ternura de nuestros padres». (José Varela)
«Mi ya amigo Bianchi: una sola frase que usted menciona en su artículo ha hecho que se me ocurra esta otra: «Dentro del Mar de la historia de la cultura cubana usted es una gran ola». Lo felicito con toda mi humildad, y si no me quito el sombrero ante usted es porque desde los tiempos de lectura de los Mosqueteros le he tenido miedo al cadalso (En garrote vil, Ciro Bianchi Ross, página de Lectura, 20 de diciembre). Gracias por esos ratos que nos brinda». (Modesto Reyes Canto)