Acuse de recibo
El pasado 15 de junio, y desde el municipio capitalino de Plaza de la Revolución, el doctor Jorge Ramón San Cristóbal Díaz planteaba aquí su preocupación con la tarjeta magnética que se le entregó al retorno de su misión de colaboración en la hermana República Bolivariana de Venezuela, con una bonificación de un 30 por ciento de rebaja para las compras en la red de tiendas.
Señalaba que ese beneficio funcionó, pero desde hacía nueve meses ya no, pues en las tiendas que había acudido, el POS que facilita el pago mediante tarjetas y la consiguiente rebaja, estaba roto, o no estaba funcionando.
Precisaba que había hecho gestiones con Fincimex, e incluso en unas dependencias de esa entidad en 3ra. y Final, en el municipio capitalino de Playa, y le orientaron que debía ir al Banco Metropolitano en La Lira, en Arroyo Naranjo, donde emitieron la tarjeta.
Allí, añadía, contó su problema; y la comercial le dijo que desconocía esos detalles, pues si su tarjeta funciona en el cajero electrónico, ¿por qué no ante los POS?
Jorge Ramón refería que también visitó la sede del Banco Metropolitano en Cuba y O´Reilly, en La Habana Vieja, donde le indicaron que su dinero no se pierde aunque venza la tarjeta, pero no le esclarecieron lo de la bonificación del 30 por ciento.
«Es que estoy siendo víctima de algo increíble. ¿Ya pasó mi posibilidad de descuento?», concluía Jorge Ramón, quien necesitaba saber si la bonificación desapareció o seguía vigente
Al respecto, responde Karelia del Portillo Rivero, jefa del Departamento de Atención a Quejas y Reclamaciones del Banco Metropolitano, que la bonificación no se ha eliminado, pues se mantiene vigente cuando se realizan pagos por TPV o POS.
Refiere que la bonificación no la ofrece el Banco, así como no administra los dispositivos TPV o POS, por lo que debe dirigir su desconcierto a la entidad correspondiente.
Rosendo Rodríguez Torres (calle 23, No. 4015, entre 40 y 42, Urbano Noris, provincia de Holguín) cuenta que hace más de nueve años viene reclamando al Registro de Tierra de ese municipio y a la Delegación de la Agricultura Provincial los derechos que le asisten sobre un terreno perteneciente a su abuelo.
Señala que por medio de esas instituciones ha sido objeto de innumerables investigaciones, y a pesar de ello se le ha estado mintiendo en las respuestas.
Tal es la situación, dice, que se le ha obligado prácticamente a acudir a la Fiscalía Municipal, Provincial y Nacional; al Partido en el municipio y la provincia y a los gobiernos municipal y provincial.
Refiere que «a través de la Fiscalía pude obtener documentos y pruebas que revierten muchas de las tantas mentiras que he estado recibiendo; cuando se ha analizado el problema y se reconoce que me asiste la razón, entonces han pretendido reconocer superficie de terreno inferior a la que realmente me asiste el derecho, con claras intenciones de expropiarnos de lo que legalmente nos pertenece».
Afirma que se han demorado largos períodos de tiempo en dar respuesta, «como esperando que por caducidad de los documentos perdieran su valor, o por edad geriátrica me vea incapacitado de reclamar todo esto…».
Rosendo solicita a las autoridades competentes que se haga cumplir la legalidad y la justicia. «Y ante estas situaciones, añade, personas como yo ya no saben ante quien quejarse o dirigirse, ante tanta desatención e injusticia, creando insatisfacciones, mal sentir y afectaciones sicológicas en medio de las adversidades que sufre nuestro pueblo y los campesinos, quienes en estos momentos son tan imprescindibles por su aporte a la economía y a nuestra sociedad revolucionaria», termina.