Acuse de recibo
Luego de felicitar a nuestros fieles lectores, y con realismo desearles los mayores éxitos posibles en sus proyectos personales y familiares, reafirmo que esta columna en 2021 continuará bregando desde su humilde rincón, porque podamos reforzar la cultura del diálogo, y seguir deshaciendo entuertos, uniéndonos más por una vida más plena para todos los cubanos.
Debo comentar que esta vez no tendremos el acostumbrado corte analítico del año transcurrido, por diversas razones que iremos precisando.
En primer lugar, un accidente en el servidor digital de Juventud Rebelde hizo que perdiéramos buena parte de las cartas que recibíamos, en su gran mayoría por correo electrónico, pues el tradicional correo postal estuvo suspendido bastante tiempo por la COVID-19. Y entre muchas misivas que estaban almacenadas en la bandeja de entrada de nuestro correo, para ir procesándolas, es posible que se hubieran extraviado también respuestas de las instituciones y organismos a quejas publicadas.
No sería justo medir el nivel de respuestas de cada quien sin tener la evidencia de si respondió o no, y a tiempo. A ello súmele también que, con la pandemia, muchas de las respuestas a quejas publicadas a partir del 13 de marzo, llegaron con bastante morosidad, a consecuencia de que muchas entidades no pudieron hacer un trabajo sistemático en tal sentido. Aun así, hubo instituciones que siempre intentaron cumplir a tiempo con su deber de esclarecer los sucesos revelados.
Preferimos hacer borrón y cuenta nueva, y recomenzar en el nuevo año siguiéndole el rastro a cada carta, para que semestralmente podamos hacer nuestro corte analítico, con el rigor necesario. Porque sabemos que la revelación pública de los cumplidores e incumplidores, obra como estímulo para los primeros, y en el caso de los segundos, además de revelar su desinterés ante los problemas publicados, constituye un mecanismo compulsatorio.
Sí nos llamó la atención que no pocas de las respuestas enviadas siguen adoleciendo de una falta de transparencia, análisis integral de las causas y consecuencias de los hechos narrados. Y en algunos casos asoma su fea cabezota la mediocre justificación de lo sucedido, como si nuestros lectores, tan avezados, no detectaran ciertas trampas y argucias para justificar procederes culposos con otras razones ajenas, incluida la pandemia.
Con más razón, en 2021 esta columna perfeccionará sus mecanismos de análisis de las respuestas institucionales, y seguirá llamando al pan, pan, y al vino, vino. La interactividad con los ciudadanos y la cultura de la retroalimentación, el honesto análisis autocrítico y la consiguiente adopción de medidas son hoy por hoy urgencias de la cultura de gestión, comunicación y diálogo de las instituciones cubanas.
En proa hacia el aniversario 24 de la creación de Acuse de Recibo, y sin adormilarnos en uno que otro éxito alcanzado en la difícil empresa de deshacer entuertos y acompañar a los ciudadanos en sus empeños, solo podemos afirmar que no escatimaremos esfuerzos en la publicación, o la tramitación, de ese cúmulo de inquietudes y denuncias del pueblo. Él es el soberano, y quien lo desconozca o ignore, debe quedar señalado aquí, así como se revele en su transparencia quien reaccione con humildad y respeto ante aquel acreedor supremo.