Acuse de recibo
Amelio García Mujica (Rastro No. 59, altos, entre Campanario y Tenerife, Centro Habana, La Habana) salió de prisión el 31 de octubre de 2018 con libertad condicional. Y quiere trabajar, además, porque lo necesita para vivir.
Cuenta que al salir de prisión, como tenía una catarata avanzada en ambos ojos, tuvo que esperar hasta el 27 de febrero del actual año para que le operaran el derecho. De ahí, estuvo de certificado médico, presentado al Tribunal de Centro Habana. Le faltó operarse del izquierdo, y el 25 de septiembre, lo llamó a su casa el médico para decirle que por ahora no podía operarlo porque el salón se encontraba cerrado.
Ya desde antes, Amelio había gestionado algún empleo en el Instituto de Neurología y Neurocirugía, donde se incorporó a laborar como auxiliar de limpieza el 1ro. de octubre pasado. Cuando fue al Departamento de Recursos Humanos a recoger una carta que debía presentar en el Tribunal de Centro Habana, el jefe le planteó que, como él reside en Centro Habana, no podía seguir laborando en ese centro.
«Pensando como país, refiere Amelio, ¿qué tiene que ver que sea de Centro Habana, para que no se me pueda ofrecer una plaza, en período de prueba por seis meses, cuando en ese Instituto están faltos de auxiliares de limpieza? Además, ese Instituto me queda relativamente cerca de mi casa. Tengo 60 años y cumpliré mi sanción el 24 de julio de 2021».
Manifiesta que ahora, el Tribunal lo envió al Instituto de Nefrología, que está ubicado en 26 y Boyeros, y por supuesto, le queda mucho más lejos de su hogar. Y tampoco está en el área de su municipio de residencia.
Amelio desea que le fundamenten si él está equivocado o no. Si lo que quiere es trabajar y reintegrarse a la sociedad, ¿por qué le ponen trabas? ¿Acaso en la ciudad de La Habana las personas laboran únicamente en el radio de acción de su municipio de residencia?
El pasado 21 de agosto, desde Güines, Mayabeque, Lázaro Eddy López contaba que la Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC) Julio Rodríguez Abreu, de la cual es socio, concluyó en mayo de este año sus cortes de la zafra azucarera 2018-2019, y aún no les habían pagado todo el dinero.
Refería que ante las reclamaciones hechas a la Empresa Azucarera Mayabeque, esta les respondía que no había dinero y había que esperar.
«¿Hasta cuándo esperaremos por el dinero de una caña que ya se vendió hace más de tres meses?, afirmaba. Este no es el único caso en Mayabeque. Casi todas las unidades están en la misma situación, y la bola pica y se extiende. Ya casi tenemos la otra zafra a la puerta».
Al respecto, responde Pedro Camilo Hernández Gómez, director de Economía y Contabilidad del Grupo Empresarial Azcuba, que entre las causas principales de ese impago están la eficiencia en el rendimiento industrial logrado por los centrales azucareros, la molida quedada, el rendimiento potencial de la caña y su aprovechamiento (imagino que la falta de todo eso), que afectaron los resultados económicos y financieros de la Empresa Azucarera Mayabeque.
Y señala que la dirección de Azcuba evaluó de conjunto con el Banco de Crédito y Comercio, el Ministerio de Economía y Planificación, la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños y el sindicato Azucarero, la situación existente al término de la zafra, lo que permitió evaluar alternativas de financiamiento. «Hoy ya contamos con un crédito de fondo rotario para pagar la deuda acumulada por las empresas azucareras».
Refiere que el 9 de septiembre, un grupo de trabajo integrado por miembros del Consejo de Dirección del Grupo Azucarero y la Empresa Mayabeque, se reunió con el cooperativista Lázaro Eddy López, el presidente y el secretario del Partido de la UBPC, y se les explicó las causas de la demora en el pago. Y la deuda fue liquidada a la UBPC Julio Rodríguez.
Agradezco la respuesta y la solución del caso, aunque, para quien produce y entrega la caña a tiempo, nunca habrá justificación para que se atrase tanto el pago, por insuficiencias y problemas de la empresa que recibe la caña.