Acuse de recibo
Ramón Hernández Puig, encargado del edificio ICRT, en calle 1ra., entre 4 y 6, Vedado, La Habana, denuncia la rotura hace varias semanas de una conductora de agua potable situada en esa misma cuadra: «Un profuso salidero que hace correr, sin solución aparente, el preciado líquido por un costado de la calle hasta desperdiciarse en el alcantarillado de la esquina de 6 y 1ra.».
Hace ya semanas, cuenta, se personaron en el lugar representantes de Aguas de La Habana. Dijeron que había que operar con un equipo al que llaman «retro» para escarbar en el hoyo del salidero y reparar la rotura de la conductora.
Pero pasan los días y el agua continúa despilfarrándose impunemente ante la vista de los transeúntes y vecinos del lugar, y se afecta de manera sensible la entrada a la cisterna del inmueble. Como si fuera poco, el agua potable también se desperdicia en otro salidero en 3ra. y 6. Justo en esa esquina se estanca en una zanja, abierta por la Empresa del Gas Manufacturado, que atraviesa la calle.
El otro gran problema de la zona, añade, son las múltiples roturas en las aceras y la afectación de una de las entradas del edificio, provocadas hace varias semanas por la Empresa de Gas Manufacturado para mejorar el servicio.
«Paradoja: se mejora por un lado, y por el otro se empeora, sin que haya esperanza ni explicación del porqué. A estas alturas las zanjas para las nuevas instalaciones del gas aún no han sido selladas de nuevo», manifiesta. Y pregunta: «¿A quién toca el arreglo de la conductora afectada? ¿Quiénes son los responsables de tapar las zanjas que se hicieron?».
Agua que no hay
Desde el reparto Montequín de la ciudad de Pinar del Río, específicamente en el kilómetro 89 de la carretera central, denuncia Lizandra Bermúdez Cárdenas la grave situación con el abastecimiento del agua allí.
Hace dos años, indica, que el servicio es muy irregular, al punto de que han pasado hasta dos y tres meses sin esta. Y cuando llega, es con muy débil presión que no llega a muchas viviendas.
«Nos abastecemos, precisa, comprando pipas, que cada día son más caras; y del agua que cae del cielo. Las personas de mayor ingreso económico hacen pozos; pero a quien vive de un salario, como quien le escribe, se le hace muy difícil tener agua».
Y las pipas gestionadas por la delegada, añade, solo se nos puede dar un tanque pequeño por casa. En su caso, en dos años solo ha podido llenar en dos ocasiones.
Afirma Lizandra que en múltiples ocasiones, y en diversos escenarios, se ha planteado el problema: desde la delegada, escribiendo a diversos medios de prensa, hasta llamar a Acueducto Municipal, donde les dicen que la situación es muy compleja. Pero lo cierto es que no tienen agua. Y sin agua no se puede vivir.
Salidero de gas
Lissette Cosculluela Cánovas (avenida 49 número 5407, entre 54 y 56, Playa, La Habana) escribe alarmada porque desde el 24 de julio pasado hay un salidero de gas manufacturado en la acometida frente a su casa.
«Fue reportado desde entonces por mí y varios vecinos, dice, y como resultado ha venido el carro de la guardia del Gas, cambian el tubo y dejan con su trabajo un mayor salidero que el que había; además dejan el hueco abierto. Se vuelve a llamar, al ver que sigue el problema y que algunos vecinos presentan problemas respiratorios. Y otro vecino, una persona de la tercera edad, ya tuvo un accidente al caer dentro del hueco».
Precisa que acudieron a la Empresa de Gas Manufacturado para hablar con Atención al Cliente. Y cuando llegó el carro del Gas, les dijeron que la solución no estaba en ellos, «que había que quejarse con entidades como Canal Habana y Juventud Rebelde para que se diera el autorizo de quitar por unas horas el servicio de gas manufacturado en toda Playa y poder soldar la tubería a la acometida».
Mientras tanto, lo que hicieron fue poner una liga en la tubería para que aguantara el salidero. Y dejaron el hueco abierto, sin solución definitiva.