Acuse de recibo
Por esas lagunas ciegas en las que de pronto la vida nos estanca, la capitalina Ileana Manso Delgado se ha visto sin trabajo, con muy pocos recursos económicos y atendiendo a tres seres queridos dependientes de ella: sus padres y su hermano.
La mamá de Ileana tiene 81 años y demencia senil; el papá, 82 años y muchas dificultades motoras, tras varias intervenciones quirúrgicas que lo han dejado con grandes molestias. A esta situación, ya de por sí compleja, se le unió que en 2014 su hermano, de 58 años, presentó un cuadro clínico aún no definido del todo y por el cual se halla en peritaje médico. A partir de ese momento no puede bajar escaleras solo y necesita ayuda para bañarse e ir al baño, narra la remitente.
Ileana se vio forzada entonces a dejar su trabajo y dedicarse por completo a cuidar a sus familiares, quienes no poseen a nadie más que lo haga.
«Estoy casada, tengo un solo hijo que se encuentra en el Servicio Militar General y mi esposo es el único que trabaja, devengando un salario de 325.00 pesos, y pagando la deuda de 64.90 pesos al mes por el refrigerador. Además, tengo una deuda mensual de 188.00 pesos, durante seis años, de un crédito que recibí (…), de 12 000.00 pesos, para la reparación de cocina y baño», señala la capitalina.
«Me he dirigido en cuatro ocasiones a las oficinas de Seguridad Social, en la calle Reina entre Lealtad y Salud, municipio de Centro Habana, a plantear mi situación ante la compañera María Eugenia, quien atiende el Consejo Pueblo Nuevo al que ellos, mis padres y hermano, corresponden. (Residen en Sitios, No. 404, Apto. 38, e/ Belascoaín y San Carlos). Allí me dijeron no tener solución», refiere.
¿Qué ha solicitado Ileana? La posibilidad de recibir una pensión por atender a tres personas enfermas, pues con las pensiones de ellos y el aporte de su esposo, francamente no les alcanza. ¿Cuáles son las posibilidades legales a las que puede acudir esta mujer? ¿Qué contemplan nuestros mecanismos de asistencia social para casos como este?
En Goicuría, No. 661, apto. 2 entre Aranguren y Freyre de Andrade, 10 de Octubre, Ileana y los suyos aguardan por respuesta.
Nadie nunca podrá narrar el dolor de Conrado Pereda López y su familia al conocer que uno de sus hijos, Conrado Pereda Baldomero, de 22 años de edad, padecía de una fatal enfermedad degenerativa de tipo neuromuscular llamada Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA).
Desde ese momento, narra el papá, Conrado Pereda López (Ave 29, No. 3206, Bahía Honda, Artemisa), todos en la casa y fuera de ella se consagraron las 24 horas del día para lograr, al menos, una sonrisa del rostro del joven.
«Ineludible resultó aquel 25 de julio de 2015, cuando producto de la ya avanzada etapa de la enfermedad,ingresó en el hospital II Congreso, de Bahía Honda. A partir de aquel momento comenzó el lapso más difícil para todos, ya se comenzaba a atenuar la vela de su existencia».
«Seis años de irrepetible dolor habían transcurrido para ese entonces, seis años del doctor en Ciencias Médicas Lázaro Silva Ramos consagrados a atender minuciosamente cada aspecto de la vida de su paciente, para el cual se llegó a convertir en un miembro más de su familia, en su luz, su amigo, su esperanza.
«Una vez llegado a este punto, bajo las condiciones ya mencionadas, en el hospital, Conry (como cariñosamente le llamaban) conoció la calurosa atención de cada uno de los miembros del personal que allí lo asistieron durante 46 días (…) hasta que dolorosamente fallece el 9 de septiembre de 2015».
Por ello la familia, sobreponiéndose a la hondísima pena, quiere ofrecer a aquellos que pusieron hasta la más pequeña porción de felicidad en el entorno de su hijo —médicos, enfermeros, auxiliares de limpieza, porteros, custodios, recepcionistas, personal de mantenimiento— «la más entera gratitud».