Acuse de recibo
En el reparto California, del municipio capitalino de San Miguel del Padrón, hace más de cuatro meses que el agua no llega a la casa de Roxana Fernández, en calle F, No. 24, entre 2da. y 3ra., y a otras viviendas de esa cuadra.
Los vecinos llamaron insistentemente al Puesto de mando de Acueducto municipal entre el 11 de abril y el 9 de mayo. Y la respuesta era que había un problema de manipulación de las válvulas, argumento que no les convenció, pues años atrás sucedió lo mismo y resultó ser una tupición en la conductora de agua potable.
Llamaron al puesto de mando del Gobierno municipal y solicitaron una pipa. Les dijeron que Acueducto es quien maneja ese servicio. El 11 de mayo hablaron con el Director municipal de Acueducto, quien respondió que «eso era debido a todos los problemas que hay en el municipio, cosa con la que no estuvimos de acuerdo». No obstante, él quedó en que antes de que concluyera el turno del agua, los llamaría, y si podía, iría por allí o mandaría a alguien, para ver si era problema de manipulación de las válvulas. Pero no se cumplió ni una ni la otra promesa.
Ese mismo día volvieron a solicitar una pipa a Acueducto, y les dijeron que ellos solo hacen los reportes, porque la distribución radica en Cojímar. Llamaron al Gobierno municipal para saber si no había una política de distribución de pipas en casos de emergencia. Y respondieron que eso estaba centrado en manos del Director de Acueducto. No obstante, tomaron nota de la queja.
Ya desesperados, llamaron a Atención a la Población y al despacho de Operaciones de Aguas del Este. También a Atención a la Población del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos. En todos esos sitios dejaron reporte de la situación.
Volvió Roxana a Acueducto de San Miguel. No estaba el Director y volvió a dejar el reporte de la crisis con la funcionaria de Atención a la Población, quien le comunicó que mandarían un inspector para la próxima semana. De nuevo les anotó en una lista de solicitud de pipas de agua. «Aún estamos esperando la primera pipa», afirma Roxana, quien cuenta que han sobrevivido gracias a la solidaridad de vecinos que tienden sus mangueras.
Al fin, el 19 de mayo les visitó la inspectora de Acueducto. Hizo un reporte de la queja y explicó que podía demorar la visita de la brigada que debía revisar la tubería y determinar el problema para su solución. Días después, retornó la inspectora, con una carta firmada por el Director de Acueducto, en la cual informaba que en junio enviarían una brigada para revisar el ramal y descartar una posible obstrucción.
Los días 8, 9 y 10 de junio los vecinos llamaron a Acueducto, hasta que les dijeron que las brigadas radican en Cotorro y que el jefe de estas es quien recibe las órdenes de trabajo, según la prioridad de Acueducto municipal. Pero los vecinos no habían podido contactar con ese responsable.
El 16 de junio llegó al barrio un camión con la brigada, que coincidió en que era problema de tupición. Se les mostró el lugar de la cuadra donde la otra vez se rompió la acera. Y el jefe aseguró que pediría los materiales para hacer el trabajo.
Al siguiente día volvieron y rompieron la acera en el lugar indicado, pero nada hicieron. Informaron que el viernes, día en que no entra el agua, vendrían con los materiales a realizar el trabajo. Pero no volvieron el viernes ni los subsiguientes días.
El 22 de junio los vecinos llamaron a Acueducto, y les informaron que en ese momento no tenían materiales para hacer el trabajo. Y nadie les ha dado la cara desde entonces.
Pero la gota que colmó la copa, según Roxana, fue que el viernes 26 de junio llegó un carro cisterna, y pensaron que podía ser la tan solicitada pipa de agua potable. Pero no, les informaron que venían a dar solución «¡a un problema de tupición de aguas albañales!».
Para Roxana y el resto de los vecinos, esta historia «demuestra claramente la falta de atención y el mal trabajo de Acueducto de San Miguel del Padrón, y expresa la indiferencia que se ha tenido con nuestro problema y su solución».