Acuse de recibo
El Doctor en Ciencias José M. Marín Antuña, Profesor de Mérito de la Facultad de Física de la Universidad de La Habana, está muy impactado por la respuesta que recibió en la Unidad Municipal Inversionista de la Vivienda (UMIV) del municipio capitalino de Diez de Octubre.
Cuenta el catedrático que fue a la UMIV porque, como parte de los trámites necesarios para inscribir su vivienda en el Registro de la Propiedad y cumplir con la ley, necesita un documento denominado Certificado de Numeración. Y es lo único que le falta para, por medio de un notario, hacer la nueva propiedad e inscribirla, pues lo restante ya lo tiene en forma.
Pues en la UMIV le informaron que todos los trámites se hacen solamente los martes en la mañana, y debía ir bien temprano, de madrugada, pues solo se atendían 15 turnos, y son muchos los que demandan atención de esa entidad.
Asombrado, el Doctor Marín preguntó a quien le dio semejante información por qué, si había tanta demanda de ese servicio, era tan escasa la oferta. Y la respuesta fue que el resto de los días ellos tienen que hacer visitas de terreno, inspecciones y otras encomiendas.
Le preocupa al lector que no se apliquen otras alternativas. Sería confirmar que las entidades del Estado no pueden ser eficientes.
¿Es posible que alguien, por cumplir, se vea afectado? Pues sí, eso es lo que dimana de la historia contada por Nilda Rodríguez Alfaro, quien labora en la Empresa de Diseño e Ingeniería de Guantánamo, subordinada al grupo Empresarial de Diseño e Ingeniería de Cuba, perteneciente al Ministerio de la Construcción.
Refiere Nilda que hace ya varios años que ellos tienen implantado el perfeccionamiento empresarial. Y ello implica que una vez concluido el año y haber sobrecumplido el plan, con los indicadores requeridos, reciben un estímulo final por los resultados de la empresa.
Ahora deben pagar el estímulo de 2013, pero hay tres trabajadores de su colectivo que partieron en abril al exterior en misiones profesionales. Y en la entidad plantean que, por indicaciones del organismo superior, no tienen derecho a cobrarlo si no firman la nómina correspondiente de ese pago antes de que hayan transcurrido los tres meses de su emisión.
«Sabemos que no vendrán hasta después de haber cumplido los 11 meses de su misión —explica la lectora—, y ahora es que van a cumplir los tres meses. Ellos han dejado la autorización firmada a las personas designadas para cobrar dicho estímulo, que son los mismos que cobran mes tras mes sus salarios mientras se encuentran fuera del país».
La paradoja —según Nilda— es que esos tres compañeros aportaron a la empresa en 2013, y con su sobrecumplimiento y esfuerzo se ganaron el estímulo. Como si fuera poco, ahora representan a esa entidad y al Grupo en una misión profesional en el exterior.
¿No hay alternativa que no sea «castigar» a esos tres trabajadores por haber dado el paso al frente? En el edificio 15, apartamento 17, en el reparto Mártires de Granada, de la ciudad de Guantánamo, Nilda espera por una respuesta.
La historia que envía Carlos A. Pupo (calle 54 No.29, reparto La Loma, Las Tunas) bien podría explicar, entre otras razones, la tendencia al aumento de accidentes en camiones abarrotados de pasajeros que circulan en zonas rurales del país.
Cuenta Carlos que el domingo 22 de junio, a las ocho de la mañana, observó en la Terminal Ferro-Ómnibus de la ciudad de Las Tunas, cómo se cargaba con pasaje un camión de un porteador privado, con destino a Puerto Padre.
«No había quien verificara lo que se hacía. Las personas ya estaban hacinadas dentro del vehículo y, sin embargo, se seguía anunciando el viaje como si todavía hubiera capacidad. Al fin, el camión salió cargado con muchos más pasajeros que los que admitía. Y durante el trayecto continuó cargando personal».
Refiere Carlos que pasaron por los puntos ubicados a la salida de Las Tunas y en Vázquez, y también por otros dos donde estaban agentes de Tránsito, y nadie se interesó por verificar cómo se realizaba aquella transportación.
«¿Hasta cuándo se seguirán llenando de luto las familias cubanas por la negligencia de unos y la pasividad de otros? Nada justifica que se viole lo establecido, y menos arriesgar la vida de las personas», concluye Carlos.