Acuse de recibo
Recordarlo nada más es volver a indignarse con la Empresa Eléctrica: El 27 de noviembre de 2010, el camagüeyano Jorge González denunciaba aquí que desde el 15 de ese mes, cuatro familias, entre ellas la suya, permanecían sin servicio eléctrico, a pesar de todas las gestiones posibles.
Ese día 15 se produjo un cortocircuito en un tomacorriente de su vivienda, el cual quemó la cablería de la casa. Y acto seguido, se cayó la acometida que presta servicio a otros tres domicilios, la cual ya estaba en malas condiciones. Jorge llamó raudo al despacho provincial. Le dieron el número de reporte 60108, y le aseguraron que irían enseguida.
El día 16, llamó a las 10 de la mañana, y le dijeron que habían ido a las 2:30 a.m. Después, que a las 3:33 a.m. Y Jorge aseguraba que era incierto, pues estuvo de guardia ininterrumpida por 36 horas en el portal de su casa. Hizo un nuevo reporte, el 60251, y le aseguraron, una vez más, que irían. Pero no lo hicieron en todo el día.
El día 17, Jorge llamó a las 2:00 a.m. Al fin fueron, pero no tenían cables para cambiar la acometida, que estaba inservible. Y volvieron a mentirle cuando le anunciaron que estarían a las 7:00 a.m., con los cables requeridos. El día 20, cuando Jorge me escribiera, aún no habían aparecido. El afectado había hecho 20 llamadas al despacho y todo eran justificaciones. Incluso, el día 16, en una de las llamadas a las 3:25 p.m., la operadora le colgó el teléfono.
Al respecto, responde Ermidelio Isada, director general de la Empresa Eléctrica de Camagüey, quien concede la razón a Jorge, pues el reporte 60108 no fue atendido; y, para colmo, se canceló la queja sin haberse visitado al reclamante.
Hecho el segundo reporte, afirma, hubo también demoras innecesarias: al acudir a resolver la falta de servicio, tuvieron que buscar en los almacenes 70 metros de cable, pues los recursos del carro se habían utilizado ya con otros clientes.
Aun así, no se le dio seguimiento al caso «por mal funcionamiento del Despacho de Carga Eléctrica, lo que motivó demasiada demora en la solución», señala.
Precisa el director que se le aplicó una medida disciplinaria al despachador Alexander Pérez, consistente en la afectación de un cinco por ciento del salario devengado en ese mes y la pérdida total de la estimulación establecida en el sistema de pago.
Agradezco la respuesta, pero ni la afectación salarial del despachador paga el insulto, la desatención y la insensibilidad de tener a cuatro familias sin electricidad tantos días, sabiéndolo. ¿Y los jefes que debían estar al tanto de los reportes? ¿Estos no se reflejan al menos en un libro o un papel?
Mientras seamos tan indulgentes con quienes se desentienden de los pesares ciudadanos, mientras no tengamos sistemas de control que permitan seguir la ruta crítica de la atención a las quejas minuto a minuto, no se alcanzará el respeto y el rigor necesarios, ahora que se habla tanto de idoneidad.
Dice Benilde Guibert (Calle 184 No. 1313, entre 13 y 15, Siboney, Playa, que en la tienda por departamentos Flores del reparto homónimo, en ese municipio capitalino, reinan energías positivas.
«Soy cliente asidua de esa tienda, afirma, y me llaman la atención los buenos modales, el afecto y el trato cordial, el interés con que sirven a los clientes. No parecen vivir en este mundo. Son divinos».
Cuenta la lectora que encontró también la clave de esos trabajadores cuando conoció al gerente de dicha entidad: autoritario, pero no soberbio, firme, pero amable. Y felicita finalmente al colectivo, por la alegría y la corrección con que trabaja.
Finalmente, este redactor se disculpa con los lectores y con Luis Ángel González, subdirector del Programa energético de la Empresa Provincial de Servicios Técnicos, Personales y del Hogar de Granma.
La respuesta de este funcionario a una queja ciudadana revelada aquí, ya la había publicado el 5 de diciembre de 2010, y volví a reflejarla el pasado 5 de febrero. Fue un error involuntario, entre tanta carta que pasa por mis ojos.