Acuse de recibo
Un poco de azúcar, entre mucho amargor que recibe: así anuncia su historia Emilia López (Mayía Rodríguez 227, Santos Suárez, municipio capitalino de 10 de Octubre). Cuenta que su nieta recién culminó el décimo grado en el preuniversitario Raúl Cepero Bonilla. Y destaca de ese centro: orden, disciplina, preocupación por el uso correcto del uniforme y porque los padres estén informados del comportamiento docente y educativo de sus hijos.
«Qué decir del claustro docente», exalta. En específico los del grupo 25, el de su nieta. «Solo viéndolos se percata uno de que se está en presencia de MAESTROS. Y los dirige una maravillosa directora». Emilia da fe, porque es una abuela preocupada, quien visita periódicamente el centro. Y porque fue estremecida en lo más profundo cuando la joven, aquejada de una enfermedad, tuvo que ser operada en dos ocasiones en una pierna.
La primera vez fue en las vacaciones del año anterior, pero la segunda hubo que realizarla ya avanzado este curso. Era importante el reposo, y al sufrimiento de la enfermedad se unía la posibilidad de que la muchacha perdiera el año.
Emilia habló con Maida, la directora. «Y de ella recibimos comprensión, apoyo y estímulo. Pero esos atributos los encontramos en cada uno de los maestros de su grupo, y hasta de otros. Del profesor-guía, de Matemáticas, ni qué decir: estuvo pendiente del proceso de salud que se seguía con la niña. La visitaba y estimulaba constantemente».
La joven no podía subir los cuatro pisos para ir al aula, pero los profesores iban y le repasaban, para que pudiera realizar sus exámenes finales. Culminó exitosamente su décimo grado, y ello requirió un esfuerzo extra de los docentes. Todavía hoy la llaman para saber cómo sigue.
«Gracias a quienes hicieron posible este bien», dice Emilia. «Desde la recepcionista, la bibliotecaria y demás personal del centro, todos se sensibilizaron con nuestra situación. Es un ejemplo para quienes asumen el magisterio, y para cualquier otro trabajo que se relacione con el ser humano».
El pasado 13 de junio, Francisco Vives (Calle 96 No. 509, Playa, Ciudad de La Habana) denunció aquí que el centro procesador de alimentos XX Aniversario contaminaba hacía tiempo el vecindario, por la altura de sus dos chimeneas y la distancia de las viviendas colindantes. Y nunca tuvo colectores de hollín; sus capuchas sufrieron los embates de huracanes, y así quedaron.
Responde hoy Roberto Castellanos, delegado del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) en la capital, que el centro de elaboración pertenece a la Corporación CIMEX S.A. Y en abril de 2008 el CITMA supo del problema por la llamada de una vecina. Ese día se visitó el lugar y no se pudo contactar con la denunciante, pues su nombre y dirección no existían. Tampoco se pudo corroborar la queja: la chimenea estaba en el piso y su correspondiente caldera permanecía rota.
Los directivos del centro informaron al CITMA que la caldera se cambiaría por una más moderna. No obstante, se encuestó a otros vecinos, quienes no expresaron molestias en ese sentido.
Señala que supieron nuevamente del problema cuando se publicó aquí. Visitaron el centro, apreciaron que la chimenea no cumple con las normas técnicas y genera problemas en el vecindario, por la emisión de gases y partículas. Entonces, la Dirección municipal de Salud dio un plazo de 15 días para elevar la chimenea tres metros por encima de la altura del edificio más cercano.
Posteriormente, en otra visita, se observó que se adoptaban medidas para disminuir las afectaciones. CIMEX contrató los servicios de ALASTOR para esos trabajos, que ya se estaban acometiendo. CITMA contactó con Vives, quien manifestó su satisfacción. «Consideramos —precisa Castellanos— que el cumplimiento de las medidas dictadas y otras que puedan surgir para eliminar las afectaciones, contribuirán a mejorar las condiciones de vida de los pobladores del lugar».
Agradezco la respuesta del CITMA. Sería «descontaminante» que CIMEX, responsable del impacto medioambiental por tanto tiempo, explicara qué hace para eliminarlo, y por qué no lo asumió mucho antes.