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Las bolsas del misterio

Marisel Hidalgo se alarmó sobremanera. Y no era para menos. Las bolsas de leche para su nieto menor de dos años, que siempre venían litografiadas ahora estaban curiosamente transparentes.

La capitalina, residente en San José No. 422, entre Pocito y Luz, en Lawton, Diez de Octubre, comenzó el 22 de abril último una larga carrera de obstáculos. Su caso, que publicamos aquí el 8 de mayo, arrancaba en el punto de venta sito en Delicias y la Avenida Camilo Cienfuegos. Allí la administradora de la unidad le dijo que habían suministrado el producto con dos tipos de envase: unos con inscripción y otros, no.

Con el Departamento de Ventas de la fábrica Fernando Chenard Piña se comunicó telefónicamente la preocupada abuela. Le dijeron que el asunto ya estaba informado. En la Empresa de Comercio y Gastronomía municipal le prometieron que pasarían por la unidad donde se vendió el producto. Y, posteriormente, le afirmaron que poseían carta de la distribuidora según la cual la leche envasada en esas bolsas se distribuyó en Diez de Octubre. Además le sacarían fotocopias al documento para que en puntos de leche y bodegas los consumidores lo supieran. Pero nada quedaba claro.

Después, en el Departamento de Atención a la Población del Ministerio de Comercio Interior (MINCIN), la compañera Barbarita la alerta de que de ninguna manera le dé al niño la leche y que, en próximas ocasiones, no la compre si no está litografiada.

Susy, funcionaria de la Unión Láctea, llamó a Marisel y le dijo que de la fábrica le habían garantizado que ningún lote de leche había salido sin los rótulos necesarios. Que de todas formas no le diera el alimento al pequeño.

Sobrevinieron llamadas y gestiones. Nada en limpio sobre el enigmático asunto.

A propósito nos llegó el pasado día 14 la misiva de Noelio de la C. Díaz Fernández, director general de la Unión Láctea (UNILAC). Explica el directivo que desde el 19 de marzo de este año, la leche en polvo para los niños de uno a dos años, se ha estado distribuyendo en la capital en bolsitas sin impresión, debido a la no disponibilidad del material de envase con la inscripción establecida. Este es importado y han existido atrasos en su llegada al país, por limitaciones financieras.

«Esto se comunicó en carta emitida ese propio día a Comercio, por la Empresa Complejo Lácteo (Empresa que elabora el producto para este destino), para que se informara a la población. La Industria no cuenta con la tecnología necesaria en las máquinas de envase, para imprimir en la propia bolsa. Por lo que (...) se les coloca una pegatina o etiqueta, donde se declaran algunos elementos fundamentales para identificar el producto.

Lamentablemente, argumenta Noelio, la manipulación provoca que algunas de las pegatinas se desprendan, y el alimento queda sin información.

En la Fábrica Chenard Piña también se produce leche en polvo, pero para los niños menores de un año, especifica el dirigente. Cuando la abuela llamó a esta entidad el compañero que la atendió no se dio cuenta de que estaban hablando de un producto distinto e intentó tramitar la queja en vez de orientarle que llamara al Complejo Lácteo. Se desató así «el bien molesto “peloteo” a que fue sometida la compañera. Por ello, los trabajadores del Departamento de Ventas de la Chenard se disculparon con Marisel».

También es cierto —enfatiza el funcionario— que de la referida Fábrica no salió ninguna bolsa sin la impresión, por lo que es correcto que se le comunicara a Comercio de que allí no se habían producido bolsas transparentes. La compañera Susy —dilucida Noelio— no es funcionaria de la Unión Láctea, sino de la Oficina de Protección al Consumidor de la Unión de Empresas de Comercio y Gastronomía.

«Los compañeros de la Empresa Complejo Lácteo también visitaron a Marisel, le dieron los elementos necesarios; y la tranquilidad de que la leche no estaba adulterada. (...) Ya llegó a puerto un contenedor con el material de envase para este producto y se corre con los trámites aduanales para su extracción de inmediato.

«Le ofrecemos disculpas al resto de las personas afectadas, por no haber publicado antes una nota de respuesta», concluye el funcionario.

Agradecemos la misiva de la Unión Láctea; pero nos parece que aún hay cuestiones en este asunto que deben esclarecerse. Si la carta con la información sobre las bolsas fue circulada desde el 19 de marzo, ¿cómo es que no llegó al punto de venta donde compra Marisel? ¿Qué responsabilidad tienen quienes no ofrecieron un dato tan importante, que debía conocerse en la base? ¿Es posible que exista este problema con la comercialización de un producto para niños y en el Departamento de Atención a la Población del MINCIN no supieran nada? ¿Por qué ante situaciones como la anterior no se utilizan, además de los canales institucionales, los medios de comunicación para alertar a todos?

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