Acuse de recibo
EL 6 de septiembre, reflejé la carta de Katia Barceló (Estrella 851 esquina a Retiro, Centro Habana) sobre la falta de agua en esa zona, a solo tres cuadras de la céntrica avenida capitalina Infanta, precisamente después de la reciente inversión hidráulica en esta calle.
Katia refería que, ante el problema, los vecinos llamaban a Aguas de La Habana y las respuestas pasaron de razón en razón: «a sequía»… «una rotura en la bomba impulsora»… «se está investigando». Mientras, la entidad investigaba haciendo perforaciones. Ante las llamadas de vecinos, el jefe de los inspectores de Aguas de La Habana que los atiende envió un inspector al barrio, el cual se llevó consigo las quejas, por escrito. Luego, refería, se presentó una inspectora del Gobierno y dijo que buscaría respuesta. Varios días después la llevó: en Aguas de La Habana decían que era la sequía.
Cuando escribió, estando sin agua, Katia señaló que después se personó en el barrio otro inspector de Aguas de La Habana, «de instancias superiores», y dijo que «la calle Infanta quedó muy bonita, pero el trabajo no quedó bien; hay que romperla otra vez. Estamos a la espera de Viales para hacerlo».
Este redactor señalaba que por eso Katia y sus vecinos se deshacen en preguntas y rumores, y que si fuera verdad que habría que perforar en Infanta otra vez, después de tanto trabajo y recursos vertidos para pavimentarla, ¿cómo se explicaría, sin excusas ni pretextos, por qué la obra no surtió efecto? Y urgía por una información transparente y exhaustiva al respecto.
Al respecto, responde Avelino Guevara, director general adjunto de Aguas de La Habana, que la obra de Infanta procuró mejorar el servicio, mediante la rehabilitación de un kilómetro de tuberías desde el impulsor de Villarín hasta Carlos III; la sustitución de 1,1 kilómetros de tubería desde Amenidad hasta Carlos III, y la ejecución de 105 acometidas. Los trabajos se ejecutaron conforme al proyecto, y con las pruebas hidráulicas. La obra concluyó en tiempo récord y con calidad.
Cuando surge la falta de agua en Estrella y sus alrededores, la cual fue atendida desde el primer momento, asegura, los vecinos afectados asociaron el problema a la obra de Infanta. Los especialistas y trabajadores de Aguas de La Habana estaban seguros de que no había relación alguna, motivo por el cual mucho antes de que saliera publicada la inquietud de Katia, ya revisaban el sistema.
El estudio corroboró que «la obra de Infanta no era la causa de la falta de agua de la calle Estrella». Las razones eran una obstrucción detectada en el impelente del impulsor de Villarín el 7 de septiembre, y varias fugas de agua por un salidero en la intercepción de Retiro y Estrella, debido a la rotura de un tubo de seis pulgadas. Luego de suprimidos, se restableció el servicio. La información se le ofreció a Katia, apunta, y lo que no pudo precisarse fue qué inspector «de instancias superiores» dijo que había que romper la calle. Pudo haber sido de otro organismo que participó en los trabajos, alguien que sin la información técnica se expresara erróneamente.
Piensa Guevara que no debían expresarse criterios sin la consulta con los especialistas, y considera que este redactor ha dañado la imagen de la empresa y el esfuerzo de sus trabajadores ante Cuba y el mundo; al tiempo que recaba que, ante futuras quejas de este tipo, este servidor se dirija a la Dirección de la empresa para obtener más elementos.
Agradezco la respuesta. Lo importante es que se despejó una incógnita que flotaba entre los afectados. Y del celo por «la imagen», esta no se destruye aquí, sino que peligra cuando el afectado sufre y no encuentra solución; o al menos la veraz información, esa que ahora proporciona Avilio. Katia nadaba en las aguas inciertas del rumor y las contradictorias respuestas. Y no era culpa suya. Sobre «la consulta», es agua pasada, demasiado estancada para una columna que refleja las inquietudes de los ciudadanos. ¿Acaso la entidad no tiene aquí el derecho de responder, aclarar, y esclarecer?