Acuse de recibo
LA publicación hoy de la respuesta a la queja de Rosa María Quiñones —reflejada el 8 de mayo de 2009— corona una historia que deja unas cuantas lecciones y más de una interrogante hacia el futuro.
Comencemos por el detonante de aquel 8 de mayo: Rosa María llevaba nueve meses laborando como custodio de las canteras de Palo Seco, Guáimaro, en la provincia de Camagüey; que pertenecen a Ferrocarriles de Cuba. Le hicieron el primer contrato por seis meses; y consumado el lapso, le ajustaron otro por seis meses más.
La causa de la permanente provisionalidad laboral, en palabras de la lectora, era que «el jefe de personal refiere que ellos no quieren mujeres trabajando allí; que cuando aparezcan hombres para las plazas, nos tenemos que ir las mujeres».
A los tres meses del segundo contrato, contaba ella, salió embarazada. Entonces, el director le comunicó que tenía 15 días para irse del centro. La afectada aseguraba que reclamó a la Dirección de Trabajo, y a la Central de Trabajadores de Cuba en Guáimaro; y la respuesta era que nada se podía hacer.
Al respecto, recibí respuestas de Carlos Herrera, director de la UEB Vías y Puentes Canteras de Guáimaro; de Frank A. Pérez, director municipal de Trabajo y Seguridad Social, y de Oscar Rivero, secretario general de la CTC en la provincia.
Reconoce Carlos que después de haberse discutido el caso con la Dirección Municipal de Trabajo, «nos fuimos convencidos del mal procedimiento con la trabajadora y que ella tenía todo el derecho… Se habían cometido violaciones en la contratación por tiempo determinado, según lo establecido en la Resolución 8/05».
El 7 de mayo, agrega el directivo, fueron citados para volver a revisar el caso en la CTC Provincial… Se ratificó que Rosa María debía ser restablecida en su puesto, tarea esta que ya se estaba realizando.
«Pienso que casos como este —comenta el director del centro— no tenían que haber sido expuestos a la opinión pública; porque si la compañera hubiese canalizado su problema por las vías pertinentes… hubiera tenido la misma respuesta positiva de la administración. Quiero que sigan publicando casos importantes, pero se debe al menos consultar a los implicados»…
La contestación de Frank. A Pérez ratifica lo explicado por el Director de la cantera y relata que ante la preocupación de aquel «por la complejidad del trabajo que debía desarrollar la compañera, dadas las características de esa entidad», «se le argumentó con ejemplos la capacidad de la mujer cubana».
Detalla el directivo municipal que tenían que reintegrar a la trabajadora y crearle las condiciones laborales necesarias para la ejecución de sus funciones.
En la tercera respuesta se corrobora con lujo de argumentos la razón que le asistía a la agramontina. «Si vencido el término del período a prueba (en este caso los primeros seis meses) las partes no manifiestan su voluntad en contrario, se mantiene la relación laboral y se procede a suscribir el contrato de trabajo por tiempo indefinido.
«Tampoco están amparados legalmente para después de cubiertas las plazas, plantear que son preferentemente para hombres», sostiene Oscar Rivero.
Enfatiza el dirigente que además de reponerla en su sitio de empleo, a Rosa María se le están brindando todas las facilidades preferenciales como embarazada.
Mucho agradezco las misivas sobre el caso. Ojalá cada vez que se ventilaran sinrazones en estas líneas, los implicados dieran la cara así, con profesionalidad y espíritu de diálogo. Eso, consolida enormemente el prestigio de nuestras instituciones y el sano ejercicio de la democracia socialista.
A Carlos le aclaro lo que tantas veces se ha dicho en Acuse: ante la montaña de cartas que arriba, se hace imposible un mecanismo de investigación individual. Aunque si se pudiera, tal vez tampoco lo haríamos. Nos interesan el diálogo sin máscaras, los valores ciudadanos, los puentes colectivos para levantar la nación de todos. Y eso —aun a riesgo de ser falibles— solo se consigue confiando en los seres humanos.