Acuse de recibo
LEONARDO Martínez (Coronel Acebo número 50 entre Juan Bruno Contreras y Avenida de los Mártires, Ranchuelo, Villa Clara) relata en su carta que en el 2001 fue constituida allí una microbrigada social con afectados por el huracán Michelle, para que ellos mismos, al tiempo que hicieran su contribución al Estado, fabricaran sus propias viviendas.
Entonces, la presidenta del Gobierno municipal les explicó que, según lo establecido, debían entregar el 40 por ciento de las casas construidas al fondo estatal, y el 60 por ciento sería para ellos. Y lo comprendieron.
Cuando comenzaron, eran 25 hombres: debían entregar al Estado unas 12 viviendas para construir las de ellos. Y en estos ocho años ya han entregado 47 casas para damnificados de varios huracanes y dos escuelas, entre otras obras.
Con absoluta autoridad moral, Leonardo suscribe: «Nosotros hemos cumplido lo que se nos pedía y mucho más, con nuestro sudor y esfuerzo, pero faltamos siete microbrigadistas por casa, y no estamos en el Plan del 2009».
Los afectados han hecho varias gestiones con las autoridades en la provincia, y hasta ahora todo ha sido baldío. Comprenden las limitaciones materiales del país y que hay muchas viviendas afectadas por los dos últimos huracanes. Pero esgrimen con razón que ellos son igualmente damnificados y, sin embargo, no se sentaron a esperar soluciones, sino que se las han dado a otros con su trabajo. ¿Cuándo será su oportunidad?
A última hora...Me escribe con mucho fundamento la pionera Daniela Muñoz Barroso, estudiante de noveno grado de la secundaria básica Carlos J. Finlay, y residente en calle 13, edificio 416, apartamento 501, Vedado, en la capital.
La muchachita refiere que con los años los Institutos Preuniversitarios Vocacionales de Ciencias Exactas (IPVCE) fueron modificando sus objetivos, al punto de quedar como Preuniversitarios vocacionales, con mayores requisitos de exigencia docente que el resto de los bachilleratos en el país, pero facilitando que también se pudiera optar allí por carreras humanísticas.
Después de estar muchos años formando bachilleres tanto para las ciencias como para las letras, refiere, se decidió este año retomar el proyecto inicial de solo preparar a estudiantes que optan por las ciencias exactas.
El problema es que la decisión se ha tomado a pocos días de iniciarse los exámenes de ingreso para los IPVCE; y se les informó a los optantes y a sus padres cinco días después de lo que debió ser la última prueba, manifiesta.
«Por supuesto —señala Daniela—, esta información de una medida ya establecida causó gran impacto en nosotros, los que llevábamos un año o más preparándonos para los exámenes y anhelábamos carreras de letras, pues además se decidió que a esos institutos no llegarían plazas de carreras de Humanidades.
«El sueño de muchos ha sido frustrado en un abrir y cerrar de ojos. Muchos ahora no sabemos qué hacer. No somos más que adolescentes en una etapa difícil de nuestras vidas, que aún no sabemos lo que queremos. Nos han hecho firmar un papel donde aceptamos que haremos los exámenes conscientes de que luego tendremos que optar por carreras de Ciencias.
«¿No podían simplemente haberlo informado un año antes o en el próximo curso, para alertar a los estudiantes de octavo grado?», concluye Daniela.
HonradezSandra Vivó (calle 23 número 679, apartamento 83, Vedado, Ciudad de La Habana) cuenta que el pasado 22 de abril, a la salida de la TRD Almendares, a su compañero de trabajo Rolando Campis se le cayó la billetera con 370 pesos y 27 CUC, además de documentos identificativos. Y la misma fue hallada por Juan La O Sánchez, residente en calle 22 número 268, apartamento 15, entre 17 y 19, en el Vedado.
En menos de dos horas, Juan se trasladó al municipio de Cerro, donde vive Rolando, a devolverle, íntegramente, la billetera con su contenido.
«Acciones como esta —afirma Sandra— muestran la sensibilidad y honradez de Juan La O, lo que nos permite aseverar que, aun cuando enfrentamos tiempos difíciles, persisten y persistirán en nuestra sociedad la honradez y la solidaridad humana, como valores de nuestra Revolución. A Juan, un agradecimiento y gran respeto de Rolando Campis y todos sus compañeros», concluye.