Acuse de recibo
El pasado 11 de abril reflejé la denuncia de Marilyn Brito, de Sol 61, entre Inquisidor y Oficios, La Habana Vieja: Ella contaba que el 24 de diciembre de 2007 se produjo un derrumbe parcial en el baño colectivo de ese edificio, justo al lado de su habitación, y con ello desprendimientos en la pared colindante.
Fueron a la Unidad Municipal Inversionista de la Vivienda, y el arquitecto de la comunidad hizo el dictamen técnico indicando apuntalamiento. Más de tres meses después, aún esperaban por que este se realizara.
Ahora, responde Ivette Pérez Vuelta, directora de la Unidad Provincial Inversionista de la Vivienda, que «el apuntalamiento es una actividad que siempre reserva casos pendientes, pues el material madera aún es crítico dentro de nuestras posibilidades, y lo existente tenemos que dosificarlo entre lo planificado y los derrumbes diarios, que oscilan entre uno y tres, y por su envergadura siempre requieren de esa acción especializada».
La directora asegura que no han olvidado a Marilyn, y explica que como el de ella, hay miles de casos en la capital. «De hecho, argumenta, contamos con un inventario de 984 edificaciones con 7 997 unidades físicas, en estado crítico, que alojan a 25 666 personas».
Precisa que se inició un plan con el MICONS para demoler esas edificaciones e iniciar la construcción de edificios. Ya se trabaja en el inicio de 500 apartamentos que servirán de despegue, señala, y le pide a Marilyn que no desespere, pues «el Gobierno y las entidades de la Vivienda en la capital trabajan en estrategias de solución al problema habitacional, con la claridad absoluta de que los resultados se irán logrando escalonadamente, pues dependen no solo de líneas de necesidad, sino de respaldos financieros que permitan la concreción».
Refiere que revisarán, dentro de las prioridades, dicha ejecución. Y recomienda a los vecinos que cumplan con las medidas orientadas por el Consejo Popular y la Defensa Civil, ante cualquier evento climatológico.
Agradezco la respuesta. Está claro que el problema es muy grave y de larga acumulación. Pero es lógico que quienes habitan los sitios más críticos y peligrosos desesperen, y busquen una luz de esperanza, atención e información, cuando consideran que sus vidas están en peligro.
La segunda respuesta de hoy la da Sergio Paz, director comercial de la Empresa de Componentes Electrónicos de Pinar del Río, a raíz de la queja del capitalino Alberto Eloy Pérez, reflejada aquí el 6 de abril pasado: él adquirió el 16 de enero de 2007, por 23 CUC, un protector eléctrico MOD 302/AA, fabricado en la empresa pinareña, para usarlo con su aire acondicionado. Y cuando lo instaló estaba defectuoso.
En la tienda donde lo compró, le orientaron llamar al teléfono de DITEL, que aparece en la garantía. Pero ya el sitio no existía, se habían mudado. Al fin llamaron a la empresa en Pinar. Un representante de DITEL en la capital fue a la casa de Eloy Alberto el 1ro. de agosto y llevó un protector de uso, pero el mismo marcaba bajo voltaje. Cuando me escribió, el cliente llevaba siete meses esperando porque se le hiciera justicia.
Ahora el director comercial responde que quienes atendieron al cliente reconocen que el tratamiento no fue correcto, y por ello fueron amonestados públicamente en su colectivo, con el compromiso de que situaciones tales no pueden repetirse. El 10 de abril se visitó al cliente en su casa y se resolvió su problema.
Explica Paz que la garantía de esos protectores es de un año contra defectos de fabricación y no por causas ajenas como descargas eléctricas, problemas en la línea o incorrecta manipulación. Y se cubre por la propia tienda mediante el cambio del protector. En el caso de que no lo tenga la unidad, debe devolver el importe, previa presentación de la garantía y el talón de compra.
Manifiesta que desde 1990 han comercializado ese modelo, y las devoluciones no sobrepasan el uno por ciento.
Ojalá no se repita tal historia, porque una empresa de excelencia debe garantizar la información requerida y el trato exquisito al cliente no solo en la promoción de sus productos, sino en el servicio de posventa. De lo contrario, esa empresa pierde crédito y respeto social.