Acuse de recibo
«Los ojos de un niño merecen todo el celo del mundo», dije aquí el 30 de enero pasado, cuando reflejé el drama de Yannis Ramírez con su hijo Dannis, en Jiguaní, provincia de Granma.
Entonces, Yannis contaba que Dannis, de tres años, padece de fotofobia, muy bien atendida por los especialistas. El niño no ve en la claridad, y en el círculo infantil al cual asiste, le orientaron a la madre que lo llevara al Centro de Diagnóstico y Orientación (CDO) correspondiente.
Hecha la valoración del CDO, le indicaron que se presentara en la Dirección Municipal de Trabajo y Seguridad Social, para que allí sopesaran la posibilidad de liberarla de su trabajo, y dedicarse a atender al niño. La funcionaria que la atendió le solicitó otra valoración, en este caso de la educadora del círculo infantil. Y la madre volvió a Trabajo... con los documentos requeridos. Le comunicaron entonces que ya eso estaba hablado con la Dirección provincial. Le iban a situar una persona para cuidar al pequeño si se decidía sacarlo del círculo infantil.
Yannis es madre soltera y vive con ese y otro hijo junto a sus abuelos, dos ancianos con más de 80 años, en una casa con pésimas condiciones muy cercana a un río, en un barrio rural. El niño es muy inquieto y la madre no está tranquila cuando permanece en su trabajo.
En la Dirección de Trabajo, la funcionaria le solicitó que entregara la valoración de la defectóloga, el certificado médico del especialista y su consideración. Ella los llevó, y le dijeron que los documentos irían para la Dirección Provincial de Trabajo, y una comisión la visitaría en su casa.
Pero habían transcurrido más de ocho meses cuando Yannis me escribió, y aún en la Dirección de Trabajo no le habían dado respuesta, a pesar de sus múltiples indagaciones por allí. Fue en noviembre de 2007 cuando, según su carta, la funcionaria le dijo algo concreto: se habían perdido los documentos. Yannis estaba desesperada cuando decidió confiarme la historia que reflejé el 30 de enero y acabo de resumir.
Sobre el asunto, señala en una carta Fernando Martínez, director provincial de Trabajo y Seguridad Social en Granma, fue investigado el caso. Y revela que en la Dirección Municipal de Trabajo y Seguridad Social se analizó entonces la posibilidad de liberar a Yannis de su trabajo, para que se dedicara al cuidado de su hijo, si el caso cumplía los requisitos.
Precisa que «pudo comprobarse que los documentos no se perdieron. Al solicitarlos la interesada, se le planteó que era preciso buscarlos, ya que a la Dirección de Trabajo, por tener pésimas condiciones de local, le habían entregado otro, y se encontraban acomodando la documentación».
No obstante, asegura Martínez, «debió hacerse un análisis integral del caso, respondérsele a la compañera y orientarle de inmediato qué protección podíamos brindar al núcleo, en el momento en que le fuera imprescindible dejar de trabajar, considerando, además, que convive con sus abuelos, adultos mayores».
Subraya el director que, «teniendo en cuenta la responsabilidad de la subdirectora de Seguridad Social de Jiguaní que atendió el caso, al no realizar el análisis pertinente de la situación del núcleo familiar, y no informar como correspondía a la compañera, se le aplicó la medida disciplinaria de democión definitiva del cargo a un puesto de inferior categoría».
Y en cuanto a la atención al caso, dado que la documentación especializada acerca del pequeño no refiere una discapacidad severa, pero el padecimiento sí le impide continuar en el círculo infantil, se valoró excepcionalmente la situación de Yannis, que debe permanecer cuidando al pequeño por el momento. Por ello se determinó brindarle una protección de Asistencia Social, hasta que se modifiquen las actuales circunstancias y el menor pueda acceder al sistema educativo, lo cual requerirá de diagnósticos futuros.
Agradezco la solución del caso, porque la respuesta institucional defiende con hechos ese principio de que «los ojos de un niño merecen todo el celo del mundo».