Acuse de recibo
Manuel A. Vale Marrero, presidente del Banco Metropolitano, me escribe para esclarecer definitivamente el enigma de la tarjeta magnética con que cobra su jubilación la señora María Magdalena Capetillo, quien relatara aquí el pasado 14 de julio sus fracasos continuados durante dos meses, para percibir su pensión mediante ese moderno sistema.
María Magdalena, vecina de Juan Lefont 18, en el conocido barrio capitalino de Santos Suárez, denunciaba que entre mayo y junio pasados, en cinco ocasiones intentó infructuosamente extraer el monto de su jubilación con la tarjeta nueva, en el cajero automático de la sucursal bancaria de Juan Delgado y Lacret. Y la respuesta digital era siempre que la misma no tenía asignado dinero. «No puedo seguir así», sentenciaba la señora, preguntándose por dónde andaría el dinero que le correspondía. Quién sabe si ya especulaba sobre un robo «digital».
Ahora el presidente del Banco Metropolitano aclara que, apenas leyó la queja en esta columna, se personó en el domicilio de María Magdalena, primero que todo a ofrecerle disculpas en nombre de la entidad, y para prometerle que se investigaría el asunto.
Al respecto, pormenoriza la causa del problema: María Magdalena y otra clienta del banco poseen, increíblemente, el mismo Número de Identidad Permanente (NIP). Y en mayo y junio, al habilitarse las nuevas tarjetas por medio del NIP al que está asociado el pago, el primer número que se encontró fue el de esa otra persona.
Precisa Vale que visitó de nuevo a la señora afectada, y también a la clienta con idéntico NIP, y pudo comprobar en sus respectivos carnés de identidad que poseen la misma numeración identificativa. A ambas se les recomendó visitar las oficinas del Carné de Identidad para subsanar dicho error, e informar a sus respectivas sucursales inmediatamente, y así evitar un nuevo tropiezo de ese tipo.
Aclara el presidente que no obstante el contratiempo tecnológico, en mayo y junio María Magdalena pudo cobrar su pensión por la caja tradicional del Banco. Y ya en julio volvió a obtener su dinero mediante el cajero automático.
Vale lo que Vale hizo: el presidente de una institución bancaria podrá tener muchas responsabilidades y ocupaciones, pero un solo anciano que tenga problemas con el cobro de su jubilación es cuestión de primer orden, porque ahí va en juego también la profesionalidad y el prestigio de esa entidad.
La segunda respuesta la envía Mario Aldama Travieso, gerente del Equipo de Atención Territorial Centro, de TRD Caribe, a la denuncia hecha aquí el 15 de junio pasado por Mayra Mejías Nieves, acerca de irregularidades con los horarios de la unidad La Camagüeyana de esa cadena, en el reparto Martí, del capitalino municipio de Cerro.
Refiere Aldama que hasta el 21 de mayo pasado se había reajustado el horario de la unidad, y aclara que la misma transitó por un proceso disciplinario por parte del Equipo de Atención Territorial desde marzo de 2007, por lo cual fueron separados de esa cadena algunos trabajadores. Y ello conllevó a que se cerraran algunas áreas para la realización de inventarios al ciento por ciento de la mercancía y cambios en el personal.
Ello, unido a inestabilidad como consecuencia de certificados médicos y licencias de maternidad, provocó que en esos momentos no se contara con personal preparado para cubrir las plazas vacantes. Por eso se corrieron los horarios de apertura y cierre, «siempre manteniendo informados a los clientes», asegura el gerente.
Precisa Aldama que agradecen las críticas y sugerencias, y para ello cuentan con un sistema de protección al cliente expuesto gráficamente en todas las unidades comerciales, que incluye la atención in situ y también los teléfonos a los cuales dirigirse ante cualquier irregularidad.
Y acompaña la carta con opiniones firmadas allí por los clientes, en las que predominan los elogios sobre el servicio, el trato y la amabilidad de sus trabajadores; pero también aparecen criterios como «el horario de atención termina muy temprano», «deben prepararse mejor los vendedores, y no contratar solo por apariencia, sino por preparación» y «tenemos que buscar soluciones a los problemas, no cerrar la tienda, ya que es la única en el reparto».