«Entonces supe que mi hijo se estaba haciendo adulto, esa dolorosa metamorfosis en que tan necesitado está el ser humano de cariño y comprensión...»
Entre nosotros se destacaba por su gracia natural, Israel Coba, «El ciego», al que llamábamos así porque padecía de cataratas congénitas, con un pronóstico desfavorable de un oculista famoso
Como médico no puedo hacer nada por él, pero como aficionado a la escultura estoy dispuesto a inmortalizarlo con la más original estatua ecuestre que personaje alguno haya soñado
Cada vez que alguien nuevo llegaba a la sala de la mesa verde no faltaba la pregunta de Domingo Mecha: —Enriquito, dile a este: ¿Qué vas a ser tú cuando seas grande?
Y ante la sorpresa del recién llegado, en vez de decirle que iba a ser médico o piloto, respondía con la mayor naturalidad: —¿Yo? Un jodedor cubano
Se sentaba detrás del mostrador, acomodado en su viejo taburete,y se ponía a leer el periódico, de grandes caracteres asiáticos, entrecerrando aún más sus pequeños ojos rasgados
No tengo una idea precisa de cuándo tuve, por primera vez, conciencia cierta de la existencia de mi madre...